martes, 26 de mayo de 2015

ALICE IN WONDERLAND

En este asombroso, mítico e imperecedero cuento (de niños y mayores) era la primera vez que, en la literatura infantil, aparecía la niñez descrita y tratada en toda su realidad, sin amaneramientos sensibleros ni puritanismo moralizante. El autor era consciente de que a los niños les encantaban los mitos y los cuentos de hadas y de que poseían una ilimitada capacidad de imaginación que les permitía pasar de lo real a lo fantástico sin el menor esfuerzo.

Tenniel fue su ilustrador y su genio ha quedado identificado con el libro para siempre.

Tuvo un éxito inmediato y hasta la reina Victoria se divertía con su lectura y pedía más obras. Tambien, el jovencito Oscar Wilde era otro de sus fervientes lectores.

La reacción del público fue tan favorable que el autor pensó en una continuación y en 1871 publicó "Alicia a través del espejo y lo que encontró al otro lado", pero al ser más intelectual tuvo más éxito entre los adultos que entre los niños.

En ambos Alicia se adormece y pasa, sin notarlo, del mundo consciente al de su imaginación inconsciente. Sueña con un mundo que es la parodia de su realidad y la caricatura de su personalidad.

El autor se divierte realzando ciertas características personales de la niña, a la que le encantan los dulces, es presumida y tiene tendencia a demostrar conocimientos que no ha asimilado bien. Está muy bien educada y no se enfada más que cuando la provocan excesivamente o está ante una patente injusticia. Adora a su gata, su niñera la impacienta y expresa sus ideas y sentimientos con los típicos gestos de "niña bien"...

Alicia está soñando y nos lleva tras ella por una serie de peripecias increíbles. Su imaginación nos transporta a un mundo de amplias dimensiones.

De una aventura a otra parece que recorremos considerables distancias y luego entramos en las moradas aisladas que regentan sus personajes.

Es un sueño de la razón en el que los disparates de los que intervienen van enlazados por una lógica impecable. Es una deliciosa mezcla de sueño, razón y lógica que le otorga un especial encanto.

Al unir el mundo de los sueños con el de la infancia Lewis Carroll dio una fórmula literaria genial que ha ejercido una influencia decisiva en la literatura moderna.

Me da verdadera pena contemplar a diario como el ser humano actual cierra los ojos a las dimensiones incomprensibles de la realidad y deja que se le escape la frescura infantil entre los dedos. La madurez no está reñida con la capacidad de asombro e ilusión, más bien todo lo contrario...

Como decía Ortega y Gasset, no solo hay que asombrarse sino vivir en "estado de asombro", pues así la vida no deja de sorprendernos y la convertimos en una auténtica aventura...

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