martes, 13 de enero de 2015

NIKOLA TESLA

Acabo de descrubrir a ésta figura fundamental en la historia del progreso, éste inventor norteamericano de origen serbio cuyos descubrimientos, inventos, aportaciones y vaticinios permitieron el desarrollo de la civilización eléctrica.

Era un genio romántico obsesionado con su trabajo y poco dado a los asuntos mundanos. No tuvo mucha suerte en el mundo de los negocios y perdió el mérito histórico de sus contribuciones a favor de otros inventores más hábiles (comercialmente hablando).

El nuevo capitalismo, surgido de la segunda Revolución Industrial, desconfió de él porque no se enriqueció con sus inventos y lo relegó a la habitación de un hotel (The New Yorker) dónde falleció habiendo pasado de ser un atractivo y brillante científico europeo a un anciano que daba de comer a las palomas mientras mascullaba cosas sobre el futuro inalámbrico.

Han pasado muchos años y sus rasgos, entre románticos y mesiánicos, le han convertido en un icono de la cultura actual. Es de esas personas que viven adelantadas a su tiempo, pero como él mismo dijo:
"El futuro mostrará los resultados y juzgará a cada uno de acuerdo con sus logros". 

Según su criterio, el inventor encuentra amplia compensación en el agradable ejercicio de sus poderes y en la conciencia de pertenecer a esa clase excepcionalmente privilegiada sin la cual la raza hubiera perecido hace tiempo en la amarga lucha con los elementos inclementes.

                          
"Todo individuo debe tener un ideal para dar sentido a su vida".

He querido sumarme a todos aquéllos que le están reconociendo en toda su magnitud y voy a profundizar en el conocimiento de una persona cuya luz brilla a través del tiempo y del espacio como un milagro eléctrico...


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