martes, 15 de septiembre de 2015

¿QUÉ ES UN CLUB?

Aunque algunos dicen que la palabra Club significa corrillo de gente, a mí me convencen más los que lo definen como una asociación de gente que se une para fomentar el compañerismo y las relaciones sociales de calidad.

El término nació en Inglaterra alcanzando su máximo apogeo en el siglo XVIII, momento en el que los "coffee-rooms" se convirtieron en "coffee-houses".

Los clubs ingleses son espacios de privilegio, exclusividad y protocolo. Desde que fueron fundados se establecieron unas normas básicas que se han ido desarrollando a lo largo del tiempo. Éstas normas, muy estrictas, son acatadas por todos los miembros con pleno convencimiento, pues las consideran imprescindibles, útiles y justas para la paz, el sosiego y el buen funcionamiento de la organización.

Los derechos imponen deberes y, gracias a las normas, aquéllos se pueden concretar, exigir y realizar. Sin normas, la libertad de sus miembros se vería muy afectada.

El mismísimo Duque de Wellington no pudo entrar en su club por llevar pantalón en lugar del calzón corto que estaba prescrito.

Su momento álgido llegó en el siglo XIX, cuando la mayoría de los clubs londinenses abrieron sus puertas en Pall Mall, una elegantísima avenida que parte de Trafalgar Square. En el interior de todos ellos se detecta la atmósfera conservadora del antiguo Imperio Británico.

El Britannia no admite medidas y monedas europeas y el Savoy es muy famoso por su té de las cinco. En el Grey Prinstripe se exige frac y sombrero de copa para determinados actos... Y, por supuesto, todas estas excentricidades sólo pueden ser disfrutadas por los socios o sus invitados.

Curiosidades aparte, lo que me gusta de la sociedad inglesa es que hay numerosísimas asociaciones o agrupaciones de todo tipo y condición que demuestran que es una sociedad sana y viva, acostumbrada a acatar pequeñas normas que la entrenan para respetar otras de mayor envergadura.

Formar parte de un club denota que el individuo intenta mejorar su vida (individual y social), pues al tener una meta común le descubre que es capaz de hacer muchas cosas que jamás haría en solitario y eso aumenta su autoconfianza. Además, la fuerza y el ánimo de los demás le estimulan para afrontar mejor el miedo, el desánimo, la timidez, la inseguridad.

Todos los miembros que forman un club son respetables y valiosos y se complementan unos a otros. Está demostrado que, cuando realizamos actividades conjuntas, nuestro ingenio y capacidad para encarar dificultades crecen. No estamos hechos para la pereza y la rutina sino para pensar, jugar, actuar, emprender cosas... La inteligencia, como el cuerpo, necesita estar "activa" para fortalecerse.
¿Qué tal si nos decidimos a formar parte de un nuevo Club ahora que va a empezar el Curso? ¡Yo me apunto!


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