viernes, 15 de junio de 2018

DOS AMIGOS

Conocí al doctor Fuster el 3 de julio del 2008 en los Cursos de Verano de El Escorial. En su conferencia habló del gran reto que tiene planteado el siglo XXI: investigar para promocionar la salud. Su amigo, el ya fallecido José-Luis San Pedro, estaba entre el público y escuchaba todo lo que decía con gran atención.
Yo no sabía que, a raíz de haber tenido una relación médico-paciente, se habían hecho muy amigos. A medida que les fuí conociendo, no me extrañó lo más mínimo, pues ambos eran sabios, buenos y amantes de sus respectivas profesiones. Dos humanistas que buscaban soluciones para los males que aquejan a la sociedad.
El doctor Fuster había salvado la vida a Jose-Luis por un tema de corazón y le aportó su propia visión sobre la salud, que no es más que un estado de equilibrio corporal y emocional. Jose-Luis (sociólogo) le sorprendió con el término "infarto social", pues - como el individuo - la sociedad está en grave riesgo de infarto. Ambos estaban de acuerdo en que la solución posible es buscar estados de equilibrio y en que, para alcanzar el bienestar, el ser humano tiene que conocerse a sí mismo e invertir en su propio talento, ser responsable y hacer una aportación social.
Ante el deterioro de valores que se detecta en la actualidad, los dos concluían en que sólo el espíritu, algo que nos transciende, podría dar soluciones reales.

Los asuntos de la muerte sacuden los cimientos y crean vínculos muy especiales. La relación con nuestro médico y la forma de abordar la enfermedad por ambas partes es muy importante a la hora de los buenos resultados. Jose-Luis contaba que durante su tratamiento con Fuster escribió una nota que decía: "Hay que vivir el sendero con dignidad... En el umbral de los 80 ya va siendo hora de empezar de nuevo".

Hay muchas personas enfermas del corazón y me ha parecido oportuno recordar lo que yo aprendí aquél verano y lo útil que me ha resultado en mi vida práctica. Como todo lo importante son mensajes muy sencillos y fáciles de comprender, lo difícil es atraverse a a cuidarse uno mismo sin delegar...

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