viernes, 29 de septiembre de 2017

FUERA Y DENTRO

Las hojas taciturnas, se desvanecen.
En los árboles cercanos abunda el amarillo.
El verdor es un recuerdo
nostalgia de los meses transcurridos.

Recogemos los frutos
haciendo acopio, para lo venidero
y en nuestras bodegas personales
catamos su afrutado vino.

Dulce como el néctar
que los dioses bebieron
o amargo como las lágrimas en racimo
todo se da
según el tiempo que acontezca.

Discurre el escaso
arroyo en la montaña
esperando las lluvias
que aún no llegan.

Los días menguan suavemente
los pajarillos enlentecen sus trinos
buscamos la belleza
allí donde se encuentra
dejando al otoño
bañar nuestro destino.



Esther de Andrés

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