miércoles, 23 de julio de 2014

¿CAMBIAMOS?


Me da la impresión de que, el excesivo racionalismo y la falta de sensibilidad nos está llevando a la posibilidad de que el mundo se convierta en un verdadero páramo emocional, a pesar de los grandes avances tecnológicos de los últimos tiempos...

Necesitamos"cambiar", hacer cosas nuevas, inteligentes e interesantes que reconduzcan la situación. Existen ya muchas personas y Movimientos que no permanecen pasivos, sino que procuran aportar algo al bien común. Uno de estos Movimientos se llama el "Millonésimo Círculo" y proclama que cuando un número considerable de personas cambian su forma de pensar y de comportarse, la cultura lo hace también y comienza una nueva era.

Yo me atrevo a aportar mi granito de arena y propongo que empecemos con dos cosas (naturales y sencillas) basadas en el sentido común: retomar el placer de la conversación y de la risa.

Ahora que estamos en pleno verano y que tenemos más tiempo libre, ¿por qué no retomamos la buena costumbre de reunirnos para conversar? Una buena conversación no es una sucesión de monólogos sino una interacción muy productiva. No consiste en debatir ni en disputar; tampoco es un diálogo, sino un intercambio de sentimientos, informaciones y pensamientos en el que la interacción personal es más importante que el hilo conductor. No tiene por qué tener una dirección concreta. Los temas aparecen y desaparecen y se salta de uno a otro con la mayor libertad. Recordemos que, en el siglo XVIII la conversación se convirtió en todo un arte y llegó a su máximo apogeo.

 Por otra parte, "reírse" es elevarse por encima de las cosas, en vez de dejarse hundir por ellas. La risa es una expresión de alegría, un sentimiento vital positivo que relaja la tensión y hace que todo parezca más fácil. Compartir la risa crea una atomósfera de amabilidad, despreocupación y aceptación de la vida totalmente natural y espontánea...

En el momento que vivimos el "ser escuchado" es un verdadero lujo porque hace que nos sintamos comprendidos y que de verdad podamos compartir lo que llevamos dentro. Prestar atención a lo que se nos dice es el mejor y mayor acto de consideración hacia los demás. Si procuramos que ambas cosas funcionen de forma sinérgica, el resultado será fructífero para ambas partes. Todo ello, aderezado con fina ironía y sentido del humor, nos puede hacer sentir francamente bien...

Este pequeño cambio puede actuar como una piedrecita que se arroja al agua y hace un primer círculo, será una influencia que se explandirá como los anillos concéntricos y, cuando nos queramos dar cuenta, la influencia se habrá extendido hasta límites insospechados.

Nos lo podemos plantear como un pasito evolutivo y sacarle un buen rendimiento al descanso...




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