jueves, 30 de junio de 2016

CHICK-LIT

"Chick-lit" es un género, como las novelas de suspense, de ciencia ficción o de épica fantástica, cuya forma y contenido siguen el mismo patrón: mujer joven de gran ciudad que busca a su Príncipe Azul, mientras se va de compras, sigue y se salta la dieta alternativamente, esquiva a su jefe y disfruta de las ocasionales comidas llenas de lágrimas con un atrevido amigo. A este género, muchos le consideran hijo de las novelas de amor y hermanastro de las revistas de moda.

Sin embargo, yo pienso que el tema va más allá de una literatura frívola o de ínfima categoría como algunos críticos la califican. Me atrevería a compararla con la que llevanban a cabo escritoras del siglo XIX, como las Hermanas Brontë o Jane Austen que se atrevieron a escribir para las mujeres relatando el universo femenino. La calidad indiscutible de su obra estaba basada en la evasión, el humor, los variados e interesantes temas comunes, el romanticismo y el final feliz. Y yo me pregunto, ¿por qué no?

El periódico inglés "The Independent" publicaba en los años 90 una columna semanal, escrita por Helen Fielding,  con el título de "El diario de Bridget Jones"; debido a su éxito entre los lectores, en 1996 se convirtió en novela alcanzando los primeros puestos entre los best sellers y más tarde se llevó al cine. Un montón de escritoras siguieron la corriente y se crearon editoriales dedicadas al género Chick (chica) lit (literatura).

Helen confesó, desde el primer momento, que se había inspirado en la obra de Jane Austen (Orgullo y Prejuicio) para escribir su novela, pues en ella se narra un romance, se señalan los debates de sociedad y se desarrollan unos personajes.


La búsqueda de la pareja ideal, la madurez y el crecimiento de la protagonista (a través del autoconocimiento y la ayuda de amigos y mentores) y la importancia de mostrar una buena imagen, son temas que coinciden.

El ingenio y el buen carácter sitúan a la protagonista por encima de sus rivales más glamourosas, que siempre son menos inteligentes y agradables, lo cual crea una enorme complicidad con sus lectoras. Se trasluce un post-feminismo que va más allá de mostrarla como una víctima dependiente del varón para enncontrar su propia valía. Con frescura y humor, dos pilares básicos de este género, cala en sus lectoras pues refleja la sociedad real con cierto distanciamiento, de forma menos hiriente...

Creo que, entre la cultura popular y el Chick-lit  hay bastantes similitudes: los dos son consiederados triviales, sin valor, y son calificados por muchos críticos como simplistas; están excluídos del canon literario. Sin embargo, a mí los dos me merecen un gran respeto: la una, porque mantiene las tradiciones y nos arraiga a lo que somos y el otro porque muestra sin prejuicios como las chicas de hoy se abren camino enfrentándose a todos los obstáculos que se las presentan con mucha valentía. No esperan al hombre de su vida para que las saque las castañas del fuego, sino para compartir con él su vida desde el mismo plano.


Es verdad que la obsesión de las editoriales y tiendas por vender este tipo de libros ha desembocado en clichés y temas recurrentes, pero a pesar de todo me parece que es un género literario digno y muy actual que refleja a la mujer del siglo XXI con naturalidad.

En España están Emma Reverter (Citas en Manhattan), Rebeca Rus (Sabrina 1, el mundo 0) y Miriam Lavilla (Aceptamos marido como animal de compañía) como ejemplos más destacados entre las lectoras de todas las edades.

Me enorgullece, como mujer, que haya escritoras que luzcan sin rubor la etiqueta de ser "escritoras para mujeres" pues el mundo femenino tiene muchos intereses comunes y un gran número de lectoras. Nos basamos más en los sentimientos, damos importancia a la sensibilidad, al desarrollo de la inteligencia y a mejorar todo lo que han hecho por nosotras nuestras predecesoras... No es nuestro estilo descalificar, criticar, encorsetar o ir contra, sino a favor; tenemos mucho que decir y compartir, pero queremos hacerlo (y lo hacemos) a nuestra manera.

Cuando un libro está cerrado, a primera vista, intuímos que dentro sólo hay letras impresas en papel, sin embargo algo debe pasar porque cuando lo abrimos encontramos una historia entera. Dentro, hay personas que no conocemos todavía, aventuras, hazañas o países exóticos, pero para "vivirlo", hay que leerlo. Antes de prejuzgar hay que leer y luego dar nuestra opinión (¡no antes!).






martes, 28 de junio de 2016

LA MADELEINE DE PROUST


 
 "Y, muy pronto, abrumado por el triste día que había pasado y por la perspectiva de otro día tan meláncolico por venir, me llevé a los labios una cucharada de té en la que había echado un trocito de "madeleine", pero en el mismo instante en que aquel trago, con las migas del bizcocho, tocó mi paladar, me estremecí, fijé mi atención en algo extraordinario que ocurría en mi interior. 

Un placer delicioso me invadió, me aisló sin noción de lo que lo causaba y él me conviritió las vicisitudes de la vida en indiferentes, sus desastres en inofensivos y su brevedad en ilusoria, todo del mismo modo que opera el amor, llenándose de una esencia preciosa; percibí que esa esencia era yo mismo.

Dejé de sentirme mediocre, contingente  y mortal. ¿De dónde podía venirme esa alegría tan fuerte? Me daba cuenta de que iba unida al sabor del té y de la madeleine, pero le excedía en mucho y no debía ser de la misma naturaleza. ¿De dónde venía y qué significaba? ¿Cómo llegar a aprehenderlo?

Bebo un segundo trago, que no me dice más que el primero, luego un tercero, que ya me dice un poco menos..."


 La "madeleine", con su suavidad y sabor único, transporta al autor del texto, Marcel Proust, a su infancia. Este escritor francés (1871-1922) renovó la novela contemporánea y fue el creador de la serie "En busca del tiempo perdido", formada por siete novelas, a cuya redacción dedicó casi toda su vida. Encerrado en una habitación, con las paredes cubiertas de corcho, creó al protagonista (su alter ego) y exploró su pasado evocado por una memoria sensitiva y desordenada cuya única ley es la asociación de ideas.


"La vida es un conjunto de sensaciones que sólo la escritura es capaz de recuperar y la memoria sensitiva actúa como motor del recuerdo". La serie se inicia con el primer tomo, El camino de Swann, en el que recorre lugares asociados a su infancia y en él se encuentra el fragmento de la madeleine. La obra no es un relato lineal de acontecimientos, sino que se mete en la memoria del narrador y cuenta sus recuerdos junto con los vínculos que crean en un intento de recuperar la memoria.

Me gusta el placer puramente estético y sensorial descrito a través de un hecho puntual que altera los sentidos, el espacio y el tiempo. Es increíble descubrir como un acto cotidiano puede llevarnos a experiencias sublimes y a conectarnos con la verdadera esencia de nuestro ser, de nuestro yo interno, que subyace a todo lo demás...


viernes, 24 de junio de 2016

DAMAS EN BICICLETA

En realidad, es una guía que fue publicada en 1897 para las mujeres ciclistas de la época victoriana, un manual para instruir y modelar a las primeras generaciones del pedal (incluyendo la selección de la bicicleta, su atuendo y complementos, la comida y la bebida más convenientes para tomar durante el viaje...). Se trata de un libro revolucionario para las féminas más modernas y temerarias del Imperio.

El libro, editado por Impedimenta, es una delicia estética, cuidado hasta el más mínimo detalle. Lo que más me ha gustado ha sido una nota de los editores titulada "La máquina de la libertad" y que comienza con esta frase de Susan B. Anthony: "El uso de la bicicleta ha hecho más por la emancipación de la mujer que cualquier otra cosa en el mundo".

En el larguísimo reinado de la reina Victoria, las mujeres carecían del derecho del sufragio, del derecho a litigar en juicio y a poseer bienes propios; estaban circunscritas a la esfera doméstica. Nada más casarse, sus derechos se cedían a su marido: él controlaba el dinero, las posesiones y el propio destino del matrimonio (eran otra posesión más del esposo).

Paralelamente, la Revolución Industrial provocó que naciera una nueva clase, la clase media, y por primera vez en la Historia los trabajadores disponían de un período de tiempo libre en el que se podían dedicar a todo tipo de actividades mundanas, como el croquet, deportes, actividades acuáticas, pasear a caballo... pero, sobre todo, "el ciclismo".

Los ciclistas tomaron las calles, los caminos y las carreteras en las dos últimas décadas del silgo XIX; la fiebre de la bicicleta hizo que aquellos que no habían salido de sus pueblos, de sus barrios, se aventurasen a ir a lugares desconocidos. Y fue la introducción de la cadena, que facilitaba el pedaleo, lo que permitió que el ciclismo femenino se convirtiera en una práctia "de moda". Surgía así la "Nueva Mujer", la que rompía con las convenciones sociales imperantes trabajando fuera de casa y reivindicando un activismo político mediante el sufragismo y la defensa de los propios derechos.


Consiguieron movilidad física por sus propios medios y ampliaron horizontes. La práctica del ciclismo y los cambios en cuanto a la indumentaria, proporcionaron un espacio en el que la mujer pudo replantearse su propia feminidad. La bicicleta impuso con el hombre una paridad de hecho.

Por supuesto que, visto con los ojos actuales, este manual raya en el humor y por eso los editores ingleses de la National Library recomiendan no tomárselo demasiado en serio. A mí me parece un libro encantador que me recuerda todo lo que han hecho las primeras mujeres que se atrevieron a ser libres.

lunes, 20 de junio de 2016

AMELIA BLOOMER

Amelia Jenks nació en Homer, cerca de New Cork (Estados Unidos), en 1818 y contrajo matrimonio con Dexter Bloomer, un abogado liberal, de amplias miras, convencido de que la mujer, como ser humano, debía gozar de los mismos derechos (y obligaciones) que el hombre.

Propietario del periódico The Seneca Falls Courier animó a su esposa a que publicara lo que ella pensaba y a que formara parte de organizaciones feministas. En 1848, Amelia Bloomer asistió a una asamblea en la que se sacó a la luz un escrito: "Declaration of Sentiments", que recogía los derechos de la mujer.

Con el impulso de Dexter y ayudada por unas amigas se atrevío a sacar su propio periódico, "The Lily", dirigido sólo a la mujer (desde la moda a la política).

 En él, entre otras muchas cosas, presentó una nueva moda para mujeres que se adecuaba más al momento en el que vivían. Fue la creadora del "bloomer" (pantalón bombacho), cómodo, elegante y saludable, que causó furor, a pesar de las durísimas críticas masculinas y de parte de muchas mujeres.

Inspirándose en los pantalones turcos, se ponían debajo de una falda corta que permitía verlos (un verdadero escándalo para las mentes cerradas y retrógradas).

Eran una auténtica declaración de intenciones; ya no encajaban "el corsé", ni las pesadas faldas, ni los tacones altos, ni los historiados sombreros... La nueva forma de vida necesitaba más ligereza y libertad de movimiento (mental y estético).

Las feministas, debido a la relación que había entre el bloomer y las agrias y feroces burlas hacia la mujer, se alejaron de él de forma drástica, pero se seguía utilizando por las que ya lo habían incluído en su forma de vestir habitual.

En 1890 llegaron "las bicicletas" y resucitaron la prenda que volvió a los armarios de las señoras con más fuerza. Desaparecía la falda superpuesta y se quedaba sólo el pantalón y la chaqueta (mayor facilidad para el pedaleo).

En algunas conferencias que dio Amelia en Inglaterra, tuvo auténticos enfrentamientos verbales y a través de la prensa. En el "Correo de la Moda" se publicó un artículo que decía: "el bloomerismo no pasa de ser una tentativa extravagante que seguirá la suerte de todas las utopías contra naturales que abundan en estos tiempos. Perecerá muy pronto porque tiene en su contra la gracia, el buen gusto, el pudor, la decencia, el coquetismo..."

Pero Amelia contaba con una legión de mujeres dispuestas a ir a por todas y a no retroceder un paso ni para coger impulso. No sólo montaban en bici, sino que jugaban al tenis y a otros deportes y, además, "el bloomer" era parte esencial del nuevo traje de baño... Murió (1894) con la satisfacción de la misión cumplida y de haber contribuído a la evolución de la Humanidad.

domingo, 19 de junio de 2016

CONSTANCE LLOYD

Oscar había recibido en Oxford un prestigioso premio de poesía y había compaginado sus estuidos con viajes a Italia y Grecia. Escribía artículos para revistas y periódicos y cuando tenía unos 28 años viajó dos veces a Estados Unidos para dar un ciclo de conferencias y estrenar una de sus primeras obras de teatro. Su peculiar atuendo de calzón corto y medias negras causó gran sensación en Nueva York, pero no así en el Oeste, que pasó inadvertido. Allí, los vaqueros y buscadores de oro lloraban cuando el conferenciante les leía la biografía de Benvenuto Cellini ("les expliqué que estaba muerto y eso provocó que preguntaran: ¿quién le pegó un tiro?"). Tuve que explicarles, con mucha suavidad, que el escultor, orfebre y escritor italiano, había fallecido un poco antes, en el siglo XVI, y de forma natural, "sin disparos"...
Al volver a Inglaterra fue muy bien recibido y en 1883 fue a Francia, donde conoció, entre otros, a Verlaine, con quien entabló una gran amistad. Tenía pues una fama fuera de todo lo común para un chico de su edad y era profundamente admirado por los más vanguardistas que frecuentaban, en Dublín, las tertulias literarias que organizaba su madre.

 Entre las invitadas, se encontraba Constance Lloyd, una joven de pelo castaño y ojos violeta, con rostro de aire prerrafaelista, que sucumbió, a primera vista, a los encantos y el ingenio del irresistible "dandy". Había nacido en Dublín (1859) en el seno de una familia de abogados de alta alcurnia, pero afín a las corrientes feministas se ganaba la vida escribiendo cuentos infantiles y dando conferencias. Sensible y muy delicada, leía a los clásicos italianos y franceses en su lengua original, tocaba el piano y le apasionaba Shakespeare. Ponto empezaron a frecuentar sus encuentros y se complementaban muy bien.


En una carta que escribió a su hermano Otho le decía: "preparaté para una asombrosa noticia, estoy prometida a Oscar Wilde y me siento absoluta y locamente feliz", pero la respuesta fue que pensara muy bien lo que iba a hacer, pues Oscar no era una persona fácil. Sin embargo, coincidían en sus objetivos y tenían fuertes lazos de complicidad; ambos estaban, por ejemplo, a favor del Movimiento "Rational Dress" que suponía un cambio en la forma de vestir de la mujer y que se basaba en la salud, el confort y la belleza; la mujer estaba más cómoda para hacer ejercicio al aire libre, como montar en bicicleta, por lo que la ropa tenía que ser más simple. En realidad, Constance idealizó, desde el primer momento, el amor que sentía hacia Oscar y siempre le amó...

La boda se llevó a cabo en 1884 y resultó un verdadero espectáculo. Oscar fue quien diseñó el vestido de la novia y pasaron una luna de miel en París inolvidable. Ella se vio atraída a su mundo y llegaron a vestir a juego con una audaz estrategia de marketing personal. Todo parecía fácil y divertido y su casa, en el entonces bohemio-exclusivo barrio de Chelsea (Londres), era el lugar adecuado para que Oscar llevara una vida moderadamente convencional. Pronto tuvieron dos hijos, muy seguidos. Él era el mejor padre y el mejor marido, pero la cruda realidad empezaba a agrietar la convivencia.

La actitud de Constance, ante las largas ausencias de Oscar en hoteles y bajos fondos con compañías no demasiado deseables, fue silenciosa, responsable y llena de fortaleza, pues ella estaba dispuesta a salvar su hogar. Sin embargo, un día su marido le dijo: "cuando somos felices, somos buenos, pero cuando somos buenos, no siempre somos felices". A partir de entonces, la distancia física entre ambos fue abismal, aunque (paradójicamente) guardaban las apariencias.

Desafortunadamente, todo había llegado demasiado lejos y ocurrió lo inevitable. Hubo un juicio en el que se le acusó de conducta inadecuada (a causa de un joven amante, Bossie) y Oscar acabó en la cárcel. Constance siempre tuvo la habilidad de mantener su propia fortuna a salvo y ante la ruina social y económica de su marido publicó un libro con todas las citas célebres de su obra para ayudarle, pero fue insuficiente.
Pos su parte, ella recopiló en un cuento sus escritos infantiles y populares, que tuvo un éxito clamoroso. Le fue a visitar a la prisión y también le comunicó la muerte de Speranza.
Aconsejada por su familia y amigos, dejó Londres y se fue con los niños a Suiza, cambiando el apellido Wilde por el de Holland.
Cansada, triste y muy enferma, falleció en Génova con 39 años y en su tumba se podía leer: "Constance Mary, hija de Horace Lloyd".
Creo que, en 1967, alguien añadió: "esposa de Oscar Wilde" y estoy convencida de que a ella le habría gustado, pues nunca se quiso divorciar del padre de sus hijos, al que amó a pesar de todas sus peculiridades. Hay un libro, que os aconsejo, de Susana Sisman que se titula: "No te enamores de Oscar Wilde" (Ediciones del Dragón) en el que habla de la carta que ella le debería haber escrito cuando tuvieron que abandonar la casa precipitadamente, pero que no llegó a realizar. La autora lo hace en su lugar.





OSCAR WILDE

Viendo esta estatua de Oscar Wilde en el Merrion Square Park de Dublín, me he preguntado muchas cosas acerca de su vida en al ciudad en la que nació, pasó su infancia y se formó.
Sin ser de la alta sociedad, su familia gozaba de prestigio y era mentalmente avanzada para la época. Su padre fue un famoso médico y su madre, Joana Elgee, una mujer muy interesante y que amaba profundamente a su país, Irlanda, por el que luchó toda su vida.

Tenía un hermano mayor, Willie y una hermana menor que falleció cuando ella cumplió los nueve años, pérdida que lady Jane (su madre) jamás pudo superar.

Pasaron una infancia feliz, como otros niños de su edad, y jugaban mucho al aire libre, en el parque cercano. En su casa no se seguían las estrictas e inflexibles pautas de la educación victoriana, sino que se respiraba una mayor libertad; todos gozaban de un frinísimo sentido del humor...

Estudió primero en Portora Royal School y luego en el Trinity College, donde destacó por su inteligencia, agudeza, ingenio e ironía, lo que le convertía en un magnífico conversador.

A los 20 años se fue al Magdalen College (Oxford) donde se graduó y remató un sólida formación humanista. Admiraba a John Ruskin y Walter Pater, que defendían la importancia central del arte en la vida. A finales del siglo XX, aparecieron los "esteticistas" y su obsesión por la belleza. Defendían "el arte por el arte", sin ataduras morales o religiosas. Oscar Wilde tuvo una reacción artística contra el corsé moral de la era victoriana. Ante una sociedad demasiado pragmática y rígida, el relax y la devoción por lo hermoso era una auténtica provocación ("lo más importante de todo es el placer que produce la belleza").


Oscar se convirtió en el gurú de los extravagantes y glorificador de la juventud, que inspiraba un estilo de vida al completo (dandismo). Pensador y libre tuvo que soportar las consecuencias de ser diferente, igual que le había ocurrido a su madre, quien con el pseudónimo de Speranza se sirvió de las letras para protestar contra el yugo del imperio británico; sus textos nacionalistas invitaban a la independencia de Irlanda por lo que fue perseguida por los conservadores. Ayudó a recopilar cuentos tradicionales irlandeses y se la llamaba "la Esperanza de la Nación", pues fue una gran defensora de la educación y, sobre todo, de las mujeres. Ella fue quien organizó una fiesta en la que Oscar conoció a la que sería su esposa...






viernes, 10 de junio de 2016

AVOCA

El valle de Avoca se encuentra al sur de Dublín y las montañas separan la capital del condado de Wicklow, de gran belleza natural y estilo rural.

El río Avoca comienza su vida como dos ríos (el grande y el pequeño) que se unen en un punto al que el poeta romántico irlandés Thomas Moore denominó "The Meeting of the Waters" (no hay en el mundo un valle tan dulce en cuyo seno las aguas se encuentran...) y desemboca en Arklow.

En este maravilloso lugar, denominado por muchos el jardín de Irlanda, el matrimonio Pratt adquirió en la década de 1970 uno de sus molinos (de 1723) para recuperar la tradición del tejido artesanal de la lana que tanto abunda en aquella zona.

Desde el primer momento, Hilary (profesora) y Donald (abogado) pusieron mucha ilusión en el proyecto: potenciar la economía local haciendo y vendiendo sus productos artesanales.

 El molino había pertenecido a las tres hemanas Wynne, hijas de un cura que heredaron la fábrica textil. En ella se hacía la ropa para los mineros y se proporcionaba empleo a los lugareños. Tuvieron el acierto de ir más allá de los tonos grises y marrones y se atrevieron a cultivar plantas que producían colorantes vegetales para experimentan con diferentes tintes. Fueron las pioneras en dar colores vibrantes a sus tejidos de lana. En 1930 se produjo el golpe de suerte: la diseñadora italiana Elsa Schaparelli, atraída por sus atrevidos colores, mostró el tweed en uno de sus desfiles de Estados Unidos y el éxito fue indiscutible.

Basándose en la filosofía de la firma, los Pratt quisieron mostrar al mundo el alma irlandesa a través de sus productos y empezaron a venderlos en sus inmediaciones. Sólo llevaban a cabo tejidos naturales utilizando al 100% lana virgen, mohair, cashemere, angora, hilo, algodón y, por supuesto, de forma artesanal.

La cualidad se encontró con la oportunidad y la marca empezó a calar en el pueblo irlandés, amante de la belleza y la calidad. Cuarenta años después el mapa Avoca se ha convertido en la ruta de la seda de Irlanda y se ha extendido por todo el mundo. Sus tiendas son "concepstores"  pues no sólo venden tejidos sino comida, café, jabones, velas y jardinería (perfumistas, ceramistas, productores de velas...).

Como tejedora, una de las escenas que guardo en mi retina con más cariño es la de las ovejitas pastando en el valle. La tradición unida a la vanguardia es algo que me apasiona, pues además de producir grandes beneficios económicos respeta y cuida todo lo que ya estaba bien encaminado. Las hermanas Wynne formaron parte de las mujeres irlandesas emergentes en una nueva era prometedora de igualdad con el hombre y "la lana" fue su hilo conductor...


miércoles, 1 de junio de 2016

JILL BARKLEM

Ayer recibí este maravilloso regalo de una gran amiga, que conoce perfectamente mi debilidad por los cuentos infantiles bien ilustrados. Tengo que confesar que a la autora no la conocía, con lo cual la sorpresa fue doble...

Jill Barklem vive actualmente en Woodland Grove (Loughon), una residencia en el campo en la que se siente perfectamente integrada y, a pesar de estar en una silla de ruedas, sigue haciendo ilustraciones y escribiendo a sus 64 años.

"Brambly Hedge" (El Seto de las Zarzas) es un hogar en el que una colonia de ratoncitos son los protagonistas de sus historias. El Seto siempre estuvo ahí, como esperando a que ella lo definiera. Nos descubre un mundo ideal donde los ratones viven de forma muy natural; dan valor y uso a todo lo que crece a su alrededor. Se preocupan y cuidan unos de otros de forma seria y respetable, pero también se divierten mucho organizando reuniones, fiestas y meriendas continuas.

En 1978 se dirigió a Harper Collins y Jane Fior pasó a ser su editora. Pensó que el Seto estaría compuesto por cuatro libros sobre las estaciones del año. Investigó, tomó notas sobre la vida de los ratones de campo y, en lo posible, eliminó cualquier concepto humano: inventó un sistema de medición basado en colas y patas; el peso en bellotas y granos de trigo y midió el tiempo con relojes de sol o de agua. En España, primero lo editó Bruguera en 1980.

Más tarde, exploró el mundo que había más allá del seto con una nueva generación de ratones y de ahí surgió el resto de los cuentos.

El trabajo fue minucioso (buscaba la perfección: cada flor debía tener sus pétalos exactos y crecer en el lugar adecuado) pero, al mismo tiempo, apasionante y muy gratificante. Se notaba su formación artística en el Instituto St. Martin´s de Londres y sus enormes conocimientos sobre la naturaleza, el medio ambiente y las viejas tradiciones de la gente del campo.

En el año 2010 la editorial española Noguer publicó todos los cuentos (ocho en total) juntos en una cuidada edición de mayor tamaño en la que las ilustraciones se lucen mucho más.

Aparentemente, la acuarela es una técnica menor entre las artes plásticas y en las letras, la literatura infantil tiene una reputación y difusión más limitada. Sin embargo, en el "Album Ilustrado", que es como yo definiría estos libros, tanto una como otra se escriben con mayúsculas pues van dirigidas a un público que no entiende de escalas de calificaciones, supera los convencionalismos y desconoce intereses.

En él, el contenido se transmite de manera conjunta a través del texto y las ilustraciones; ambos medios construyen la historia y gozan del mismo protagonismo, pues como dice Alicia, antes de entrar en el País de las Maravillas: "¿para qué sirve un libro sin ilustraciones?

Jill nació en Eppin Forest (noreste de Londres), uno de los bosques más admirados de Gran Bretaña y allí se fue a vivir con su marido y sus dos hijos. A la edad de trece años tuvo un accidente, lo que le obligó a guardar reposo durante una larga temporada. Fue entonces cuando descubrió su talento para el dibujo y la ilustración y, una vez formada, lo convirtió en su principal actividad profesional. Una vez más, la cualidad se encontró con la oportunidad y gracias a ello gozamos de otra magnífica escritora-ilustradora británica.

                                        
        ¡Mil gracias, Lola, como verás me ha encantado!

LA ELEGANCIA

Este caballero me parece "elegante" pues tanto su aspecto como su actitud revelan buen gusto y refinamiento. No es sólo la ropa o sus complementos, son sus posturas, sonrisas o seriedad, su entorno bien escogido (elegante viene de "elegir") y la filosofía de vida que es capaz de transmitir. Intuyo que, por su forma de estar, es una persona íntegra, positiva y armoniosa. Destila gracia, nobleza y sencillez y ha logrado una gran seguridad en sí mismo. Se ha sabido "sacar partido", lo que le da un "plus" del que carecen los que lo han tenido, por decirlo de alguna manera, más fácil...

Y es que la elegancia es más una filosofía de vida, de comportamientos, de modos y actitudes que el seguir la moda o someterse a los dictámenes de lo vulgar. Se sustenta en la buena educación, la delicadeza y la cultura y así como un buen libro aromatiza el alma del elegante, su colonia favorita lo hace con su cuerpo, pero ambos son su fragancia...

Hago esta pequeña reflexión para poner en orden mis pensamientos y sentimientos ante una sociedad que no sólo no valora la verdadera elegancia, sino que la ridiculiza. Como todo lo que merece la pena en la vida, es algo que se puede desarrollar o adquirir y que, a medida que pasa el tiempo (como los buenos vinos) gana. Las personas verdaderamente elegantes están protegidas de las influencias, críticas o maldades porque su vida es tan rica e interesante que no dan importancia a las pequeñeces con las que intentan ensuciar o dañar su imagen.

Estoy convencida de que un grupo de "elegantes con coraje" arrastraría con su "savoir faire" a los que no lo son y la sociedad experimentaría un gran avance evolutivo...