lunes, 24 de abril de 2023

TEXTO Y TEJIDO

 

La palabra texto procede del latín textus (tejido, entramado), participio pasado del verbo texo-texere (tejer, tramar, entrelazar). Según la RAE "el texto es un enunciado o conjunto coherente de enunciados orales o escritos" y "un pasaje citado de una obra escrita u oral". 

Un tejido es el resultado de la acción de urdir o entrelazar un hilo o filamento de lana u otra fibra para construir una estructura estable y sólida. De manera semajante, urdir o entrelazar palabras en conjuntos coherentes constituye estructuras de significación. En ambos casos se trata de un proceso de construcción a partir de determinados elementos.

Tanto texto como discurso o enunciado oral o escrito es una metáfora basada - como todas las metáforas - en la relación de semejanza. Lo que ocurre es que en español y otras lenguas está tan lejano su origen que la metáfora se ha lexicalizado, se ha convertido en nombre con sentido propio independiente de su origen.

Al existir el doblete tejido/texto, uno ha quedado para para referirse al entrelazado de filamentos y el otro al entrelazado de palabras, es decir un texto/tejido parlante. 

El campo semántico del tejido ha sido muy productivo en la historia de las lenguas y las culturas occidentales hasta el punto de que somos incapaces de concebir todo lo referente oral o escrito de otra manera y con otros términos diferentes, lo cual se debe a la importancia que el tejer ha tenido en la historia de la Humanidad.

La tarea de tejer y el invento del tejido es una de las mayores creaciones del ser humano. En su origen parece ser un trabajo especialmente femenino, pero la palabra griega rapsoda también se refiere al zurcidor o ajustador de cantos épicos, al recitador. 

El primer texto griego en el que aparece la palabra texto es un poema visual o caligrama del siglo III AC titulado "El Huevo". En latín se asemeja con frecuencia con el tejido, pero su uso ha terminado lexicalizado como ocurrió con la palabra nihil (nada), una metáfora relacionada con el mundo del tejer, ya que procede de ne-hilum (ni un hilo, nada). 

Trama, urdir, hilo, retahíla, hilar, hilvanar, enmarañar, devanar, desenvolver, cabo, rollo, enrollar, liar, tela, bordar, hebra, nudo... son términos que se utilizan tanto en la artesanía del tejido como en la literatura y que forman parte del acervo cultural desde tiempo inmemorial. No perdamos esta riqueza...



jueves, 20 de abril de 2023

EL TEJIDO DE LA CIVILIZACIÓN

En este libro su autora Virginia Postrel incluye en transversal - como un corte al bies - el tejido del mundo: la arqueología de la fibra, la historia del hilo, la creación de la tela, la guerra mundial del tinte... y, además de relacionar la lógica, la estética, la tecnología, las matemáticas y las ciencias, resalta la importancia del espíritu emprendedor y el ingenio del ser humano.

Hemos ido perdiendo la literatura de los tejidos (un caudal léxico valiosísimo) y estamos olvidando que somos herederos de un gran tapíz de metáforas. Es doloroso ver cómo va desapareciendo esa forma sabia de hablar en la que se incluyen términos como: cortados por el mismo patrón; de buen paño; pender de un hilo; cardar la lana; perder el hilo al hablar... 

 Y mientras gira y gira la rueca del tiempo, hilvanamos retales de vida y nunca nos preguntamos por qué llevamos tantos siglos hilando y entretejiendo en nuestra lengua expresiones como éstas.

También habla la autora de Atenea como diseñadora de tramas a las que da forma aplicando el conocimiento en sentido práctico (tecné). Patrona de las hilanderas, esta diosa teje de forma visible y arroja luz sobre las tinieblas que ocultan las cosas.

El conocimiento es algo que se entreteje, que se va construyendo y que gana complejidad y riqueza de matices a medida que insertamos nuevos elementos, que enlazamos y anudamos nuevos hilos a la urdimbre que ya teníamos. 

Y es que la sabiduría surge de un proceso que requiere habilidad, paciencia, constancia, ilusión... y sobre todo ¡tiempo! Exactamente igual que el tejido.



 

domingo, 16 de abril de 2023

EL HILO DE ARIADNA

 

Un hilo, un simple hilo, permite no perderse en la oscuridad del laberinto, acabar con el monstruo con relativa facilidad y volver a la luz. El laberinto representa los recovecos del alma que encubren nuestro lado oscuro, pero también los complejos entramados sociales que nos llevan a una escalada de destrucción e impotencia.

La palabra laberinto sugiere perderse, quedarse solo, deambular sin destino. Espacio infinito y cerrado a la vez, que despierta temores, ansiedad de quedarse atrapado y ser devorado por nuestro propio monstruo. Sin embargo el hilo, aparentemente frágil, está hecho con numerosas fibras unidas y contorsionadas que le confieren fuerza y flexibilidad. 

En la esencia del ovillo, objeto pequeño que si se desenrolla puede llegar muy lejos, está la mano de la hilandera, Ariadna, la cual representa y transmite el sentido común que nos ayuda en nuestro camino, aquella que a veces ovilla nuestro hilo para evitar que nos perdamos y atenúa nuestros miedos.

Pero Ariadna también es nuestra capacidad de pensar, de protegernos, de no dejarnos llevar por la acción sin reflexionar en las consecuencias de lo que llevamos a cabo y en las de dejar de hacer algo que deberíamos. El hilo sirve para entrar y salir del laberinto, sí, pero no de cualquier forma.

El Minotauro despierta nuestro miedo (algo externo a lo que nos debemos enfrentar), pero el verdadero peligro se halla en los miedos internos que nos atenazan (fracaso, pobreza, soledad, qué dirán...). Y para ello nada como una Ariadna con su ovillo.

Porque Ariadna es un amigo, un maestro, nuestra canción favorita, los recursos que aprendimos de quienes nos precedieron, la capacidad de reconocer nuestros errores. Nos sugiere pensar en nuestra propia experiencia, no precipitarse, no paralizarse, dejar de lado la soberbia de querer hacerlo todo uno mismo y buscar ayuda si es necesario para transitar por el espacio que nos separa de nuestro objetivo.

Atravesar el laberinto no es fácil, pero si Ariadna nos hace ver que existe la posibilidad de hacerlo, lo podemos intentar.

sábado, 15 de abril de 2023

ARIADNA EN NAXOS

 

La pintora inglesa prerrafaelita Evelyn de Morgan (1855-1919) es la autora de este cuadro titulado Ariadna en Naxos, que fue expuesto por primera vez en la Grosvenor Gallery de Londres cuando tenía 22 años. La mitología era uno de los temas que trataba en sus obras y, en este caso concreto, su pintura representaba el mito de Teseo y Ariadna. 

Ariadna ofreció por amor una vía para que el héroe (Teseo) venciera al monstruo (Minotauro) y pudiera encontrar la salida del laberinto, pero él prefirió seguir su destino y la abandonó en una isla. Estando dormida en la playa, se le apareció el dios Dionisio, que se enamoró de ella al instante. Con el tiempo ella aprendió a amarle y, llegado el momento, se produjo entre ellos la unión sagrada. Como regalo nupcial, el esposo lanzó al cielo una preciosa corona que se convirtió en la Aurora Boreal y - siendo ya diosa - Ariadana pasó a vivir en el Olimpo, donde permanecieron juntos  eternamente. 

Minos, rey de Creta y padre de Ariadna, pidió a los dioses reinar tempranamente y Poseidón le mostró que su deseo había sido concedido haciendo salir del mar un hermoso toro blanco, pero en vez de sacrificarlo en su honor como muestra de agradecimiento mató a otro en su lugar. En venganza el dios hizo que la esposa de Minos se enamorase del toto blanco y que de dicha unión naciera el Minotauro (toro de Minos, mitad toro mitad humano).

Al hacerse cada vez más salvaje, el rey encargó al inventor Dédalo un laberinto para mantenerlo encerrado y para saciar su apetito exigió a la rendida Atenas que todos los años enviara a Creta 7 doncellas y 7 efebos para alimentar al Minotauro.

Teseo, hijo de Egeo rey de Atenas, famoso por su valor y arrojo decidió ir entre los efebos para matar al monstruo. Ariadna, muy enamorada de él, le ayudó a derrotarlo y a salir del laberinto, para lo cual le entregó un ovillo cuyo hilo le serviría de rastro para su vuelta.

Lograda la hazaña, los dos embarcaron rumbo a Atenas, pero en el trayecto se desencadenó una terrible tormenta que les obligó a quedarse en la isla de Naxos. Teseo partió y Ariadna permaneció dormida en la playa...