lunes, 6 de julio de 2015

CANTO A VENECIA

Me acerqué a tí en una tarde de avanzada primavera,
los últimos rayos de sol, los más hermosos,
conocedores de ser los últimos del día,
me dejaron contemplarte como una gran dama en escena
vestida para su nocturna representación.

Tus ropajes eran casas señoriales,
palacios de colores que, satisfechos,
sonreían a los canales.
Ventanas de curiosas celosías de dibujos arabescos
sin palabras definiendo lo que fuiste.

Las góndolas, casi en su mayoría amarradas, en sus diminutos muelles de madera carcomida.
Gondoleros rallados despidiendo la jornada, dejando la cabeza al viento, sin sus sombreros de paja.

El agua que te duplica, mirándote en tu reflejo,
espuma que nos acerca y nos despide por igual
en el barco en que me encuentro.

Tus puentes, tantos y tan bellos para conocer tus infinitos rincones
son ojos cristalinos que insinúan tu destino.

 La llegada majestuosa al más bello de los escenarios, la Plaza de San Marcos
lugares en que se conjugan los sentimientos dispares.
Seres con la mirada puesta en exóticos lugares,
otros que perdieron su libertad en oscuras mazmorras,
comprendo su dolor de no verte cada día engalanada para el momento
en que el sol y la tímida luna
se muestren alimentando nuestra alma en tu belleza.

Esther de Andrés García





1 comentario:

  1. Me ha encantado Esther! cómo fluyen las palabras de una forma tan natural y transmitiendo tanto, tanto que cerrando los ojos parece que estás allí. Fantástico =)

    ResponderEliminar