domingo, 23 de abril de 2017

OPTIMISMO REBELDE

"Optimismo Rebelde" es una declaración de intenciones, una confesión de dudas y un cúmulo de perplejidades. Ciento cuarenta y tres artículos escritos a fuego lento, a través de los cuales Luis Sánchez-Merlo construye una crónica general, reflexiva y directa combinando análisis y opinión.

Bajo el prisma de la tolerancia, los valores, la pasión, la belleza, el humor, la denuncia de la corrupción y la injusticia, este libro nos invita a ejercer la crítica constructiva y a salir del conformismo.

El autor deja entrever pinceladas de su mundo interior, con atención preferente a los lugares y las cuestiones que siente más cerca, sin olvidar a las figuras que le han dejado huella.
El lector tiene en sus manos una obra singular, inspirada en el análisis de lo acontecido entre 2008 y 2016, en la España cuya bóveda se agrieta, en una Europa en deconstrucción y con un panorama global convulso.

Empieza con una frase de Zygmunt Bauman que dice: "Un optimista es alguien que piensa que este mundo es el mejor de los posibles. Un pesimista, el que cree que el optimista tiene razón".

En una hoja, y en negro sobre blanco, el nombre de tus tres nietas: A Victoria, Tanya y Lavinia.

En sus agradecimientos dice: "A quienes me animasteis a escribir estos artículos; a los que habéis editado, ilustrado, corregido, completado, recortado, mejorado; a quienes habeis hecho llegar vuestros comentarios, en algunos casos de enorme calidad; a los que no siempre estuvisteis de acuerdo con esto o con lo otro; a los que los habéis leído... A todos... muchas gracias.
Porque sin tanto carburante, quiero decir afecto, hubiera sido imposible mantener el ritmo del pedaleo...
Este es el fruto del insolente apareamiento con una compañia fiel, que no ha desfallecido en estos ocho años, a la que dedico mi libro. Ejemplares únicos, numerados y dedicados, uno a uno, a quienes me habéis acompañado en este trayecto que continúa. Este libro es vuestro".

Me ha parecido muy oportuno que hoy, el Día del Libro, seamos nosotros los que te demos las gracias a tí, Luis. Nos has hecho parte de tu aventura, de tu proyecto, y te hemos seguido porque sabemos que eres un buen corredor de fondo, que no temes el esfuerzo, que nos alientas con tu humor y que confiamos en tí porque sabes hacia dónde te diriges.
Al ser tu prima, sería difícil hacer un comentario objetivo, pero me parece un motivo de celebración que hayas tenido el coraje de publicar un libro de papel. Nuestros padres se sentirían muy orgullosos de que ya formes parte de los escritores vocacionales, de los que siguen creyendo que la palabra es nuestro mejor tesoro.

 Esta es mi dedicatoria y hoy empezaré a leerlo. Un fuerte abrazo.

viernes, 21 de abril de 2017

INTERCAMBIOS

La naturaleza nos ha dado los órganos de los sentidos (tacto, gusto, oído, olfato y vista) para que podamos hacer intercambios con la creación y con las demás criaturas.
Nuestra vida afectiva e intelectual consiste también en "encuentros": con las palabras, los pensamientos y los sentimientos no dejamos de tejer una red de relaciones que es la base de nuestra vida familiar y social.
Me temo que, en la actualidad, no se obtienen suficientes beneficios de estos intercambios debido a la falta de atención mantenida para estar plenamente consciente de lo que se vive. No existe una realidad objetiva sino lo que cada uno vive y siente. Podemos dudar de lo que vemos, de lo que oímos, de lo que tocamos... pero lo que sentimos, no podemos ponerlo jamás en duda; es una realidad. Todo vive, todo vibra, todo irradia; ese es el resplandor de la creación que podemos sentir sin necesidad de ver.
Es cierto que cuanto más sensible se vuelve un ser, más se expone a sufrir por todo lo que oye y escucha a su alrededor, pero ¿hay que volverse insensibles para no sufrir? ¡No! Nos volveríamos duros como las piedras...

Es el grado de sensibilidad el que determina la grandeza de un ser humano, pero no hay que confundirla con sensiblería.
Ser sensible es ser capaz de abrirse cada vez más a lo que nos rodea, de captar maravillas, de planear alto y de irse haciendo cada vez más inmune a la estupidez, la vulgaridad y la maldad. A mayor belleza, mayor alegría, mayor bienestar, mayor claridad.
La inteligencia del hombre no es sólo producto de sus estudios y de sus reflexiones, sino la consecuencia del estado (bueno o malo) de todas las células de su cuerpo.

No deberíamos preocuparnos únicamente de nuestro buen alimento físico, sino también del psíquico (sensaciones, sentimientos, deseos, pensamientos). A medida que vamos mejorando y puliendo nuestra forma de vida, lo hacemos con nuestra inteligencia. Podemos nutrirnos, por ejemplo, del perfume de las flores sin necesidad de cogerlas ya que disfrutar de su fragancia es suficiente. Hay personas que, como las flores, propagan a su alrededor luz, calor, poesía.
Abriéndonos a la naturaleza ella nos hace participar de su vida. No nos sentimos realmente vivos hasta que decidimos entrar en relación con esta vida inmensa, inagotable, que se manifiesta por todas partes en el universo.

domingo, 9 de abril de 2017

HYGGE

Según la ONU, Dinamarca es el país más feliz del mundo y el término "hygge" (pronunciado huu-gue) se podría traducir como una mezcla entre acogedor, bienestar, estar en una situación en la que te sientes cómodo, relajado y libre. Tiene que ver con lo social, como compartir momentos de disfrute con otras personas. Ese sosiego, esos momentos sin estrés, se pueden disfrutar solos o acompañados.
El año pasado se publicaron varios libros para explicar el concepto y se llegó a hacer habitual hablar del "momento hyggelig": en un ambiente acogedor, se toma consciencia de uno mismo y sintiéndose cómodo y seguro, se manifiesta gratitud hacia los demás, apendiendo a vivir en armonía con uno mismo, con los demás y con el entorno que nos rodea.
Kierkegaard, el filósofo danés, decía que perseguimos el placer con tanta velocidad que lo pasamos de largo y Cesare Pavese nos recordaba que lo que permanece en nosotros no son los días, sino los momentos y refugiarnos en los momentos es nuestro mejor refugio.

Lo realmente novedoso es que nos recuerden que celebrar lo cotidiano como un momento irrepetible es algo que no valoramos lo suficiente. Ser consciente del deleite del momento concreto que se está viviendo  es como vivir un mindfulness permanente y encaja perfectamente con el slowliving. En definitiva, estas palabras tan novedosas se pueden expresar como "sentido común".

Emplear el tiempo de forma eficaz en algo que nos gusta y que sea útil, crear un ambiente propicio para sentirse a gusto, disfrutar de los pequeños logros, evitar lo que rompa el estado de relax, tener una buena conversación en petit comité, preparar un rico menú, tener presentes a nuestros antepasados, estar cómodo... Todas esas pautas que nos dan en los libros, son tan nuestras que nos hace gracia verlas escritas por expertos a la hora de "tener felicidad".
Sin embargo, me temo que el término tiene que ver más con el ser que con el tener; se está a gusto o no se está.

Mirar hacia nuestro interior nos fortalece ante el cruel, imprevisible, frío e impersonal trato que actualmente tiene la gente entre sí. Nosotros debemos ser nuestros popios generadores de bienestar (personal y colectivo) haciendo conscientemente todo lo que nos sienta bien y desechando lo que nos perturba. No debemos dejar pasar momentos especiales por falta de atención en lo que nos rodea, pues son irrecuperables.
Pero, ¿cuál es la base de todo ello?: "la amabilidad" (am-able, am-or) sincera, la que nos sale del alma, la que va formando la malla resistente y flexible que hace que una sociedad se sienta bien.


lunes, 3 de abril de 2017

EMILY POST

"La gente muy bien educada nos hace sentir valiosos y respetados, por eso nos sentimos cómodos con ella a todos los niveles".

"La buena educación es la clave de la excelencia del ser humano".

"Buena educación es sinónimo de urbanidad, de cortesía, de buenas maneras, de civismo, de cultura, de prudencia, de finura, de tacto, de elegancia, de amabilidad, de simpatía, de cordialidad, de empatía, de sonrisa, de cortesía, de sentido del humor, de autocontrol..."

"El buen ser y el buen estar implican: naturalidad, puntualidad, sencillez, prudencia, discreción, tolerancia, cordialidad; en definitiva, pensar en los otros y colaborar con ellos. Hacer que nuestra vida social sea armoniosa, es decir agradable, honorable y confiable".

Todas estas ideas están plenamente vigentes, cuidadas y potenciadas, en el centro Emily Post en el exclusivo e interesante Tuxedo Park (New York).
Pero, ¿quién era Emily? Era una mujer americana, que nació en 1872 y fue educada en su hogar y escuelas privadas; su padre era un famoso arquitecto y su madre una exquisita dama de de la alta sociedad.
Conoció a Edwin (su futuro marido) en el baile de su presentación en sociedad; tuvieron dos hijos y ella empezó a escribir cuando los dos se fueron a la Universidad.

Su máxima aspiración era instruir a las personas sobre los buenos modales o la etiqueta, es decir, las reglas de conducta que indican la manera apropiada en que las personas deben comportarse en las más diversas situaciones. Pero no sólo "good manners", sino también habilidades sociales como saber elegir la ropa adecuada y jamás desentonar ni con actitudes ni con actos.
Lo que empezó siendo un hobby, se convirtió en una necesidad (interna y externa), ya que se tuvo que divorciar de Edwin, que no resultó ser del todo conveniente...
Publicó numerosos artículos y colaboró en emisoras de radio hablando de sus propias teorías para procurar que la vida "refinada" contribuyera a la evolución de la civilización. Sin una buena educación (de fondo y de forma) la convivencia resulta un poco complicada.
En 1904, publicó su primera novela, sin dejar de lado sus historias de ficción y sus estudios sobre la decoración de interiores para llegar a crear un hogar realmente equilibrado y confortable.

En 1922, publicó "Etiquette- The blue Book of Social Usage", con tal éxito que aún está en plena vigencia. Laura Claridge ha escrito una biografía muy interesante sobre Emily y en ella se dice que falleció a los 86 años sin haber dejado de escribir ni un sólo día de su dilatada vida.
En la actualidad, Alejandra Messervy, abandonó la Casa Real Británcia para montar su propia empresa, "The English Manner" y desde el 2001 (cuando la creó) hasta hoy no ha dejado de crecer por todo el mundo. Ofrece servicios de "educación y buenas maneras", así como de decoración y saber estar. Mueve unos 4.600 millones de €, lo que nos da una idea de la demanda social que existe acerca del tema. Los nuevos millonarios no quieren sólo serlo sino parecerlo. Gracias a la globalización económica, basada en internet, la reducción de las tarifas aéreas y el acceso universal a la telefonía móvil, su proyecto ha alcanzado límites insospechados.
Curiosamente, sus mejores clientes son "los agradables que quieren ser más agradables".
Estamos en un momento en el que retomar la buena educación sería un verdadero avance, un enorme paso hacia nuestra evolución como seres humanos. No debemos pensar sólo en nosotros, sino en los que nos precedieron y en los que nos seguirán.
Para ir calentado motores, "deseo a mis lectores un magnífico día".