viernes, 6 de noviembre de 2015

"EL TURCO"

Jean-Étienne Liotard, "El Turco" (1702-1789) nació en Ginebra (Suiza) y fue uno de los pintores más afamados de la Ilustración. Destacó por el dominio del pastel y el realismo fotográfico de sus retratos, aunque faltaba medio siglo para que naciera el arte de la fotografía...

Desde el 24 de octubre hasta el el 31 de enero se puede ver una muestra de su obra en la Royal Academy of Arts (Londres). Más de setenta trabajos (de colecciones públicas y privadas de varios países europeos) en los que podemos encontrar: pastel, óleos, dibujos y miniaturas y un curioso trampantojo con retrato de Maria Teresa de Austria, su principal mecenas, descubierto en 1914 y que jamás se había visto hasta ahora.

Hijo de un reputado joyero se fue a París en 1725 donde pronto entaría en contacto con la aristocracia para quien trabajaría toda su vida.

De allí viajó a Nápoles y después a Roma, donde conoció a Lord Duncannon que le invitó a acompañarle a Constantinopla, ciudad en la que permanecería cuatro años. Una vez allí, y a través del Embajador inglés, realizó numerosos retratos y tuvo un gran desarrollo, tanto en el ámbito personal como en el profesional. Captó con asombrosa habilidad la esencia de aquélla exótica ciudad en la que confluían Oriente y Occidente; los interiores con las costumbres de aquéllas gentes, ataviados con sus peculiares vestimentas, a menudo reclinados en divanes, se hicieron muy atractivos para todos los que los contemplaban.

 En 1742 volvía a Europa y seguía vistiendo "a la turca", lo que le daba un aire de misterio que atraía la curiosidad de las clases altas e, incluso, le solicitaban que les retratase vestidos a lo oriental...

Recorrió las más importantes ciudades europeas e hizo retratos para la mayoría de las Casas Reales. Pero el primer lugar al que llegó fue Viena, donde retrató a la que más tarde sería Emperatriz Maria Teresa I (madre de Maria Antonieta) y a buena parte de los Habsburgo.

Sus retratos, íntimos y sosegados, también causaron furor en Francia, Inglaterra y los Países Bajos. Se casó con una joven de origen francés y la retrató en varias ocasiones. En 1776 regresó a su ciudad natal en la que permaneció para siempre; no sólo como pintor sino como galerista y como autor de ensayos sobre arte.

Me entusiasma la perfección con la que refleja hasta el menor detalle. Éste cuadro se llama "La Bella Chocolatera" y es uno de mis preferidos. No me extraña que, durante su vida, gozara de tanta fama pues no sólo capturaba la expresión de sus modelos sino que mostraba como nadie la moda de la época y mezclaba con auténtica maestría el lujo del Rococó con el irresistible atractivo oriental de turbantes, sedas y babuchas...

Es un pintor que no es conocido por el gran público y sin embargo uno de los mejores del arte universal. Desde aquí animo a descubrir o profundizar en  su obra y a los afortunados que puedan ir a Londres mientras dura su magnífica Exposición les doy la enhorabuena, pues no siempre contamos con una oferta tan magnífica...





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