viernes, 1 de junio de 2018

EN MARCHA

Hoy estrenamos el mes de junio, el mejor momento del año para ponernos en marcha, pues se acerca el verano y contamos con una disposición interna que nos predispone a "estar listos para actuar", para desarrollar el enorme potencial que llevamos dentro e intentar un cambio (a mejor) en nosotros mismos, en nuestro entorno y en la sociedad; algo dentro de nosotros nos dice que - mientras haya una posibilidad de hacerlo - hay que intentarlo.

En cada instante de nuestra vida tenemos que elegir entre una dirección u otra y, para elegir lo mejor, hemos de utilizar nuestra capacidad de discernimiento. Sabemos que lo que no crece decae, lo que no va a mejor va a peor y si alguien se para, se estanca, llega la decadencia, la destrucción...

Los cambios sí son posibles si sabemos equilibrar la razón con el corazón, la compasión con la justicia, la libertad con una buena estructuración... de esa forma, la mentalidad de muchas personas irá cambiando hasta que alcance la suficiente masa crítica como para que se produzcan los esperados cambios que permitan resolver los problemas de forma diferente.

No sólo formamos parte de la familia biológica sino que también pertenecemos a la gran familia humana: todos estamos "interconectados" y es más inteligente fomentar la unión que la separación. Hay que abandonar el caduco individualismo, el racismo, los nacionalismos, los fundamentalismos... que tanto daño hacen al ser humano a nivel personal y colectivo.

Es anacrónico mantener el odio entre las razas, los pueblos, las naciones, las religiones. No caben ya los liderazgos de grandes potencias enfrentadas ni una autoridad suprema despótica, sino una sociedad formada por ciudadanos responsables. Para "exigir", primero tenemos que contribuir con ideas, iniciativas o acciones que sirvan para la construcción de un mundo mejor. No hay que echar balones fuera y tener a los políticos (que salen de la sociedad que formamos nosotros) como chivos expiatorios. Todos somos responsables de que las cosas vayan a mejor o a peor.

No creo que haya peor contaminación y que haga el ambiente más axfisiante que las personas cuyo deporte favorito es la lamentación con buenas dosis de pesimismo, ansiedad e inacción. Los cambios son posibles siempre que, primero, cambie la propia persona. Si quieres cambio, ¡sé tú el cambio!

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