lunes, 23 de abril de 2018

SAN JORGE

En el siglo XIII, Jacobo de la Vorágine (arzobispo de Génova) recopiló en su "Leyenda Dorada" una colección de vidas de santos y, entre ellas, La Leyenda de San Jorge. Siendo soldado romano, llegó a Silca (ciudad libia), cuyos habitantes vivían atemorizados por un dragón que vivía en un lago cercano. Comía dos ovejas al día y cuando se acercaba a la ciudad contaminaba el aire provocando la muerte de muchas personas...

Se empezaron a sacrificar doncellas para que se calmara y un día fue la misma hija del rey la que, a punto de ser devorada, fue salvada por el soldado llamado Jorge, que se había convertido al cristianismo. Hirió a la fiera con su lanza y la llevaron atada hasta que todos fueron bautizados. Ya muerta, en el charco de sangre de la horrible criatura, creció un rosal y el caballero obsequió a la doncella con la rosa más hermosa. Más tarde, fue decapitado por no querer renunciar al cristianismo.

 La fábula de Vorágine posee un gran valor literario y tuvo mucha influencia en Occidente, tanto en pintura como en literatura. A finales de la Edad Media, San Jorge fue hecho patrón de ciudades, burgos y casas nobles. Representaba la fuerza de superación y la rebelión contra la tiranía. Era la máxima representación del triunfo del bien sobre el mal y de la luz sobre las tinieblas. Héroe sin tacha, patrón de los Caballeros, de los Cruzados en la conquista de Jerusalén, de los Templarios, de la Hidalguía y de los Boy Scouts.

Me ha parecido oportuno recordarlo hoy, en el Día del Libro, pues estamos muy necesitados de ejemplos que nos vivifiquen y nos recuerden valores imperecederos. Cervantes decía que "un caballero se avergüenza de que sus palabras sean mejores que sus hechos" y, refiriéndose a la espada, que "las armas requieren espíritu, como las letras".

Héroe, doncella, rosa, palabra, son términos llenos de significado que nos gusta recordar en un día tan especial como hoy.


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