viernes, 9 de junio de 2017

FORTNUM & MASON

En 1964, W. Garfield Weston  incorporó este reloj de tres toneladas a la entrada principal de los grandes almacenes ingleses Fortnum & Mason (181, Piccadilly Street, London) en honor a sus fundadores y con su emblemático color "eau-de-Nil". Cada hora, salen, se miran,  y con música del siglo XVIII de fondo, parece que se aseguran de que todo sigue en orden y la esencia permanece: calidad y exclusividad.

En el 2007, se llevó a cabo una remodelación que costó 27 millones de libras, celebrando sus 300 años de existencia, pues los almacenes fueron fundados en 1707 por William Fortnum & Hugh Mason. William era un footman (lacayo) de la reina Ana y vendía las velas usadas en las cenas de Palacio; vivía en una pequeña habitación alquilada a Hugh, que poseía una tienda en el mercadillo de St. James.
Como en aquel momento el Imperio Británico extendía el comercio, surgía una nueva clase: la burguesía. Con la Compañía Británcia de las Indias Orientales se desarrolló el comercio del té y Londres se convirtió en la patria floreciente del comercio de especias de Oriente; por todo ello crearon un negocio de comestibles.

En 1730, sacaron sus famosas "hampers" (cestas de viaje) pues por Piccadilly  pasaban los viajeros que necesitaban provisiones y se las llenaban de manjares como pastel de carne, queso, frutas, bizcochos, vinos... En 1738 crearon el "scotch egg" (huevo cocido envuelto en carne de salchicha y rebozado), algo muy cómodo de llevar. Además, el Romanticismo había influído a la hora de disfrutar de pic-nics en el campo y los carruajes hacían cola delante del establecimiento para recoger las cestas bien surtidas que llevarían a las Regatas de Henley o al Epson Derby.

Actualmente, la cuarta generación de la familia Weston (la tercera más rica del Reino Unido) siguen cuidando hasta el menor detalle de todo lo que venden y tanto los proveedores como los clientes forman parte de su universo emocional (como los fundadores) para no perder jamás la excelencia.

En el "Jubilee Tea Salon", en la cuarta planta y al que se puede acceder en adorables ascensores de madera, se pueden degustar sus delicatessen, entre ellas la miel que (desde 2008) producen las cuatro colmenas que tienen en la azotea y cuyo sabor se debe a las flores de los parques cercanos.
Se enviaron hampers a Batallas (Crimea) y Expediciones (Everest); se ofreció una Oficina de Correos; se  cuidaba a su personal; se ganó la Medalla de Oro en la Exposición Universal; se introdujo el mundo deportivo y la ropa del hogar; se cubrió el Jubileo del rey Jorge V (1935) atendiendo a Príncipes y potentados... Y todo ello se mantiene en pleno siglo XXI.
Forman parte de lo británico en estado puro y, sin embargo, son muy poco conocidos. Acabo de estar allí y os aseguro que merece la pena, es una buena forma de conocer más a fondo a la "Merry England".

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