viernes, 5 de septiembre de 2014

LA FORTALEZA

Esta imagen es de Diane Goode, una magnífica ilustradora contemporánea que vive en Estados Unidos y cuya obra sigo con estusiasmo por su sensibilidad, ternura y expresividad. Interpreto que la madre y los niños están a punto de coger un tren que les llevará a lo desconocido, al mundo de la libertad y la creatividad. En la parte de atrás, hay otros personajes que les observan con cierta curiosidad, ellos no están en primera línea, esperan ver el coraje de los que han tomado una decisión y están dispuestos a realizarla...

La familia expresa confianza y despreocupación, se fían de la Existencia, están contentos, son felices y si vienen problemas saben que están preparados para afrontarlos, pero hasta que no lleguen, sonríen... Sin embargo, el niño del centro, el que coge las manos de su madre y hermana mayor, es como si no estuviera muy preparado para la aventura, su debilidad le impide estar contento y se muestra inseguro y temeroso.

Todo ello me ha llevado a reflexionar sobre la importancia de la "fortaleza", esa que respiran y practican las personas firmes y sólidas de mente y espíritu, la que hace posible nuestro crecimiento y que superemos adversidades de todo tipo. "El fuerte recoge el fruto con sus propias manos o lo arranca del árbol de la suerte", es decir que si nos fortalecemos somos capaces de crear nuestra propia suerte, de buscarnos la vida por terribles que sean las circunstancias. No debemos limitarnos a sufrir pacientemente lo que el destino nos impone, sino que somos dueños del mismo. Soportaremos el guión que la vida nos traiga, pero de forma dinámica, poniendo en acción nuestra férrea voluntad unida a una actitud positiva, entusiasta y llena de esperanza.

Una persona sólida es digna de confianza, nos podemos fiar de verdad por su probada experiencia, sus valores humanos y las garantías de honradez que nos ofrece. El ser fuerte no está reñido con el tacto y la delicadeza, sino más bien van unidos, son complementarios. El saber decir "no" de forma firme, sin permitirnos concesiones a determinadas seducciones o tentaciones que nos llegan, nos ahorra innumerables disgustos, problemas e insatisfacciones. Se puede (y se debe) decir no con suavidad pero con rotundidad. Cuando se está enredado en situaciones o con personas que ya no nos convienen, es mejor ir desatando el nudo de forma gradual, jamás de golpe...

Estamos muy necesitados en estos momentos que nos ha tocado vivir de un pensamiento claro y firme que guíe los pasos de nuestra vida:  "permanece firme en tu proyecto, en la idea certera de hacia dónde vas y qué es lo que quieres conseguir y deja de llorar como un niño asustado, perdiendo energías".

Ahora que estamos cerca del fín de las vacaciones y preparando a los niños para la vuelta al cole, sería estupendo inyectarles en sus hábitos dosis de fortaleza y firmeza que sólo se consiguen con buenos métodos, orden y disciplina envueltos en mucho cariño, paciencia y ternura. Nada como recordar esa frase que nos han repetido tantas veces: "mano de hierro en guante de seda".





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