jueves, 11 de agosto de 2016

LA EMPERATRIZ MICHIKO

Hace tres días, el emperador de Japón Akihito pronunció un mensaje televisado (vídeo de diez minutos grabado en el Palacio Imperial) en el que anunciaba la voluntad de ceder el trono a su hijo Naruhito. Sus 82 años y delicada salud podrían impedirle seguir asumiendo responsabilidades importantes, lo que perjudicaría a la sociedad nipona. Para ello, el Parlamento Japonés tendrá que aprobar una reforma del marco legal vigente.

A raíz de esta noticia e impresionada por la elegancia de su esposa, la emperatriz Michiko, he querido conocer un poco mejor a una familia imperial del siglo XXI.
Ella es el símbolo de la modernización y democratización y representa como nadie la modestia, la pureza y el sentido del deber; es cercana, accesible y visible. Ha reconocido en varias ocasiones que el emperador siempre les ha guiado (a sus hijos y a ella) de forma estricta, pero con generosidad y que, después de 57 años de matrimonio, han llegado juntos al tramo del camino en el que se encuentran ahora.
Nació el 20 de Octubre de 1934 en Tokio, en el seno de una familia de la alta burguesía que la educó y formó de un modo abierto y exquisito. Entre otras cosas, fue a Oxford y a Harvard y estudió Literatura Inglesa.
Practicando deporte en un exclusivo club, conoció a su futuro esposo y la prensa lo publicó en seguida como "el romance en el campo de tenis". El 19 de abril de 1959 se casaban con la autorización del Consejo de la Casa Imperial.

Había entrado en una de las cortes más herméticas del mundo y su vida no iba a ser fácil. Tanto su forma de vestir, de comportarse y de estar en familia y con los niños fue muy criticado por la fracción más reaccionaria. Fue la primera en casi todo a la hora de renovar las costumbres y de traer nuevos aires a Japón. Su suegra, Nagako, ejercía sobre ella una fuerte presión y hostilidad, lo que le acabó afectando de tal manera que cayó en una depresión. La reacción al cautiverio de Palacio provocó que se quedara sin voz casi un año...

Sin embargo, la familia iba superando todos los obstáculos y ha seguido manteniendo la tradición, pero con cierta modernidad. Su única hija, la princesa Sayako, ha dado el salto generacional y ha renunciado a sus privilegios para casarse con el hombre que ama. Los varones de la familia se han preparado a la occidental y están perfectamente centrados en lo actual.
Desde muy pequeños, tocaban instrumentos de música con sus padres. Su madre les leía cuentos y llegó a escribir poesía en "waka" (composición poética del siglo VI). Con su "Nada del árbol de la seda", dedicado a su primer hijo, conmocionó a todas las madres de Japón.
Intuyo que el éxito de esta gran mujer radica en que ha guardadado su esencia sin renunciar a dar su paso evolutivo. Ha tenido la habilidad de ser capaz de participar en el mundo que vive siendo, al mismo tiempo, observadora.
Ha llegado, de forma natural, a su pueblo, un pueblo cortés y muy educado, que no habla en voz alta, que cuida los modales y cultiva la sonrisa y que se entiende en una lengua que no conoce las palabras soeces, injuriosas y obscenas.


No tiene nada de extraño que su marido se atreva a dar el paso que ha dado. En el Palacio Imperial se guarda el fondo, pero han cambiado las formas. Cada vez más la Corona se irá acercando al pueblo sin que por ello "El Trono del Crisantemo" (que existe desde hace 2500 años) se resienta lo más mínimo. La flor del mismo nombre simboliza la luz del sol, el calor y la alegría y es una de las cuatro flores junzy...

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