Sin embargo, yo pienso que el tema va más allá de una literatura frívola o de ínfima categoría como algunos críticos la califican. Me atrevería a compararla con la que llevanban a cabo escritoras del siglo XIX, como las Hermanas Brontë o Jane Austen que se atrevieron a escribir para las mujeres relatando el universo femenino. La calidad indiscutible de su obra estaba basada en la evasión, el humor, los variados e interesantes temas comunes, el romanticismo y el final feliz. Y yo me pregunto, ¿por qué no?
El periódico inglés "The Independent" publicaba en los años 90 una columna semanal, escrita por Helen Fielding, con el título de "El diario de Bridget Jones"; debido a su éxito entre los lectores, en 1996 se convirtió en novela alcanzando los primeros puestos entre los best sellers y más tarde se llevó al cine. Un montón de escritoras siguieron la corriente y se crearon editoriales dedicadas al género Chick (chica) lit (literatura).
Helen confesó, desde el primer momento, que se había inspirado en la obra de Jane Austen (Orgullo y Prejuicio) para escribir su novela, pues en ella se narra un romance, se señalan los debates de sociedad y se desarrollan unos personajes.
La búsqueda de la pareja ideal, la madurez y el crecimiento de la protagonista (a través del autoconocimiento y la ayuda de amigos y mentores) y la importancia de mostrar una buena imagen, son temas que coinciden.
El ingenio y el buen carácter sitúan a la protagonista por encima de sus rivales más glamourosas, que siempre son menos inteligentes y agradables, lo cual crea una enorme complicidad con sus lectoras. Se trasluce un post-feminismo que va más allá de mostrarla como una víctima dependiente del varón para enncontrar su propia valía. Con frescura y humor, dos pilares básicos de este género, cala en sus lectoras pues refleja la sociedad real con cierto distanciamiento, de forma menos hiriente...
Creo que, entre la cultura popular y el Chick-lit hay bastantes similitudes: los dos son consiederados triviales, sin valor, y son calificados por muchos críticos como simplistas; están excluídos del canon literario. Sin embargo, a mí los dos me merecen un gran respeto: la una, porque mantiene las tradiciones y nos arraiga a lo que somos y el otro porque muestra sin prejuicios como las chicas de hoy se abren camino enfrentándose a todos los obstáculos que se las presentan con mucha valentía. No esperan al hombre de su vida para que las saque las castañas del fuego, sino para compartir con él su vida desde el mismo plano.
Es verdad que la obsesión de las editoriales y tiendas por vender este tipo de libros ha desembocado en clichés y temas recurrentes, pero a pesar de todo me parece que es un género literario digno y muy actual que refleja a la mujer del siglo XXI con naturalidad.
En España están Emma Reverter (Citas en Manhattan), Rebeca Rus (Sabrina 1, el mundo 0) y Miriam Lavilla (Aceptamos marido como animal de compañía) como ejemplos más destacados entre las lectoras de todas las edades.
Me enorgullece, como mujer, que haya escritoras que luzcan sin rubor la etiqueta de ser "escritoras para mujeres" pues el mundo femenino tiene muchos intereses comunes y un gran número de lectoras. Nos basamos más en los sentimientos, damos importancia a la sensibilidad, al desarrollo de la inteligencia y a mejorar todo lo que han hecho por nosotras nuestras predecesoras... No es nuestro estilo descalificar, criticar, encorsetar o ir contra, sino a favor; tenemos mucho que decir y compartir, pero queremos hacerlo (y lo hacemos) a nuestra manera.
Cuando un libro está cerrado, a primera vista, intuímos que dentro sólo hay letras impresas en papel, sin embargo algo debe pasar porque cuando lo abrimos encontramos una historia entera. Dentro, hay personas que no conocemos todavía, aventuras, hazañas o países exóticos, pero para "vivirlo", hay que leerlo. Antes de prejuzgar hay que leer y luego dar nuestra opinión (¡no antes!).