sábado, 23 de mayo de 2015

LOS WATSON

En mi afán de tener el mayor conocimiento sobre todo lo que rodea al universo de Jane Austen, he descubierto un libro que me parece absolutamente maravilloso y que está ilustrado por una artista contemporánea de la que ya he hablado en otras ocasiones: Sara Morante.

Esta joven cántabra, que vivió en Irlanda y ahora reside en el tranquilo pueblecito francés de Hendaya, lleva una vida pausada y armoniosa que le permite dedicarse a lo que más le gusta: "la ilustración literaria". Lo hace muy bien, tiene una sensibilidad exquisita y capta a la perfección lo que la obra le sugiere cuando la va conociendo.

Removió el sector editorial en el año 2011 y dio un giro novedoso y de calidad a un arte que me parece que no se valora en toda su extensión. Siempre se ha mimado mucho a los ilustradores de cuentos, pero no tanto a los de otro tipo de trabajos literarios. Las nuevas editoriales los cuidan mucho, les dan amplios márgenes de libertad creativa y apoyo en cuanto a su expansión.

 Sara no conocía muy bien el mundo de Jane, pero se fue introduciendo con curiosidad y placer y se acabó rindiendo a su encanto. Le habían ofrecido ilustrar "Los Watson", una obra corta e incompleta que su sobrina publicó como "The young sister" a mediados del siglo XIX. Le gustaba mucho descubrir como la autora logra mostrar a sus personajes de manera sutil, dejando caer los rasgos más importantes y haciendo que ideemos qué relación tendrán con la protagonista todos y cada uno de ellos.

Emma, la protagonista, es la hija que ha vuelto a casa de los Watson, la de su familia, después de haber vivido bajo la tutela de una tía riquísima y sus modales no se parecen mucho a los de sus hermanos.

Su tía se ha casado y ella no puede heredar, por lo que tiene que volver al hogar paterno. Se siente un poco distanciada de todos, excepto de Elisabeth, que es quien la recibe y la pone al día de todo lo que ocurre dentro y fuera de casa.

Este personaje tiene rasgos en común con otras de sus protagonistas, como claridad de ideas (al saber lo que quiere y lo que no) y una especie de contención para contentar al mundo...

Al no estar acabada, la novela nos deja con la miel en los labios de la que podría haber sido una gran obra con interesantes personajes, sutil e irónica crítica social y un estilo muy cuidado.

Pero la había comenzado un año antes del fallecimiento de su padre (1805) y luego no la terminó. Sin embargo, había contado a su hermana Cassandra la continuación y el final, lo que supuso una ayuda inestimable para que su sobrina la pudiera publicar. Al final del libro se cuenta un resumen de lo que hubiera sido la novela completa.

 Es un placer para mí compartir con mis lectores los descubrimientos que voy haciendo y dar pistas a los amantes del libro de papel para que no abandonen su pasión por el "rastreo" que a todo buen lector le atrae a la hora de buscar "joyitas" para la biblioteca personal.


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