domingo, 29 de mayo de 2016

UN ABRAZO SINCERO

Un abrazo sincero
no es un gesto es mucho más.

Cuando nos acercamos a otro
y entramos en su espacio,
algo mágico tiene lugar
en ese instante...

Dos corazones superpuestos
dos respiraciones
que se van acompasando.

Dos almas que a través
de los ojos descubren
la certeza de que no
estamos solos
si así lo deseamos.

Envolver con nuestros brazos
a ese otro
y dejar que nos recoja
entre los suyos.

Tomar entre las nuestras
unas manos y mantenerlas
guardando ese momento.

Escuchar las palabras cálidas,
que reflejan profundos sentimientos.

Salir de tí para ir al de al lado
con la esperanza, bien fundada
de un grato recibimiento.

Texto y acuarela de Esther de Andrés García

sábado, 28 de mayo de 2016

LA REINA VICTORIA

La reina Victoria es una biografía escrita por Lytton Strachey, traducida íntegramente del original, ilustrada por Roger Olmos y editada por Lumen.

Creo que es una de las obras maestras del género y uno de los libros imprescindibles de la literatura inglesa del siglo XX. Su autor, Lytton Strachey, era miembro del Grupo de Bloomsbury y fue capaz de enfrentarse, sin el menor complejo, a las figuras más consagradas de la historia política, intelectual y social de Inglaterra.

Tuvo el coraje de llevar a cabo la biografía del gran mito de la sociedad de su tiempo: "La reina Victoria", la soberana que reinó casi un siglo. Desde su infancia hasta su ascenso al trono en 1830, pasando por el matrimonio con su adorado Príncipe Alberto, su amarga y prematura viudez, su maternidad o la relación con los diferentes Primeros Ministros. El autor, con un estilo minucioso y elegante trazó el retrato de toda una era moldeada al gusto de una mujer pequeñita, tiránica, intransigente y autoritaria.

Lytton Strachey tenía ante la vida una postura liberal y humanista. Fue de los que introdujo en Inglaterra la vanguardia europea. Más que una revolución se trataba de un nuevo "savoir vivre", un estilo desenvuelto y serio, un poco bohemio y siempre de buen tono. Aunque hablaba con libertad y utilizaba un vocabulario incisivo e irónico, no perdía jamás su acento aristocrático.

Su madre, Lady Jane Strachey, fue militante del Movimiento Sufragista y su padre era ingeniero. Fue el undécimo de trece hermanos y estudió Historia en la Universidad de Liverpool. Más tarde pasó a Cambridge, donde formó parte de "Los Apóstoles", a los que Virginia Woolf definía como "una Asociación de iguales donde cada uno disfrutaba con las manías de los otros, se criticaban sus personalidades y ponían todo en duda con una libertad absoluta".

Entre 1904 y 1914 hizo críticas de libros y de obras de teatro para la revista "The Spectator". Escribió poesía y realizó un importante Estudio de Crítica Literaria.

Pacifista y pintorescamente inútil para el servicio militar, se declaró objetor de conciencia cuando estalló la Primera Guerra Mundial y se unió todavía más a los bloomsburianos.

Se inició en el género de la biografía y destacó como un verdadero maestro de la misma. Satirizó la moral hipócrita y las conductas intolerantes de la Inglaterra victoriana con un estilo irónico (ligeramente irreverente) y dando más importancia al detalle y a la personalidad que a la acumulación de datos poco significativos.

En 1918 alcanzó su mayor éxito con "Victorianos Eminentes" y en 1921 escribió su obra maestra, "La reina Victoria".

Falleció con 51 años en su casa de campo de Wiltshire y su gran amiga y eterna enamorada, la pintora Dora Carrington, su suicidó poco después no pudiendo continuar el camino sin él...

Se habían conocido en casa de unos amigos y él, homosexual, se enamoró pensando que era un chico. Fue el comienzo de una vida en común unidos por una extraña pasión.

"El aspecto, los modaes, sus mentes, la forma en que hablaban y se movían... fue para ellos mucho más importante y atractivo que el amor convencional". En aquel momento eran unos avanzados que rompieron con moldes, nieblas y costumbres, pero que aportaron a la vieja Inglaterra un verdadero soplo de aire fresco y nuevo... 


domingo, 22 de mayo de 2016

LE BOIS DES MOUTIERS

Cuando el arquitecto inglés Edwin Lutyens conoció a la famosa paisajista Gertrude Jekyll hizo este dibujo en una de las cartas que envió a su esposa, Emily Lytton (hija del Virrey de la India), para explicarla el impacto que le había causado. Desde entonces la llamaría "my fairy godmother" (mi hada madrina). Se hicieron muy buenos amigos y colaboraron en proyectos de casas de campo; ambos eran entusiastas de las técnicas tradicionales de construcción y viajaban juntos en un pequeño carruaje recorriendo las campiña y los caminos de Surrey para ir recopilando información.

En 1898 se les hizo un encargo conjunto: la familia de banqueros Mallet quería una casa con jardines y un gran parque en el norte de Normandía (Francia). Ambos habían adquirido una formación bastante autodidacta estudiando la arquitectura vernácula bajo una atmósfera cultural dominada por las teorías de William Morris, que planteaban soluciones ante la crisis ambiental producida por la implantación de la industria.

Se buscaba una relación equilibrada entre el campo y la ciudad que evitase la destrucción de las tradiciones rurales y el Movimiento Arts & Crafts fue la versión anglosajona de otros Movimientos europeos que se oponían a la feroz deshumanización que traía el capitalismo.

Se reconstruyó la casa evocando los sencillos placeres del campo inglés. Era un conjunto asimétrico de gran simplicidad, con sus características chimeneas y paredes planas, protegida por una gran cubierta evocadora del mundo seguro y estable de la tradición constructora normanda. Se creó un hogar.

Gertrude hizo siete niveles de ajardinamiento, espacios cerrados que rodeaban la casa. Dentro de cada uno de ellos logró una armonización de colores, formas y perfumes creando una atmósfera diferente en todos ellos. Era como un cuadro vivo con una gran influencia de Turner y los Prerrafaelitas.

El parque descendía hacia el mar y el suelo propició la introducción de raras especies como el rhododendro de los Himalayas, las azaleas de China o las eucryphias de Chile. Se quería manifestar que la naturaleza misma era la inspiradora, pues en ella no hay nada estático, todo vive, muere, se transforma bajo nuestros ojos; ella no nos pertenece, somos nosotros quienes la pertenecemos a ella.

Grandes ventanales se abrían sobre el extenso panorama prolongando exteriormente la intimidad de la casa. Todo en ella invitaba al diálogo, a la poesía, a encuentros extraordinarios. Se utilizaba la luz cambiante sin cesar como argamasa; se podía inhalar la vida a través del sonido de pequeñas teclas o de grandes efectos. Sus propietarios pretendían que en dicho lugar se fomentara el estudio comparado y transversal de las ciencias, las religiones, las filosofías, las artes; también se podían preparar para acoger nuevos descubrimientos que ayudasen al hombre a aceptar facultades latentes útiles para su expansión.

Allí se alojaron sabios de Oriente, como Krishnamurti o Rukmini Devi Arundale (la gran amiga de Gandhi) y lo definían como un lugar de sencilla armonía.

"Este mundo es cada uno de nosotros; sentirlo, impregnarse verdaderamente de esta comprensión, con exclusión de cualquier otra, implica un sentimiento de una gran responsabilidad y una acción que no debe ser fragmentada sino global" (Krishnamurti).

Gertrude y Edwin lo habían conseguido, habían trabajado en conjunto pero creando una sola obra. El colaborar en actividades creativas y útiles crea lazos indestructibles y los que tienen el privilegio de experimentarlo deberían cuidarlo como una auténtica obra de arte... Ellos lo hicieron y nos han dejado huellas imborrables.