miércoles, 10 de mayo de 2017

FRANCES HODGSON BURNETT

Frances nació en Inglaterra (1849), pero se fue a vivir a Estados Unidos con toda su familia donde se nacionalizó estadounidense. La muerte de su padre fue la causa de su emigración y, desde muy joven, tuvo que ganarse la vida. Escribía poemas y relatos cortos que publicaba en revistas femeninas. Más tarde se fue especializando en literatura infantil y juvenil y logró ser muy popular por su estilo elegante, fácil y sensible; sus grandes dotes de observación convertían su lectura en interesante desde el punto de vista psicológico y social.
Contrajo matrimonio con el doctor Swann M. Burnett, de quien se divorció, pero debido a la fama adquirida como escritora, mantuvo el apellido. Tuvieron dos hijos.
Después del divorcio de su segundo marido (S.Townsend) y de la muerte de su hijo mayor, residió en las Bermudas y en Long Island, dedicándose a escribir, a la jardinería y a la teosofía.
Terminó sus días en Nueva York a los 74 años.

Había una crisis social y política generalizada y las élites intelectuales y artísticas occidentales pretendían instaurar un nuevo humanismo internacional que ofreciera una alternativa social e ideológica para que frenara la escalada materialista y de agresividad nacionalista que conduciría a la guerra.
Frances, con su pluma, ofrecía nuevos valores alternativos a la crisis de la moral burguesa victoriana. .
No es extraño que fuera atraída por la "teosofía" que, basándose en la Grecia Clásica, el Misticismo Medieval, el Humanismo Renacentista,  el Idealismo y Romanticismo, buscaba el diálogo entre Oriente y Occidente, en un intento de equilibrio entre la razón y el espíritu.

 "Desde el principio de todos los tiempos, a lo largo de los siglos, se han descubierto cosas maravillosas. Al principio, la gente se niega a creer que puedan hacerse cosas nuevas, luego empiezan a tener esperanza y después ven que sí se pueden hacer.
Los pensamientos son tan poderosos como las pilas eléctricas, tan buenos para uno como la misma luz del sol o tan malos como el veneno. 
Permitir que un pensamiento malo o triste penetre en la mente es tan peligroso como permitir que un microbio entre en tu cuerpo; si permites que se quede jamás podrás liberarte de él".
 Esto es un fragmento de su libro publicado en 1910, "El Jardín Secreto", donde narra la historia de una niña solitaria y de carácter amargo que poco a poco, en estrecho contacto con la naturaleza y con sus amigos, va transformando su personalidad, algo que sucede con la llegada de la primavera y el renacer de las flores y las plantas.

La conclusión es que cada persona, con sus pensamientos, sentimientos, palabras y actos, moldea su propia existencia, que puede llegar a convertirse en un cielo o en un infierno. Despertar (en uno mismo y en los demás) el impulso de crecer, de volar (y no de reptar), nos hace tener fe en nosotros mismos y en nuestras capacidades.
Termino con una frase de Cicerón: "Así como la Medicina es el arte de la salud, así también la prudencia es el arte de saber vivir".