lunes, 22 de junio de 2015

EL PASTEL EN EL ROCOCÓ

Maurice Quentin de la Tour (1704-1788) era un pintor francés que se introdujo en la técnica del "pastel" por la influencia de la pintora veneciana Rosalba Carriera (1673-1757). Ambos, lentos y meticulosos, trabajaban la calidad de una seda, la filigrana de un bordado o el brillo de una armadura con la minuciosidad y el detalle que exigía el "rococó".

 Ella ayudaba a su madre en los patrones de los encajes que realizaba y más tarde se especializó en pintar miniaturas para las cajitas de rapé, que hacían las delicias de los viajeros que llegaban a Venecia.

Francia se rindió a sus pies y ella se trasladó con su hermana a París, donde recibió numerosos encargos de los reyes y de la corte.

Viajó por toda Europa y fue miembro de varias Academias. Jamás contrajo matrimonio, dedicó toda su vida al arte de pintar y al arte de vivir. Murió en Venecia, a los 81 años y, casi, ciega...

Él, nació en Saint Quentin y gracias a los grandes personajes que admiraban su pintura llegó a vivir como un auténtico caballero.

Fundó una escuela de dibujo en su pueblo y donó becas de viajes para jóvenes pintores.

Me gusta mucho como, los dos, captan el rasgo característico del retratado. Van más allá de la definición de los rasgos físicos y recogen su esencia (los retratados cuando se veían decian: "¡eso es, así soy yo!").

Establecen entre el retratado y el observador una corriente de complicidad pues el modelo, más que posar, parece que se asoma por el quicio de una puerta como para espiar o saludarnos desde el otro lado... Pintan rostros felices, risueños, llenos de autocomplacencia. Se introducen en los salones de lo que hoy llamaríamos "the beautiful people" en sus tiempos de mayor esplendor y despreocupación.

"Vive, vive tú que puedes, vive mientras puedas que yo más quisiera ser el más pobre de los vivos que ven la dulce luz del sol antes que ser el rey de los muertos". (Retrato de Luis XV de Quentin de la Tour).

Rococó es una palabra francesa que viene de rocaille (piedra) y coquille (concha) porque eran los elementos que más se usaban para la decoración de interiores. Sus pinturas eran sensuales, alegres y frescas; los pasteles (tonos suaves) potenciaban el volumen y acercaban a la realidad; era ideal para mostrar lo elegante, refinado, íntimo y delicado. Se le consideraba un arte mundano y frívolo, pero no se le puede negar que fue el símbolo de la gracia del Antiguo Régimen. Era una reacción lógica frente al pesimismo y la oscuridad del barroco.

Tiene mala prensa, es muy criticado (cursi, mundano, insustancial), pero a mí me gusta, me provoca una sonrisa y me contagia su "joie de vivre". Pienso que cumplió con su eslabón evolutivo...




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