viernes, 22 de septiembre de 2017

EL GLOBO MONTGOLFIER

Nos acercábamos a Peyrac, pueblecito que se encuentra en el valle de la Dordogne (río Dordoña), cuando apareció este maravilloso Montgolfier, un precioso globo aerostático que llevaba el nombre de sus inventores.
Había muchos más sobrevolando el río para disfrutar de sus vistas, pero a mí me llamó la atención "éste" por su nombre y recordé lo importante que fue su descubrimiento en pleno siglo XVIII.

"Los Hermanos Montgolfier" soñaban con surcar los cielos y un día se dieron cuenta de que el aire caliente pesa menos que el frío y diseñaron un globo de papel con aire caliente. Más adelante, utilizaron materiales más ligeros, como la seda o el lino.
En su primera demostración, calentaron el aire de un globo quemando paja y madera debajo de su abertura inferior y llegó a alcanzar mil metros de altura, permaneciendo en el aire unos diez minutos...
En Versalles, ante Luis XVI y María Antonieta, se despegó otro globo mayor que llevaba en su cesta un gallo, una oveja y un pato como tripulantes; después de ocho minutos volando, aterrizaron sanos y salvos, suavemente, a tres kilómetros.
En diciembre de ese mismo año (1783), otro nuevo sobrevoló París, con dos pasajeros, durante media hora, y aterrizó sin dificultad a nueve kilómetros de distancia.
Como reconocimiento a tal proeza, la Real Academia de las Ciencias denominó al globo de aire caliente "Montgolfier".

El aire caliente infla la lona del globo, lo hace más ligero que el aire ambiente y vuela. También en el plano espiritual para elevarse es necesario volverse ligero, dilatarse; y para dilatarnos tenemos que calentar algo en nosotros mismos. Es el calor del amor el que inflama el corazón y lo vuelve más ligero...
Si contemplamos la naturaleza con atención, nos damos cuenta de que para acercarse al cielo hay que estar ligeros, pues si nos enfriamos (cerramos nuestro corazón) nos volvemos más densos, más pesados que el aire, y caemos.
¿Por qué a la gente del siglo XXI le da tanto pudor hablar del amor, del corazón, de los sentimientos? Creo que, si reflexionamos un poco, deberíamos volver a utilizar conceptos que forman parte de nuestra vida cotidiana y que han sido desvirtuados o mal utilizados.
Se dice que los seres llenos de amor, bondad y abnegación son explotados y utilizados por quienes les rodean porque les consideran ingenuos. Sin embargo, si ellos persisten en su forma de hacer las cosas, la gente empieza a respetarlos y considerarlos; los bondadosos no tienen prisa, saben esperar, y un día, todas las riquezas les son devueltas de la forma más inesperada.
Es otra ley universal: cuánto más se da, más se recibe.




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