martes, 1 de julio de 2014

MONET


Monet es uno de mis pintores favoritos y, además, le admiro porque fue capaz de cumplir su sueño en vida y dejarlo para la posteridad.

Al norte de Francia, en la alta Normandía, en la ribera occidental del Sena y a unos 80 kms de París, se encuentra "Giverny", localidad a la que se trasladó en 1883. Primero alquiló una casa y más tarde la compró. La pintó de rosa con las ventanas azules e instaló su taller de pintura en el granero. La huerta y el jardín eran sus lugares favoritos.

Pintaba "à plein air" (al aire libre), bajo la luz del sol. Plasmaba los efectos de la luz sobre los objetos, los cambios, las vibraciones... por eso su pintura me transmite una vitalidad llena de armonías.

"El motivo, para mí, es del todo secundario, lo que quiero representar es lo que existe entre el motivo y yo".


 
Amante de la cultura y el arte japonés, construyó un jadín "a la oriental" con un puente y con nenúfares. Allí se dejaba iluminar por una luz limpia que incidía en el agua y en todo lo que le rodeaba, lo que le llevaba a crear verdaderas sinfonías cromáticas.

Sabía que la luz varía con el paso del tiempo y que se producen múltiples efectos que él intentaba rescatar con su ágil y rápida pincelada.


          Durante toda su vida se mantuvo fiel al Impresionismo.

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