domingo, 5 de enero de 2020

CONSTANTINO CAVAFIS

Cavafis (1863-1933) está considerado como uno de los grandes poetas del siglo XX y una pieza fundamental de la literatura griega de todos los tiempos. Tras una juventud dividida entre Egipto, Grecia, Inglaterra y Turquía, Constantino se estableció en Alejandría como funcionario. Su obra, escasa en vida, no logró un reconocimiento hasta décadas después de su muerte, despertando una gran influencia en autores de todo el mundo a partir de los años 60.

Su poesía es moderna, instrospectiva y de un fuerte carácter urbano, con influencia francesa, sobre todo por parte del simbolismo, con una gran carga de la antigua Grecia y de referencias mediterráneas. Es considerado un clásico de la poesía universal y de su obra se han publicado numerosas antologías, a pesar de que él escribía en pequeñas hojas sueltas y en privado. Su especial idiosincrasia (altiva y tímida a la vez) le hacía eludir la expresión emotiva directa y disimular el tono personal y afectivo.

 En su poema "Ítaca" nos recuerda que el viaje es más importante que la meta y nos habla de la importancia de disfrutar del camino, cualquier camino, y no sólo añorar el objetivo: una metáfora que puede extenderse a muchos procesos de nuestra vida. Todos queremos volver a casa, a Ítaca, avistar desde el mar la isla en la que crecimos, volver a ver a la mujer que amamos... La legendaria isla griega (hogar de Penélope, Odiseo y Telémaco) es la metáfora perfecta del propósito de la vida, de eso que nunca dejaremos de perseguir.

Dirigido a Odiseo, en su regreso a casa, nos recuerda el camino del héroe que simbólicamente transitamos en nuestra vida, pero en un lenguaje precioso y universal nos regala un consejo: "Ítaca no tiene ya nada que darte, por eso es mejor llegar ahí viejo, habiendo vivido aventuras y experiencias..."

Releer este poema es una buena forma de estrenar este Año Nuevo, el 2020, recordando que cada uno tiene sus metas, proyectos, sueños e ilusiones y que por dura que sea la travesía en pos de ellos debemos continuar, pues nos esperan regalos insospechados... Y eso es lo que deseo, de corazón, a mis lectores.

ÍTACA

Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás
si no los yergue tu alma ante tí.

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues - ¡con qué placer y alegría! -
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Más no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.

Poema de Constantino Cavafis