En su poema "Ítaca" nos recuerda que el viaje es más importante que la meta y nos habla de la importancia de disfrutar del camino, cualquier camino, y no sólo añorar el objetivo: una metáfora que puede extenderse a muchos procesos de nuestra vida. Todos queremos volver a casa, a Ítaca, avistar desde el mar la isla en la que crecimos, volver a ver a la mujer que amamos... La legendaria isla griega (hogar de Penélope, Odiseo y Telémaco) es la metáfora perfecta del propósito de la vida, de eso que nunca dejaremos de perseguir.
Dirigido a Odiseo, en su regreso a casa, nos recuerda el camino del héroe que simbólicamente transitamos en nuestra vida, pero en un lenguaje precioso y universal nos regala un consejo: "Ítaca no tiene ya nada que darte, por eso es mejor llegar ahí viejo, habiendo vivido aventuras y experiencias..."
Releer este poema es una buena forma de estrenar este Año Nuevo, el 2020, recordando que cada uno tiene sus metas, proyectos, sueños e ilusiones y que por dura que sea la travesía en pos de ellos debemos continuar, pues nos esperan regalos insospechados... Y eso es lo que deseo, de corazón, a mis lectores.