sábado, 30 de agosto de 2014

POMANDER

Pomander (pomme d´ambre: manzana de ámbar) era una bola dorada que llevaba dentro bolitas de ámbar gris, almizcle y algalia. Desde la Edad Media hasta mediados del siglo XVIII , las damas llevaban "pomos perfumados" colgados del cinturón, que inhalaban con frecuencia para protegerse de otro tipo de fragancias y del contagio de ciertas enfermedades. Del mismo modo, su ropa desprendía un aroma agradable al caminar y purificaban la atomósfera al pasar... Teniendo en cuenta que la mayoría de los tejidos no se podían lavar, cuidaban en extremo la limpieza de la ropa interior, que se lavaba con regularidad junto al ajuar de la casa (toallas, paños, mantelerías...). También ponían especial cuidado en los paños de las capillas.

Catalina de Aragón poseía un pomo de 1530 y su hija, María Tudor, tenía grandes cinturones de orfebre que sujetaban al final uno de ellos.

Me encanta lo que dice Patrick Süskind en su libro "El Perfume" "Y una vez en su interior, el perfume iba directamente al corazón y allí decidía de modo categórico entre inclinación o desprecio, aversión o atracción, amor u odio. Quien dominaba los olores, dominaba el corazón de los hombres" .

Y es que, la sensación de que "el buen olor" preserva la salud viene de que se le relaciona con lo pulcro, limpio y bello, por eso no es de extrañar que estas preciosas bolitas confeccionadas con   ricos metales y maravillosos adornos sirvieran también para atraer a los demás y dar seguridad a la persona que los portaba. Lo mismo ocurría con  los búcaron florentinos, llamados "boules de senteurs", que no sólo adornaban las estancias sino que las aromatizaban y purificaban el ambiente.

Fueron los árabes los que empezaron con una naranja cuya corteza quedaba completamente revestida de clavos de clavel, dejando el menor espacio posible entre uno y otro. Se introducía en el horno, ligeramente templado, durante toda la noche y a la mañana siguiente la corteza seca mantenía todas las propiedades y emanaba unas deliciosas fragancias. Fue a través de las Cruzadas como llegó a Occidente, lo cual fue un signo de refinamiento entre las clases más altas y más tarde se fue popularizando (para beneficio de todos).

 Incluso Tomás Moro poseía una magnífica colección de pomanders y en una de sus citas afirmaba: "Dichosos los que saben mirar seriamente las cosas pequeñas y tranquilamente las importantes, ellos llegarán lejos en esta vida".

martes, 26 de agosto de 2014

UNA VIAJERA VICTORIANA

Susan Hale fue una escritora anglosajona que escribió un relato de viajes novelado cuyo título era "A family flight through Spain" (1883). Este libro no suele aparecer en las antologías o estudios sobre viajeras, a pesar de que tanto la biografía de la autora como su obra son muy interesantes.

Plantea el concepto del viaje, de cómo y por qué se viaja. Se percibe una mezcla de ideas transgresoras y emancipadoras con otras convencionales y colonialistas propias del postcolonialismo. No es un puro relato de viajes, sino que alterna la realidad con la ficción.

En el siglo XIX hubo cambios sociales, económicos y políticos así como grandes avances tecnológicos, sobre todo en el transporte. Se hizo así posible que "el grand tour" (recorrer toda Europa) propio de los jóvenes de las clases altas, se hiciera accesible para las clases medias, lo que supuso un gran avance y se dio paso al viaje de ocio o de placer (y no al simplemente educativo o científico) marcando el comienzo del turismo moderno.

En aquél momento creció el interés por los libros de viajes, pues eran guías y ventanas al mundo. Para las mujeres fue muy importante la popularización del viaje y su literatura pues les permitió salir física o metafóricamente de la esfera estrictamente privada en la que estaban confinadas.

Además de las cartas y las novelas sentimentales, los libros de viajes eran considerados de género menor (apto para mujeres), pero ellas tuvieron la habilidad de introducir y expresar, a través de ellos , sus conocimientos científicos, etnográficos, históricos, artísticos o culturales

El viaje a España era un tema recurrente, pues en ella encontraban   un universo radicalmente distinto al suyo en el que lo cotidiano podía sorprender hallando en lo primitivo, la magia de lo árabe, la sobriedad de lo medieval cristiano y la leyenda de las catedrales góticas, un aliciente enorme.

Aunque cuando Susan vino a España ya había pasado el Romanticismo y se estaba más en el Costumbrismo realista, ella buscaba lo antiguo, lo mítico, lo pintoresco... Aprendió español para poder comunicarse directamente con la gente, comía los mismos platos y se trasladaba sin difcultad de unos lugares a otros, a pesar de sus incómodos y encorsetados vestidos y su abundante equipaje de maletas y baúles...

Independiente y autónoma, como el resto de su cultivada familia, además de viajar realizaba otro tipo de actividades intelectuales (literatura, teatro, pintura, conferenciante...) y deportivas (nadaba, montaba a caballo, hacía ejercicio en plena calle).

Pero lo que más me gusta de ella es que no era feminista sino que con su estilo de vida y peculiar forma de estar en el mundo, demostró a los demás (y a sí misma) que se podían hacer las cosas de otra manera y, además, de forma práctica pues en todos sus escritos no sólo aportaba información útil y divertida sino que impulsaba a sus lectores a llevar a cabo una vida más dinámica e interesante.







EL SILENCIO

¡Qué importante es el silencio! Pero, si nos preguntamos ¿qué es el silencio?, pues la primera piedra del templo de la sabiduría.

Es muy importante el conocimiento y la práctica del silencio, "ese recatado silencio de la cordura" del que hablaba Baltasar Gracián.

La cordura, la prudencia, se caracteriza por saber manejar el valor del silencio fecundo, el que da tanto. Generalmente, va unido a la sensatez y a la sencillez y es el elemento en el que se forman las cosas más grandes.

A medida que voy madurando, me doy cuenta de que el universo es el mayor y más evidente ejemplo de grandeza que sigue formándose y evolucionando en ese silencio de las inmensidades y de los siglos callados...

Me encantan las personas que saben callar, observar, guardar silencio y no hablar cuando lo que piensan decir no es mejor que el propio silencio.

Saber discernir y saber cuando es tiempo de callar o de hablar es determinante para caminar con buen pie por la vida.

Nada fortalece el alma como el silencio dentro y fuera de uno mismo, sobre todo en los momentos más críticos.

Decía Ramón y Cajal: "de todas las posibles reacciones ante la injuria, la más hábil y económica es el silencio", esa incomparable elocuencia de los que han sufrido, pero han sido fortalecidos con la experiencia del sufrimiento superado.

Por otra parte, ante personas tóxicas, imposibles, demoledoras y destructivas "el silencio mudo" es el mejor y más eficaz antídoto. Con este silencio mudo damos a entender al contrario que callar equivale a pasar por completo de lo que piense, haga o diga, porque nos resulta absolutamente indiferente. Nadie puede hacernos daño sin nuestro consentimiento y si quien se supone que va contra nosotros se encuentra con un "no existes para mí", con una total indiferencia, no le queda más remedio que la retirada.

Todavía estamos en verano, tenemos más tiempo para tomarnos la vida con tranquilidad y poder reflexionar sobre temas muy importantes que se van dejando de lado pero que resultan imprescindibles a la hora de recuperar el tiempo perdido y prepararnos para la siguiente estación...

lunes, 25 de agosto de 2014

LA SONRISA

"La sonrisa es una verdadera fuerza vital, la única capaz de mover lo inamovible" (O. S. Marden)

Bécquer decía: "por una mirada, un mundo, por una sonrisa, un cielo..."  y yo creo que tenía toda la razón porque cada vez que sonreímos ofrecemos el aspecto más saludable, favorable y gozoso y generamos en nosotros y en los demás altas dosis de "serotonina" potente activador natural de alegría de vivir y de bienestar.

Pocas actitudes y cualidades han sido más bendecidas por filósofos y grandes pensadores de todos los tiempos como la sonrisa franca, la risa tonificante o la carcajada desinhibidora y revitalizadora. Hawks escribió: "sólo hay en el mundo tres cosas de valor: ser bueno, hacer el bien y manifestarlo con plácida sonrisa".

A lo largo de la vida he ido descubriendo el poder de la sonrisa como actitud en la vida cotidiana. Aquéllas personas que sonríen son más sanas, las cosas les salen bien, se sienten cómodas y, además, es el idioma universal de la gente inteligente. Si uno se puede reír de aquello que le hace llorar, lo va a superar con mucha facilidad.

La risa es la distancia más corta entre dos personas pues allana caminos, acerca posturas y activa la empatía. Cuando alguien sonríe se convierte en luz y alegría y todo su ser, de forma integral, ofrece una mágica y espectacular admiración, siempre que su sonrisa sea espontánea, natural, inteligente y vitalista, no esa risa tonta que no viene a cuento y que es propia de tontorrones sin la menor gracia... (no hay mayor necedad que reír tontamente).

Sonriendo mostramos afabilidad y reconocimiento hacia los demás, pero la risa requiere su lugar y momento. Hasta en el reír hay que aplicar el sentido común, pues la prudencia aconseja que no nos riamos fuera de lugar y en momentos que pueda resultar ofensiva o de mal gusto.

No esperemos a ser muy felices para sonreír. Adoptemos la sonrisa como el mejor atuendo con el que podamos presentarnos, la flor más bella que podamos ofrecer, el halago más cálido, el mejor regalo... además, para nosotros, es el mejor reconstutiyente y el anisiolítico más eficaz.


miércoles, 20 de agosto de 2014

LA MARQUESA DE PARABERE

Toda la vida he oído en mi casa hablar de la famosa Marquesa de Parabere, que se llamaba María Mestayer Jacquet (1887). Pertenecía a una familia muy conocida de Bilbao y viajó por toda Europa junto a sus padres, conociendo a personajes notables de su tiempo, como Marcel Proust o la princesa Tatiana (entre otros).
Desde muy pequeña, su padre (cónsul francés y amante de la buena mesa) la introdujo en el mundo de la gastronomía, llevándola más tarde a magníficos restaurantes. Pero no sólo eso, sino que contaban con una buena y nutrida biblioteca, siendo la combinación de buenos medios y su curiosidad innata lo que la condujo a convertirse en voraz lectora y auténtica experta en historia y gastronomía (sus dos pasiones).

Casada con el abogado Ramón Echagüe y Churruca, madre de ocho hijos y llena de ingenio, gracia y personalidad ("txirene") llevó una vida muy distinta a la que se esperaba de alguien de su posición. Al poco tiempo de iniciar su vida de casada, se dio cuenta de que la mejor manera de que su marido viniera a casa a comer y no se quedara en su club, era haciendo ella misma platos deliciosos (con resultados óptimos...).

 Gran aficionada de la literatura gastronómica adquirió una serie de recetarios franceses, visitó los templos de la gastronomía y mantuvo una gran amistad y estrecha correspondencia con los mejores cocineros. Una vez que se vio realmente capacitada y preparada para hacerlo, se puso a dar clases de cocina en la parraquia bilbaina de San Vicente.

Ella misma se fue convirtiendo en una estupenda escritoria culinaria. Primero, escribió muchos artículos y más tarde llegó a ser la autora de los libros de cocina más importantes del siglo XX en España.

Sus artículos, recetas y comentarios históricos sobre la cocina se publicaron en el Excelsior (Bilbao), El Diario Vasco (San Sebastián), la Nación (Buenos Aires)... y siempre firmaba como Maritxu.

También colaboraba con Acción Catolica y daba sus clases en conventos y sociedades de emakumes (mujeres).

Más tarde, saltándose los prejuicios sociales y no estando muy de acuerdo con la mentalidad de su marido, se trasladó a Madrid para abrir su propio restaurante de lujo, "El Parabere", con la fatalidad de que, a los pocos meses estallaba la Guerra Civil en España viéndose obligada a cerrarlo.

Mujer de coraje y tesón admirables, repitió la experiencia, pero en la postguerra era imposible mantenerlo y, de nuevo, tuvo que abandonar el proyecto...

Se retiró a su domicilio madrileño y siguió escribiendo libros de cocina y colaborando en numerosas revistas. En ellos plasmaba que era una mujer culta, refinada, educada y discreta. Sus libros, además de estar perfectamente documentados, tenían una auténtica vocación pedagógica.

A pesar de que ella no era marquesa, tuvo el acierto de adoptar el título de una antepasada francesa que escribía sobre temas culinarios en Versalles. Pero, de toda su obra, el libro más completo e importante es "La Cocina Completa".

Admiro profundamente a estas mujeres que tuvieron la habilidad de "salir al ruedo" a través de temas aparentemente domésticos, pero cuyo profundo calado permanece para la eternidad. Romper barreras, despejar nieblas, hacer lo que uno cree que tiene que hacer, es algo que nos enriquece a todos a corto, medio y largo plazo... Como dicen los americanos: "el que tenga la cualidad, que tenga la oportunidad" y yo me permito añadir: "el que tenga la cualidad que no deje pasar la ocasión".



lunes, 18 de agosto de 2014

EL SOSIEGO

"El mayor bien es la paz y la tranquilidad del alma" (San Juan de la Cruz).

El verano es una ocasión única que nos facilita mucho las cosas para aprender a sosegarnos, aquietarnos y aplacarnos, mitigando así las alteraciones viscerales de nuestro ánimo y el ímpetu. La calma es uno de los pasos necesarios para llegar a senirse en paz con uno mismo.

Buda decía que "el supremo sosiego es la suprema sabiduría" y es cierto. Pocas habilidades son más necesarias que la calma y la paciencia porque nos llevan al autocontrol y a medir las consecuencias de lo que decimos y hacemos. Debería ser una actitud en la vida cuyo aprendizaje empezara desde la más tierna infancia.

Las personas verdaderamente grandes y bondadosas de todos los tiempos, que son luz y guía, baluarte seguro y referente, emiten una energía contagiosa y mágica que es producto de su calma y sabiduría esencial.

Estoy intentando controlarme, ser más sosegada, potenciar ese "silencio fecundo" que tanto me cuesta lograr. Intento conseguirlo porque lo necesito, porque me siento mal cuando el contrario me lleva a su terreno y controla mi vida con sus provocaciones y yo no consigo dominarme y calmarme.

En el fondo sé que todo esto, acerca de lo estoy reflexionando, es la mejor forma de descansar yendo de acuerdo con el ritmo natural de la estación en la que estamos y, además, sé que es terriblemente práctica a la hora de que mi organismo se prepare para afrontar los rigores del otoño...

viernes, 15 de agosto de 2014

PERSEPHONE

Persephone Books es una librería-editorial que reimprime libros de escritores olvidados del siglo XX, en su mayoría mujeres. En una cuidada colección de noventa ejemplares, con tapa gris, guardas y marcapáginas individuales.

Es mucho más que una simple editorial o tienda de libros en la que encontrar el último best-seller u ofertas de tres por dos de bolsillo. Es un lugar único con una especie de misión: rescatar escritores cuyos trabajos fueron dejados de lado y olvidados. No demasiado literarios, no demasiado comerciales, libros que se dejan leer y que además provocan y dejan huella.

La tienda del número 53 de Lamb´s Conduit Street aloja la sede principal de la editorial Persphone además de la librería. No es en absoluto convencional, parece más bien un salón de estanterías, jarrones con flores y percheros.

La mayoría de libros se venden on line o a través de otras librerías especializadas, por lo que las oficinas quitan protagonismo a la tienda...

Los empleados son a la vez dependientes, por lo que suelen estar al fondo organizando pedidos por correo, ordenando ejemplares, haciendo papeleo... pero siempre dispuestos a ayudar y resolver cualquier duda, son encantadores.

En el exterior ponen una cestita donde hay ejemplares de su Persephone Binually a disposición de todos aquellos que se sientan atraídos por ellos y te invitan a que cojas un catálogo gratis así como una de sus encantadoras revistas.

En Persephone Book web puedes ver toda la tienda: es muy pequeña y centenares de copias de sus ediciones se apilan en pequeñas estanterías.

A cada lado de las pilas de libros un montoncito con el punto de lectura que han diseñado para cada volumen. Si no quedan, van a un precioso escritorio de madera o a la trastienda y traen más.

Si no te decides por ningún libro, tienen una colección de postales y posters, con imágenes antiguas de la tienda y de la zona: Bloomsbury que se encuentran en los puntos de libro.


A pesar de que las tapas son grises y todas iguales (salvo el título, claro), las guardas son especialmente diseñadas para cada ejemplar. La sencillez mezclada con el primoroso cuidado de cada uno de ellos hacen que  tengan su propia personalidad e indivualidad. De esta forma, la compra del libro tiene un valor añadido: un objeto de pura artesanía que disfrutas cada vez que lo tienes en la mano.


Creo que este tipo de iniciativas, que aportan creatividad y originalidad a lo "viejo conocido", son las que merece la pena destacar para demostrar, una vez más, que "sí se lee el libro de papel", lo cual no quiere decir que las nuevas teconolgías no sean también aceptables. No se trata de que unas excluyan a las otras, sino de que se "complementen"...


martes, 12 de agosto de 2014

SEDUCTOR: ENCANTADOR

       "El campo de la felicidad no va de los demás a tí, sino de tí a los demas" (Michel Quoist).

Aunque el término "seducir" tiene connotaciones negativas, existe una acepción muy positiva que significa algo tan maravilloso, generoso y detallista como embargar o cautivar el ánimo de alguien con el fin de hacerle sentir bien y disfrutar de nuestra compañía.

"Seductor", en ese sentido, es casi lo mismo que "encantador". Cuando decimos que alguien es un encanto de persona, desearíamos que los demás pudieran decirlo de nosotros. El diccionario de la Real Academia Española (RAE) define "encantar" como "atraer o ganar la voluntad de alguien por dones naturales como la hermosura, la gracia, la simpatía, el talento". Por tanto, alguien que podemos llamar seductor o encantador, sin duda habrá potenciado y ejercitado sus dones naturales, se habrá superado a sí mismo y habrá desarrollado la capacidad de caer bien a sus semejantes, cuidando las formas, valorándolos y reconociendo sus cualidades.

Aunque por naturaleza vengamos dotados de atractivo y cualidades, el auténtico seductor-encantador "se hace"; es fruto de una gran formación en actitudes positivas, en alegría de vivir, simpatía, buen carácter, buen humor y gracia. Todos sabemos que no es fácil merecer el calificativo de persona encantadora.

"Un encanto" es el que ha desarrollado al máximo sus habilidades para poder cautivar, convencer y atraer incluso a las personas más distantes. Y lo hace desde el respeto, el tacto, la simpatía, la elegancia, las buenas formas, el halago y las muestras de afecto.

En las relaciones humanas, incluso con personas desconsideradas, mal educadas y de pésimo carácter, el seductor termina por vencer. Su gracia, su simpatía, su sutileza - es un gran observador práctico - le permiten dar a cada uno lo que necesita y esto le convierte en la persona ideal para negociar y llevar los asuntos más difíciles a buen puerto...

"La verdad ha de darse al hombre envuelta en mieles. Ha de hacérsela risueña y amable, para que el hombre, seducido por su apariencia externa, se acerque a ella y la oiga sin saber que la oye". O como decía Ortega y Gasset: "Para persuadir hay  que seducir".

Os sugiero que toméis buena nota de esta cita y procuréis llevarla a la vida diaria. Pronto caeréis en la cuenta de que os estáis haciendo un gran favor a vosotros mismos, pues tendréis más amigos, evitaréis incontables problemas y disgustos, seréis mucho más felices y la gente os acogerá, os valorará y tendrá en  mucha más estima.

Esta es una pequeña reflexión veraniega que me ha sugerido este delicioso cuadro de Palmaroli y que se llama "La Confesión"


sábado, 9 de agosto de 2014

GUILLERMO





. Lo que se me antoja francamente horrible - gruñó Guillermo - insistiendo en uno de sus temas favoritos, es haber vivido todos estos años sin haber hecho aún nada importante.

. A mi modo de ver, has hecho bastante, masculló su madre, de momento has roto todas las ventanas de la casa, has echado a perder el mosaico de madera deslizándote por él y has llenado de alquitrán toda la alfombra del vestíbulo...

. ¿Qué culpa tengo yo de que pongan alquitrán en las calles? - protestó Guillermo por la injusticia de la acusación -  por algún sitio tengo que pasar, ¿no te parece?, ¡no voy a volar!     

Guillermo Brown era el héroe literario de mi infancia, un niño de once años que siempre llevaba calcetines caídos, los zapatos desabrochados y generalmente no muy limpios, las manos en los bolsillos repletos de bolas pringosas de grosella y soñando con agua de regalíz. Junto a su inseparable perro Jungle y su banda de "los proscritos" (Enrique, Douglas y Pelirrojo), se pasaban la vida enfrentándose tanto a su eterno rival, el insoportablemente cursi Humbertito Lane como a un mundo de mayores que les resultaba excesivamente rígido y encorsetado...

Todos vivían en un pueblo de la campiña inglesa, en un ambiente burgués rural de buenas familias cuyas amas de casa (metidas a benefactoras de la humanidad) preparaban tés interminables a los que invitaban con frecuencia a reverendos anglicanos.

Ellos marcaban la franja que separa universo adulto del infantil. Guillermo era capaz de traer, con sus aventuras y travesuras, el mismísimo corazón de la jungla o las praderas de los pieles rojas, permitiéndonos soñar con mundos lejanos, aplicando cierta lógica a la vida y muchísima diversión. Por supuesto, él hubiera preferido ser el hijo de un sioux o de un filibustero, pero se tenía que conformar con la mirada, con frecuencia desaprobadora, de Mr Brown.

Era el símbolo de la innata rebeldía del espíritu de los niños con el que todos nos sentíamos identificados y al que admirábamos porque, pasara lo que pasara, jamás se rendía y siempre "volvía a empezar"...



La autora de estos inolvidables libros era Richmal Crompton (1850-1969), novelista inglesa y licenciada en lenguas clásicas por la Universidad de Londres, aunque previamente había impartido clases como maestra de niños, a los que adoraba y por los que sentía verdadero cariño.

En 1922 dio comienzo a la serie con Just William, libro que se inició más pensando en el público adulto para obtener una imagen, entre afectuosa, irónica y asombrada del estupendo e incomprensible mundo infantil visto por una afable y soltera tía. Sin embargo, pronto se convirtió en uno de los libros favoritos de los propios niños.

Guillermo se mantuvo inalterable, en sus eternos once años, a través de 47 años y 37 títulos que comprenden la serie total (el último se publicó póstumo en 1970).


La dificultad de mantener a un personaje a través de los cambios del mundo, incluída la Segunda Guerra Mundial, hizo que la autora se esforzara por cambiar los temas (no siempre con el mismo éxito) pero sin caer jamás en la edulcorada literatura infantil.



 


jueves, 7 de agosto de 2014

WODEHOUSE

Pelman Grenville Wodehouse (1881, Surrey) decía: "huye de los rostros graves que no saben reír, de los espíritus que no entienden de las ironías", algo que comparto absolutamente. El sentido del humor caracteriza a las personas tónicas, positivas, alegres y llenas de esperanza y pienso que más que algo genético es el resultado de un trabajo y de un esfuerzo personal, de una disciplina tenaz e inteligente. Pero, lo más gracioso del caso es que los que tienen un gran sentido del humor, no se toman a broma eso del buen humor...

 Wodehouse era un humorista británico que hacía humor en estado puro, sin sarcasmo y crítica; humor sin acritud, sin segundas lecturas, simplemente humor.

Describía con fina ironía la sociedad de la alta burguesía y la aristocracia de su época, pero con profundo cariño. Amaba a sus personajes y a su mundo literario, un mundo en el que los grandes conflictos de la humanidad son eliminados de un brochazo.

Sin embargo, este delicioso autor era un genio dotado de un estilo chispeante y de un ingenio sobrenatural. Tenía la rara habilidad de convertir la situación más cotidiana en una locura de proporciones desmesuradas. Sus diálogos eran rápidos y agudos y sus descripciones elegantes y coloristas. Sus tramas estaban diseñadas con la precisión de un buen relojero. No es lo que contaba sino "cómo" lo contaba... (... en cierta ocasión me comprometí con su hija Honoria, una espantosa exhibición de dinamismo que leía a Nietzsche y tenía una risa como de olas rompientes contra una agreste costa rocosa...)


Comprendo que el humor es algo muy personal, pero cuando leo a este autor me siento bien, en paz, feliz y optimista. Lo último que pretendo es que me ofrezca una visión realista de la vida sino el milagro de su prosa y su atmósfera inocente. Me transporta a un mundo de ficción en el que reina la verdadera pureza y lo lleva a cabo con tal facilidad y fluidez que me hacen valorar la excepcional maestría que llegó a conseguir después de no dejar de escibir un solo día de su vida...

Encuentro insuperables la serie de relatos y novelas que discurren en la Inglaterra de los años veinte y están  protagonizadas por Bertie Wooster, un jovencito de cabeza un poco hueca, "casi millonario" y bastante amante de las fiestas y de su estoico mayordomo Jeeves, siempre fiel y con una solución a punto para las desternillantes aventuras en las que se embarca su señor...

En realidad son pesonajes típicamente ingleses, con su peculiar sentido del humor y su flema, en un ambiente en el que todo el mundo se divierte (aunque jamás tengan dinero) y se meten en líos disparatados que se solucionan de una forma más disparatada todavía.

Bertie lo narra en primera persona y terminamos empatizando con él pues es leal, amable, caballeroso, con un carácter espléndido y que ansía la sabiduría de quien, en realidad, no es más que su maestro. Jeeves es su guía, es filósofo, amigo, ecuánime, resolutivo, respetuoso y le adora pues sabe que es dócil y le permite ampliar su marco de referencias y convencerle de la utilidad de ejercitar el cerebelo.

Lo que más admira el mayordo de su señor es su bondad, pues piensa que lo más importante en esta vida es ser compasivo, educado y divertido. Estoy totalmente de acuerdo con Jeeves y pienso que vivir a través de Bertie es un bálsamo para las heridas de nuestras doloridas mentes...

"Digasé lo que se quiera de los victorianos, es un hecho generalmente admitido que muy pocos de ellos eran de fiar cuando se veían con una paleta de albañil y un montón de ladrillos a mano " (Bertie Wooster).















miércoles, 6 de agosto de 2014

EDITH HOLDEN


"Rey es del verano pleno y el apogeo del año. Con su traje de destellos el dulce Agosto ha llegado" (Combe Miller).

Tanto las láminas como el texto pertenecen a un delicioso libro escrito por Edith Holden (1871-1920), reconocida ilustradora victoriana de libros de cuentos y rimas infantiles cuya obra permaneció en el olvido hasta que, en los años 70, una sobrina-nieta le mostró al editor un pequeño libro que había recibido en herencia y le parecía un auténtico tesoro.

Era una colección de delicadas acuarelas de temática natural: flora, fauna, las estaciones, la granja... con valiosas descripciones que revelaban notables conocimientos de botánica y zoología.

También contaba con anotaciones personales y versos de los más destacados poetas británicos, junto a rimas populares que complementaban un cuaderno de una belleza casi insuperable.

Datado en 1906 y publicado en 1977, en formato facsímil (valor añadido) y con una personalidad arrolladora, tuvo tal éxito de ventas que en el año 2000 había alcanzado seis millones de copias.

Poco se podía imaginar Edith que con el paso de los años su obra iba a adquirir tal importancia, pero eso forma parte de la magia del escritor; lo importante es el hecho de "escribir", los resultados llegarán a su debido tiempo...

Tenía tres hermanas más y era hija de un filántropo y de una biógrafa de santas. A pesar de ser conservadores y de rígidas normas supieron infundir en las niñas el amor por las disciplinas artísiticas, en especial por la pintura y el dibujo, matriculándolas en la Birmingham Sschool of Art.

Su vida fue tranquila, fructífera y dedicada a sus dos pasiones: la pintura y la enseñanza, sin embargo falleció muy joven, a los 49 años, intentando recoger su sombrilla que había caído al Támesis...




martes, 5 de agosto de 2014

CRISTINA DE LA HOZ

Cristina de la Hoz (1969) es una pintora santanderina que reúne la ingenuidad, coraje y autodidactismo propios del naif. Su pintura acrílica se inspira en lo que la rodea, en lugares que ha conocido o en sus propios sueños, a través de una mirada muy personal, llena de vida y de imaginación.

Demuestra un gran amor hacia los animales, pinta unos cielos con globos, su pintura está llena de color, alegría y buenos deseos... a través de ella busca su propio bienestar y quiere compartirlo con los demás. Hizo su primera exposición en Teruel y ahora lleva más de treinta muestras  (que lleva a cabo sola o junto a otros pintores de su estilo) en Polonia, Rumanía, Israel, Cuba, Dinamarca... y en España, por supuesto.

La esencia de sus cuadros brota del campo anímico de la inocencia y de la sencillez. No renuncia a ellas porque pondría en peligro el clima específico de su arte. A lo largo de los años ha perfeccionado su técnica y se mueve con más libertad en la materia de su composición. No ha perdido sensibilidad ni receptividad y por eso no se repite, porque cuando eso ocurre se pierde espontaneidad, frescura, autenticidad... Y eso es lo que me gusta de ella, su "autenticidad".




domingo, 3 de agosto de 2014

EL ORIENT EXPRESS

Siempre me he sentido atraída por la filosofía de este tren emblemático, "El Orient Express", el más famoso de la historia que fue concebido como un medio de transporte para llegar a Oriente y recorrer Europa sin que sus viajes echaran de menos ninguna de las comodidades de las que disfrutaban en casa. Así fue como cambió la concepción de la travesía en tren: lo importante no era desplazarse sino "viajar".

"El lujo y el confort" eran sus señas de identidad y la calidad su esencia: paredes paneladas con madera de teca, nogal o caoba; suave tapicería repujada en oro; sábanas de seda; sanitarios de mármol; copas del mejor cristal y cubertería de plata.

Los vagones estaban aislados con magníficas y gruesas alfombras y dotados de iluminación de gas, calefacción central y agua caliente. Pero también armas de fuego, buenos botiquines y grandes dosis de coraje para afrontar retos totalmente inesperados y desconocidos.




Se convirtió en uno de los símbolos de la Belle Époque, uno de los períodos más espléndidos de la historia de Francia que abarcó desde finales del XIX hasta el inicio de la primera Guerra Mundial (1914).

Fue un momento de búsqueda de los placeres que la vida puede brindar y sus pasajeros, de alto poder adquisitivo, eran príncipes, sultanes, aristócratas, diplomáticos, jefes de Estado...que compartían sus dias con vividores, señoras de vida alegre, contrabandistas, espías, traficantes de armas y una lista interminable de personajes curiosos.

En la Segunda Guerra Mundial  Hitler se valió de un vagón (nº 2419) para firmar la rendición francesa en 1940, lo que supuso la debacle casi definitiva del expreso.  Al terminar el conflicto, la línea fue restablecida, pero la Europa desolada que asomaba tras sus lujosos ventanales incitaba poco a la frivolidad.
Acabó sus días transportando inmigrantes en busca de  fortuna en sus, cada vez, más decadentes vagones.


Otro día os contaré lo que ocurrió después de que, en mayo de 1977, el tren realizara su último viaje... No puedo evitar el provocar un poco de "suspense"...



viernes, 1 de agosto de 2014

CONTEMPLAR


Este cuadro de Palmaroli me lleva a hacer una pequeña reflexión, hoy que empezamos el mes de agosto, el que solemos relacionar con el descanso y la desconexión de la vida cotidiana, lo cual no significa que necesariamente nos tengamos que ir de viaje, sino simplemente que, a lo largo del mismo, podemos cambiar de actitudes, de actividades, de estilo de vida...

Viendo a la señorita, con los prismáticos en la mano, me doy cuenta de que el pintor lo que nos manifiesta es la importancia de la contemplación, de la observación. No quiere aproximarse a nada concreto, no está buscando nada sino simplemente gozando del momento. Denota con su calma y elegancia que las cosas, vistas con distancia, se pueden interpretar mejor.

La información no le llega sólo a través de la vista, sino de todos los sentidos. A través de ellos puede percibir la temperatura del ambiente, la presión de la brisa sobre su cara, las fragancias del mar, el susurro de las olas...

Es como si se hubiera acercado al orden natural del mundo y de su lugar en él, es como si estuviera dotando a la realidad de sentido. El horizonte no supone para ella un destino, sino una apertura, una promesa, algo que le acerca al fondo de su alma.

Da la impresión de que la belleza del paisaje no le absorbe sino que le impulsa al pensamiento y a la reflexión. Seguramente, después de este rato en la playa se conocerá más y mejor.

En definitiva, lo que me transmite esta pintura es que lo importante en la vida es "la vida misma" y que, en vez de dispersarnos en actividades que nos debilitan, sería preferible que desarrollásemos nuestras cualidades psíquicas y espirituales, lo que nos permitirá descubrir que en  los actos más simples y cotidianos
es donde se esconden los verdaderos tesoros.