jueves, 28 de mayo de 2015

OXFORD



Cuenta la leyenda que Princesvide (Princess Abbes, Princesa Monja) fundó en la época sajona (sobre el 700 DC) un monasterio donde hoy se encuentra  Christ Church. Al verse acosada por un rey escapó al bosque de Binsey buscando refugio. Su perseguidor fue alcanzado por un rayo que le dejó ciego, pero gracias a las plegarias de ella, recuperó la vista y él la dejó en libertad.

A partir de entonces una pequeña comunidad empezó a crecer alrededor de los muros del monasterio, al lado del vado por donde los bueyes cruzaban el río Támesis, de ahí que los sajones la llamaran "Oxenforda" (vado de bueyes). Al ser la principal ruta comercial entre los reinos sajones de Mercia y Wessex, creció mucho.

A finales del siglo XI y principios del XII era una ciudad en la que estudiaban los que se preparaban para clérigos. Su Universidad es la más antigua de Inglaterra y es mencionada por primera vez en el siglo XII.

Sus primeros Colleges fueron: University College (1249), Balliol (1263) y Merton (1264).

A partir del siglo XII la Universidad fue poblando las calles de estudiantes bulliciosos venidos de toda Europa y crearon fuertes confrontaciones con la gente del pueblo.

La tensión estalló en 1355 cuando un estudiante atacó al mesonero de una taberna. Los miembros de la Universidad tuvieron que quedarse tres días en la iglesia de St. Mary batallando; al fallecer 63 estudiantes y otros muchos ser heridos, el Alcalde fue apresado y la Universidad aumentó su poder.

En los siguientes 500 años el Alcalde y los miembros del Ayuntamiento, como penitencia, fueron obligados a caminar en procesión hasta St. Mary para un servicio anual por el día de la Santa Escolástica.

Hasta 1410 los estudiantes se alojaban en posadas o casas privadas, pero a partir de ese año se requirió que vivieran en los edficios de la Facultad para supervisar sus estudios.

"City of dreaming spires" (Mathew Arnold, poet), por la armoniosa arquitectura de sus edificios.

Henry II (1617) ordenó que todos los estudiantes ingleses que estaban en Paris volvieran y concedió parecidos privilegios a los ciudadanos de Oxford que a los de Londres.

Saber el origen de las ciudades, su nombre, sus leyendas, es como un buen inicio para el acercamiento a su vida cotidiana. Una de las cosas que más admiro de los británicos es el amor que tienen por sus tradiciones, como las conservan y las saben difundir all over the world (por todo el mundo). Tienen su seña de ideantidad, su propia forma de hacer, no se doblegan a modas pasajeras o ideas destructivas. Mantienen con orgullo y con la cabeza muy alta su  propia esencia y eso ¡me encanta!

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