jueves, 14 de diciembre de 2023

LA CUNA

 

Hace tres semanas que soy abuela por primera vez y puedo experimentar en directo las sensaciones que siempre me ha producido este precioso cuadro titulado La Cuna y pintado en 1872 por la impresionista Berthe Morisot. 

Un bebé en estado puro y su contemplandora, meciendo suavente la cuna, es una imagen que llevamos grabada en el alma y el hecho de vivirla en primera persona supone para mí una bendición. La belleza en movimiento de un ser vivo es la mejor obra de arte que la naturaleza nos brinda y, al contemplarlo, nos brotan de forma espontánea palabras como amor, gozo, paz, paciencia, delicadeza, bondad, confianza, firmeza... 

Mi estado social y familiar cambió en el momento que nació mi nietecita María el 23 de noviembre del 2023. Desde aquel mismo momento supe que me convertía en el tronco del que surgía una nueva familia y que asumía una nueva responsabilidad, no sólo afectiva sino legal.

La relación entre abuelos y nietos está recogida en el Derecho Civil  (directa de segundo grado) y regulada en el artículo 918 del Código Civil español. Se trata de una relación civil (que va más allá de la familiar, sentimental o afectiva) que refuerza los lazos interpersonales y que protege y defiende a los ascendientes (abuelos) y a los descendientes (nietos), vinculándolos de una forma legal y exigiendo el cumplimiento de los deberes civiles a cada uno de ellos de forma recíproca.

La figura de la abuela atrae actualmente la atención de biólogos, antropólogos, sociólogos y demógrafos, ya que su estudio puede ser útil para comprender nuestro pasado y presente como especie. Dicha figura forma parte del inconsciente colectivo, pues en la mayoría de las culturas ha desempeñado una función entrañable en la formación y desarrollo emocional de generaciones de niños de todo el mundo, sin embargo nunca había merecido tanta atención por parte de la comunidad científica como ahora (no hace mucho, el New York Times destacaba un congreso sobre su papel en la sociedad).

Una abuela del siglo XXI debe conocer a la perfección sus derechos y obligaciones, tanto civiles como morales, y estar siempre alerta para cumplirlos lo mejor posible. La transmisión de valores, la aportación afectiva, psicológica, física y espiritual que pueda llevar a cabo, le harán sentir que da un paso importante en su vida, que ésta ya no es la que era y que debe ir aprendiendo a cumplir su nuevo rol familiar y social aportando lo mejor de sí misma. 

Igual que puedo mecer la cunita de María, puedo aprender a llevar a cabo mi nueva labor con la mente clara y el corazón limpio. Cometo errores, tengo temores, incertidumbres, no sé si mi actuación es escasa o excesiva... pero todo ello forma parte de la vida y ningún manual nos lo da escrito. A ser abuela, como a ser madre, se aprende "siéndolo". 

Lo cierto es que la alegría que siento es inmensa y que María se ha convertido en un importante motor en mi vida, lo cual a los 72 años es muy de agradecer. Las dos estamos de estreno y muy pronto llegará la Navidad, la fiesta más importante del año y que, por primera vez, celebraremos con ella en la familia.





domingo, 12 de noviembre de 2023

RESPONSABILIDAD

 

Saber lo que se hace es sabiduría; saber cómo hacerlo es inteligencia; hacerlo es virtud (D.S. Jordan). Uno de los valores genuinamente humanos es la responsabilidad. Es algo que nos distingue del resto de los seres vivos, cuyo compromiso con los suyos lo marcan las leyes naturales.

No somos animales stricto sensu, pues en un punto determinado de nuestra evolución surgió en nosotros la consciencia (algo que no compartimos con ninguna otra especie), la libertad (nos permite decidir y hace que nuestra vida se convierta en una cadena continua de elecciones), el sentido histórico (el avance, la cultura manifestada de múltiples maneras) y el amor (algo que nos hace mirar fuera de nosotros y superar nuestros intereses inmediatos).

Nosotros no formamos parte de ningún ecosistema, pues no depredamos ninguna especie y nadie nos depreda a nosotros, debido a lo cual nace nuestra responsabilidad; somos la única especie con perspectiva y capacidad de organización y futuro, por eso, si la sociedad y el corazón se basaran en valores éticos y estéticos, la conservación y el cuidado superarían con creces a la explotación y la rapiña.

Somos mucho más que simples animales racionales, somos seres responsables; responsables de nosotros mismos, de los demás y de nuestro entorno. Tenemos capacidad de pensar, de reflexionar y de elegir y somos conscientes de que toda acción tiene su consecuencia, por eso - desde el inicio de nuestra vida - debemos tomarnos en serio nuestro propio camino, nuestra andadura.

La base de todo está en reconocer nuestra dignidad, el valor que encerramos en nosotros mismos, y cuidarnos holísticamente. Nuestra principal característica es la de ser cuidadores, debido a lo cual vamos adquiriendo compromisos y fidelidades que van mucho más allá de nuestros intereses inmediatos, porque dándonos nos encontramos y entregándonos nos sentimos en plenitud.

"Creo que una hoja de hierba no es menor que el camino que recorren los astros, que no es menos la hormiga, ni un granito de arena, ni el huevo en al zorzal..., que la vaca paciendo con su cabeza baja supera a cualquier escultura, que un ratón es un milagro capaz de confundir a millones de incrédulos..." (Walt Withman).

Nuestra responsabilidad también nos lleva a considerar que, en la existencia, toda forma de vida está provista de dignidad, por lo que también debe ser respetada y protegida. Es por ello fundamental que nos responsabilicemos de respetar y cuidar la naturaleza, fuente de inspiración estética y mística a lo largo de los siglos.

La responsabilidad no es ninguna carga, es algo que se deriva de forma natural a medida que vamos conociendo y amando a nuestro objeto de protección. Es cierto que la naturaleza nos provoca asombro y que está llena de misterio, pues gracias a sus prodigiosos mecanismos la existencia se perpetúa. Ella es a la vez madre, hermana, amiga, sustentadora... ¿Cómo no la vamos a cuidar?

El cielo estrellado que maravillaba a Kant, nos habla de nuestras proporciones, de nuestra grandeza y humildad. La naturaleza no sólo es un objeto frágil que conservar, sino maestra, de la que tanto podemos aprender a lo largo de nuestra vida.

sábado, 11 de noviembre de 2023

AMANECER

 

El comienzo del día es lo esencial, pues es cuando las nuevas fuerzas se desencadenan y se orientan. Sabemos que para actuar correctamente debemos empezar buscando la luz. Por la noche, no nos lanzamos en la oscuridad para coger algún objeto o cuando empezamos algún trabajo lo hacemos a oscuras, sino que antes encendemos una lámpara para poder ver y luego actuamos.

Es lógico, por tanto, que para cualquier circunstancia de la vida, necesitemos encender la luz primero, es decir, centrarnos, recogernos para saber cómo actuar. Porque, sin esa luz, iremos de un lado a otro, llamaremos a muchas puertas y no haremos nada bueno.

Nuestra jornada se encaminará en la dirección que, cuando amanece, le demos a nuestros pensamientos. Si permanecemos en una actitud alerta y vigilante, despejaremos el camino; si no lo hacemos así, lo llenaremos de todo tipo de cosas inútiles o incluso nocivas. Si queremos que nuestro día sea fructífero, debemos albergar un pensamiento fundamental alrededor del cual gravitarán todos los demás a lo largo de la jornada.

Fijada una meta precisa, una orientación concreta, un ideal para alcanzar, todas nuestras actividades se ordenarán poco a poco, se organizarán y contribuirán a la realización de ese ideal. Incluso cuando pensamientos extraños o negativos intenten penetrar en nosotros, serán desviados y obligados a ir en la dirección que nosotros mismos hayamos decidido tomar. 

Sabemos que para obtener resultados debemos mantenernos en lo que hemos emprendido y ponerlo todo a su servicio: lo bueno, lo malo, las alegrías, las penas, las esperanzas, el desánimo; esa es la verdadera construcción, ya que cada día nos aporta nuevos elementos.

Así pues, gracias al pensamiento fundamental que, ya desde muy pronto, hayamos introducido en nuestra mente y en nuestro corazón, podremos inscribir esa jornada en el gran libro de la vida.

Y puesto que todo se inscribe, una vez hayamos vivido una espléndida jornada, ésta no sólo quedará registrada y no morirá, sino que intentará arrastrar a todas las demás jornadas tras de sí para que se le parezcan. 

Un sólo día bien vivido desde el amanecer influirá en los demás y tratará de convencerles para que sean como él, equilibrados, ordenados, armoniosos. Conseguiremos así realizar el mejor arte de todos: "el arte de vivir".

jueves, 9 de noviembre de 2023

VIVIR CON VALORES

 

No corras, ve despacio, que adonde tienes que llegar es a tí mismo (J.R. Jiménez). Nos realizamos como seres humanos a través de dos dimensiones: la personal y la comunitaria. Nacemos un una familia determinada, en un país, en una época y en una historia que, plagada de aciertos y errores, lleva miles de años de andadura, pero sólo nos convertiremos en quienes estamos destinados a ser si somos valientes para vivir desarrollando nuestra vocación dando lo mejor de nosotros mismos en función de nuestras potencialidades.

El fundamento ético que damos a nuestras vidas es lo que nos caracteriza como personas. Podemos distinguir lo mejor de lo peor y gozamos de libertad para elegir y actuar en consecuencia. Si la elección es buena, no sólo nos beneficiaremos nosotros, sino la sociedad entera. Debemos construir un fuerte armazón moral personal y colectivo con valores.

¿Qué son los valores? Actitudes éticas que previamente se han comprendido, asumido y puesto en práctica. Una vez interiorizados y convertidos en hábito llegan a ser virtudes. Los valores son el fundamento de nuestra conducta y de nuestra vida, pues imprimen coherencia en nuestros pensamientos, sentimientos, palabras y actos. En la medida en que vivimos con valores , y hacemos de ello nuestra norma de vida, nos humanizamos.

Vivir con valores nos llena, nos amuebla, nos confiere dignidad, el atributo intrínseco y más precioso de nuestra existencia; por el contrario, si preferimos los contravalores perdemos dignidad. Personas valiosas, que viven con principios éticos impregnándoselos al conjunto, integran una sociedad civil sana y fuerte.

Vivir éticamente es lo que da sentido a nuestra vida, es nuestra auténtica riqueza y lo que rearma la sociedad, pues el ejemplo es un poderoso maestro y de una forma de actuar correcta pueden desprenderse lecciones muy importantes para quienes nos rodean.

Nuestra dimensión comunitaria nos lleva a vivir y compartir valores con los demás. Crecemos comunitariamente, nos educamos y nos liberamos en comunidad. En algunos aspectos nos sentimos fuertes, pero en otros flaqueamos y necesitamos a los demás, no podemos desarrollarnos en soledad.

Modelados por la misma arcilla, nos sentimos vocacionalmente orientados hacia lo bueno, pero estamos sometidos a un sinfín de debilidades, por eso es preciso prestarnos ayuda mutua para poder continuar en la larga marcha de la vida. Nos guste o no, el destino de la comunidad es colectivo y o naufragamos todos o salimos adelante.

Los valores, tanto personales como sociales, orientan y sustentan el camino a seguir, son faros que nos iluminan a la hora de avanzar en la dirección correcta y nos dan fuerza para continuar hacia un ideal que nos impide detenernos ante los retos y las dificultades.


lunes, 30 de octubre de 2023

PRÁCTICAS ESPIRITUALES

 

Del mismo modo que el cuerpo físico del ser humano necesita energía y nutrientes a diario para poder subsistir, otras dimesiones de su persona (psicológica, cultural y espiritural) deben ser igualmente nutridas y fortalecidas, pues la talla humana sólo se revela si todas ellas se hallan bien atendidas.

El culto al cuerpo de una sociedad superficial y ausente de valores se irá agotando por la insatisfacción que genera y la única alternativa es proponer un verdadero desarrollo humano en el que se promuevan todas las potencialidades de la persona.

Nuestro cuerpo ejecuta lo que le ordenamos y nuestra mente planifica y controla, pero nuestras intuiciones más profundas, los valores, el amor, la vocación, la transcendencia, el sentido de nuestra existencia... orientan nuestra vida, pues no se puede vivir sin saber por qué y para qué se vive.

Nada de lo adquirido se mantiene sin esfuerzo y trabajo, por eso debemos ejercitar una especie de gimnasia espiritual para estar en forma y la primera práctica debe ser la gratitud hacia todo lo que la existencia nos brinda, ya que una actitud de indiferencia o desconocimiento nos vuelve duros, ignorantes y materialistas.

Desde su pensamiento hinduista el maestro Sivananda dice: Este mundo es tu mejor maestro. Hay una lección en todo. Hay una lección en cada experiencia. Apréndela y vuélvete sabio. Cada fracaso es un paso hacia el éxito. La decepción comprueba tu fe. Cada enfermedad es una purificación. Cada incidente desagradable, una prueba de tu confianza en Dios. Cada tentación, una prueba de tu fuerza espiritual. Así pues: nunca desesperes, camina hacia adelante, oh héroe.

Otra práctica es meditar unos veinte minutos al día, algo que nos ayuda a mantener la mente en calma y concentrada para poder unificar nuestro ser. La meditación nos proporciona bienestar tanto a nivel físico como psicológico; gracias a ella podemos conocernos mejor, tener mayor equilibrio emocional y capacidad para afrontar los desafíos diarios; nos abre a la transcendencia y a descubrir nuevas dimensiones que debemos desarrollar. 

La lectura, el arte, la relación humana de calidad, el retiro periódico a la soledad y el recogimiento, nos ayudan a fortalecer nuestra vida espiritual. En nuestro interior está la paz, la bondad, la compasión... pero estos valores deben haberse asumido intelectualmente en la vida cotidiana, pues antes de adentrarse hacia donde se sabe (como decía San Juan de la Cruz) conviene que exista un anhelo sincero de armonía y coherencia en nuestras vidas que constituya el primer paso hacia nuevas y gratificantes experiencias.

domingo, 29 de octubre de 2023

SABER CUIDARNOS

 

La salud no es sólo la ausencia de enfermedad, sino un estado de bienestar físico, mental y social. Es un tesoro que no se valora hasta que no se pierde, pues nos proporciona plenitud y nos permite acometer en buenas facultades nuestros proyectos. Por eso, debemos preservarla, tanto por lo que supone de gozo y equilibrio personal como de trampolín para la vida.

Que la salud se encuentre en buenas condiciones depende - en gran medida - de nuestros hábitos, debido a lo cual no podemos olvidar que somos responsables de nuestro organismo y por lo tanto debemos cuidarlo. Ante la complejidad y la grandeza de la vida que se ha puesto en nuestras manos, debemos ocuparnos de ella con dedicación y esmero. 

La voluntad no basta, hay que buscar las vías que pueden ayudar a mantenernos en buenas condiciones: saber respirar, alimenatarse correctamente, ejercitar el cuerpo, descansar, apartar las interferencias negativas...

Como todo lo que requiere cuidado habrá esfuerzo (nada puede salir adelante sin él), pero acompañado de la misma ilusión de quien se ocupa de su jardín. Cuidar de nosotros es parte de la vocación de la vida, cuyo punto de inicio comienza desde nuestra realidad.

Salud es libertad. El cuerpo y la mente pueden convertirse en prisiones que pueden disminuirnos y hasta anularnos. Por ello debemos hacer todo lo que esté en nuestra mano para no perder la salud por hábitos descuidados.

Cuidar la salud supone llevar las riendas de nuestra propia vida. No dejar que la vida pase por nosotros, sino nosotros por ella. Cuando cuidamos nuestra salud nos volvemos más atentos y conscientes, más predispuestos a la escucha de nuestro propio cuerpo y así somos más autónomos. Nos distanciamos del remedio farmacéutico y profundizamos en una actitud preventiva ayudándonos a nosotros mismos y a quienes nos rodean evitando gastos inútiles a la comunidad.

En definitiva, la salud es el resultado de tres interacciones: física, psíquica y socioambiental. A mayor equilibrio psicoafectivo, mayor equilibrio de las defensas biológicas. Envejecemos porque nos vamos oxidando, un proceso natural ante el que debemos estar atentos. El estrés refuerza la oxidación, pues una oxidación celular masiva activa el envejecimiento. El tabaco envejece las arterias y preoxida los lípidos que ingerimos conviritiéndolos en depósitos de colesterol que taponan y endurecen las arterias. Las grasas saturadas, el alcohol y el sedentarismo también influyen en la oxidación.

Lo mejor es reforzar hábitos positivos que contribuyan a la prevención. Las vitaminas A, C y E son antioxidantes y neutralizan los radicales libres. Una dieta equilibrada y rica en aceite de oliva, frutas y vegetales es importante, pero todo ello debe ir acompañado de una actitud ante la vida serena, alegre y armoniosa. 

El amor, la belleza, el conocimiento y la dicha son los ingredientes del alma sin los cuales no puede expandirse como ella requiere. La fortaleza y la permanencia en el tiempo son propios del espíritu. No sabremos cuidarnos bien si no tenemos en cuenta al ser humano total que somos y estamos atentos a sus necesidades tanto físicas como espirituales. 

jueves, 26 de octubre de 2023

SER Y TENER

 

Hay dos formas de posicionarse ante el mundo. Ambas, en apariencia, persiguen lo mismo, que es dar sentido a la existencia. Una lo hace a través de los valores, las convicciones y la libertad; el ser humano confía en sí mismo y en los demás, goza con lo que se le ofrece a través de la naturaleza y de las personas, es comprensivo y perseverante y cree que la realización personal llega mediante el crecimiento interior. Es, en pocas palabras, el modo de ser.

Por el contrario, personas inseguras, que tal vez no recibieran amor y confianza en sus primeros años, pueden buscar la seguridad a través de la posesión y uso de objetos y personas. Sólo si están bajo su control, pueden sentirse en paz. Y lo mismo ocurre con  los materialistas, para quienes - debido a la ausencia de valores más profundos - no queda sino el poseer y acumular como estilo de vida; es el modo de tener.

La sociedad de consumo no busca sino introducir artículos en nuestras vidas sabiendo su inutilidad o corta duración. En un marco de ausencia de referentes éticos y de debilidad moral, los bienes materiales toman el protagonismo pasando a convertirse en los que poseen a las personas (tanto tienes tanto vales).

Sin embargo, en el corazón de cada ser humano se encuentra un anhelo de verdad que, hasta que no se halla, no se sacia. Ir tras ello presenta dificultades y es nadar contracorriente, salirse del rebaño. El modo de tener nos resulta familiar, pero el verdadero sentido de la vida está en el modo de ser. 

Lo material ahoga y, como una adición más, pide continuar consumiendo para que la satisfacción se mantenga, pero estas personas necesitan ser liberadas de sus cadenas interiores. ¿Qué podemos hacer para contribuir al despertar de quienes nos rodean? 

El poder del ejemplo es definitivo y si lo acompaña la palabra mucho mejor. Respetando los ritmos personales, podemos proponer preguntas y reflexiones que conduzcan al surgimiento de la conciencia, sabiendo que una vez despertada debe ser nutrida y mantenida. 

El desarrollo de la humanidad es comunitario y nos necesitamos para avanzar en común, debido a lo cual tenemos el deber de no esconder nuestros tesoros, sino ponerlos en práctica y compartirlos. El reto es alcanzar una sociedad educadora y, aunque no siempre consigamos el éxito y encontremos con frecuencia realidades refractarias, la verdad siempre será más fuerte, atractiva, luminosa, y hacia ello debe abrirse paso la humanidad.

jueves, 19 de octubre de 2023

COSSÍO, EL NIÑO Y EL MAESTRO

 

Su maestro Giner de los Ríos falleció en 1915 y a partir de ese momento Manuel Bartolomé Cossío dirigió la ILE (Institución Libre de Enseñanza). En ella estuvo primero como alumno de estudios especiales y lenguas extranjeras y luego como profesor de historia universal. Casado con Carmen López-Cortón Biqueira en 1893, tuvo dos hijas Julia y Natalia.

En su afán de modernizar la educación en España, puso en primer lugar el bienestar holístico del niño, al que consideraba como un campo fecundo pero mal cultivado; con sus sentidos abiertos y sus facultades razonadoras esperaba siempre que una mano con arte le sacara del sueño en que dormía. Es él quien tiene en su propia naturaleza la ley según la cual debe escuchársele. Posee todo lo necesario para ver, primera e ineludible condición para el conocimiento; sólo aguarda que le enseñen a hacerlo.

Pero si el maestro no puede comunicarse individualmente con cada uno de los niños, está perdido; si la escuela no se coloca en medio de la vida y abre sus ventanas de par en par a la naturaleza, está muerta. Porque la vida, toda ella, debe ser un continuo y completo aprendizaje y, en realidad, todo el mundo debería ser maestro.

Las tres cuartas partes del aprendizaje se lleva a cabo viendo las cosas, sabiendo verlas. La facultad de ver se despierta por un esfuerzo casi natural y milagroso, de un modo desordenado y casual, a partir de determinada edad. Pero la diferencia entre un hombre culto y un hombre inculto reside tan sólo en el hecho de que éste pasa a la vera de las cosas sin darse cuenta de ellas, las mira pero no las ve, pasa por ellas.

El primer material de enseñanza, el adecuado en todo caso, o el que está siempre vivo, el que no se agota jamás, es la realidad misma, que generosamente se nos ofrece. Los niños deben salir al campo, al taller, al museo, hay que enseñarles la realidad en la realidad antes que en los libros, y de esa forma el aula servirá para reflexionar, para escribir, redactar y diseñar. Para todo ello es preciso que haya buenos maestros, formados, ilusionados, con vocación y dignamente considerados tanto profesional como socialmente. Es la inversión económica más inteligente que puede hacer un país...

Un buen maestro podrá improvisar un local si no hay escuela o remodelar una antigua; él inventará el material de enseñanza si no lo tiene y atraerá de tal forma con su gozoso talante al niño que la asistencia será perfecta. 

Para reformar algo hay que empezar haciéndolo por la base de todo lo demás: buena educación, formación humana e interés profundo tanto por los educadores como por los educandos.

miércoles, 18 de octubre de 2023

EL ARTE DE SABER VER

 

Manuel Bartolomé Cossío (1857-1935), intelectual, pedagogo e historiador del arte, formó parte del proyecto modernizador de la Institución Libre de Enseñanza (ILE). Principal discípulo de su fundandor, Francisco Giner de los Ríos, continuó su labor y al año siguiente de su muerte creó una fundación para velar por el patrimonio material e intelectual de la institución.

Según Cossío el mundo entero debe ser, desde el primer instante, objeto de atención y materia de aprendizaje para el niño. Enseñarle a pensar en todo lo que le rodea y activar sus facultades racionales, es mostrarle el camino por donde se va al verdadero conocimiento. Pero hay que educar antes de instruir; hay que hacer del niño un campo cultivable y de cada cosa un semilla para su cultivo; evitar que teniendo las cosas delante no las vea y luego se duela del tiempo perdido. En ello consiste el arte de saber ver en la pedagogía moderna. 

El estudio sirve de instrumento para despertar las potencias racionales del niño, por lo que todo lo que se presenta en su horizonte tiene cabida en la enseñanza, incluso la ciencia del espíritu, pues no hay ningún motivo para que no pueda mirar las cosas que entran por los ojos del alma. 

Lo que más urge al niño es aprender a ver, a pensar y a saber decir lo pensado; el educando precisa de instrumentos que le sirvan para moverse en todos los ámbitos de la vida, pues saber ver es saber hacer (pensando lo que se ve). 

La intuición escapa a un conocimiento del mundo desde la razón y abraza la vida entera. No se trata sólo de ver las cosas, sino también las acciones de los hombres, el paisaje, el arte, las ideas, las emociones... todo lo que conforma el sentir humano hasta componer su musculatura espiritual. 

Lo más importante de todo es que ver y hacer implica gozar porque si el esfuerzo no se resuelve en placer, el ser humano no vive en jocosa libertad, sino en servidumbre. El estudio implica juego (pura y gozosa diversión) y eso le resulta muy atractivo; la alegría del niño es un don divino que calienta como un sol el mundo y proteger la  pureza de la curiosidad infantil es entrar en el núcleo más hermoso de la acción educadora

La realidad es el hombre dando forma a la vida, vida que para ser plena ha de ser dichosa. Esa es la esencia de la finalidad de todo saber: el puro juego contemplativo de ideas y hermosuras, el paraíso de lo inútil, de lo que no sirviendo para nada alcanza los más altos valores. El niño debe enterarse por sí mismo de las cosas y gozar con ellas, sin esperar una interpretación dogmática.

Jugar, jugar dentro y fuera de casa, al aire libre, hacer excursiones, visitar lugares, conocer gente, situaciones, imprevistos... para que el motivo del trabajo (estudio) brote de forma natural y espontánea ante las cosas que provocan su interés. 

También en el adulto gozar es una forma de empezar a pensar, un medio de despertar las conciencias dormidas por el trabajo rutinario, un camino de liberación. La celeste diversión que la humanidad, por miserable que sea, persigue con afán al par que el alimento.

martes, 17 de octubre de 2023

MANUEL BARTOLOMÉ COSSÍO

 

Toda la labor de orientación en las reformas que hizo Cossío a lo largo de su vida, no deben desdibujar los rasgos esenciales de su personalidad. Sus esfuerzos por desarrollar el sistema educativo en España fueron casi heroicos, pues organizó desde una posición muy precaria toda una estructura de reforma; tuvo que explicársela a los ministros, a los técnicos, a los maestros más humildes, a los padres de familia y no se rindió ni transigió con la apariencia. Actuó con tenacidad y pudo comprobar como sus ideas eran aceptadas dentro del sistema educativo, a pesar de que tenía un papel de minoría consecuente en una sociedad de fuertes antagonismos.

Según Jiménez-Landi, cronista de la Isntitución Libre de Enseñanza (ILE), la luminosidad que irradiaba convirtió a Cossío en un gran seductor. Sus gestos austeros y elegantes, su verbo poderoso, sus anhelos de reformar al ser humano y al mundo, por convertir a ambos en arte vivo, magnetizaban a todos cuantos le conocían. 

Alto, delgado, de apariencia fuerte, actitud sencilla. La expresión de su rostro mostraba candor y dulzura, pero la nariz grande y acaballada y su penetrante mirada azul expresaban un valor y una energía indomables. Austero y severo como los campos de Castilla, pero también dulce y risueño como los valles de la montaña (cuna de sus antepasados).

Con su extraordinaria capacidad oral era capaz de comunicar múltiples cosas a gente muy distinta y tenía el don de decir en cada momento lo más adecuado. Henchido de fe en sus ideales, con una finísima sensibilidad artística, buscaba en el arte de saber vivir la más bella obra que pudiera realizar un hombre. Su ejemplaridad supo despertar admiración y, sabiéndose fundir con quienes trataba, su trato cordial no excluía que viviera en serio sus ideales.

Cossío tenía fe en el ideal, en la fuerza lenta e íntima de la idea sobre el espíritu, en la fuerza de la persuasión, en la transformación evolutiva profunda, frente a la imposición formalista y artificiosa de la coacción. Odiaba la violencia. Su fe y su pureza soportaban cualquier prueba y su amor no tenía límites. 

Transparente y poroso, íntimo, recogido y austero, inspiraba confianza y gozaba de la conversación. Tomaba el pulso de las personas y se interesaba por ellas de verdad, creando así relaciones fructíferas. Gozaba de un supremo don de gentes y contagiaba su entusiasmo, su goce incontenible. Condescendiente, sí, pero sin perder nunca el principio que informaba su vida, el nervio de toda una ética. Respecto a sí mismo, ejercía la frase de que "la más alta nobleza exige la más estricta exigencia".

Luchador tenaz, radical en principios y extremadamente moral hasta el punto de infundir temor a quienes mostraban indicios de frivolidad o hipocresía, trató de vivir conforme a sus convicciones y convirtió su hogar - que todos admiraban - en refugio de quienes acudían en busca de aliento. 

Retrato pintado por Sorolla en 1908, que se encuentra en la Hispanic Society de Nueva York.



domingo, 15 de octubre de 2023

ESTILO MUCHA

 

En el cambio de siglo se impuso Le style Mucha, precursor de l´Art Nouveau, ya que su protagonista Alphonse Mucha (1860-1939) desempeñó un papel destacado en la configuración de la estética de dicho arte. Emprendedor y de origen checo alcanzó la fama cuando en diciembre de 1894 aceptó crear un cartel para la célebre actriz Sarah Bernhardt, fascinada por su estilo innovador y poco convencional.

El éxito del cartel de Cismonda fue tan rotundo, que firmaron un contrato por seis años para que Mucha se ocupara no sólo de los carteles, sino del vestuario, escenografía y decoración de las representaciones de la diva. Otros clientes le encargaron trajes, muebles, diseños para revistas, portadas de libros, diseños de joyas y numerosos carteles.

Diseñó alhajas que realizó el joyero parisino Georges Fouquet, a quien le llamaron la atención los adornos con los que Mucha engalanaba a las mujeres de sus carteles y paneles, reproducidos con gran lujo de detalles y también por sus propiedades materiales.

Fue iniciado en la Gran Logia Masónica de París en 1898 y alcanzó el grado de Gran Maestro de la Logia de Checoslovaquia. Jamás concibió su obra desde la frivolidad, sino desde un espíritu de servicio visionario, pues a pesar de su carácter publicitario y decorativo, las creaciones de Mucha aspiraban a la transcendencia. Amigo de Gaughin y del grupo de artistas asociados a la revista La Plume, interesados en las ciencias ocultas, él utilizó en sus obras metáforas enigmáticas y signos esotéricos.

Su relación con la Masonería respondía a su carácter idealista y visionario. Autor del libro Le Pater (1899), ilustró el Padrenuestro con una simbología hermética y en todas sus obras se destilaba un misterio evocando el ciclo de la vida desde un punto de vista religioso. 

Regresó a Checoslovaquia en 1910 y allí dedicó el resto de su vida a la producción de una serie épica de veinte pinturas enormes que representaban la historia de los pueblos eslavos: La Epopeya Eslava.



sábado, 14 de octubre de 2023

PUERTAS Y UMBRALES

 

A lo largo de la historia, el ser humano siempre ha prestado atención a la construcción y a la decoración de las puertas; hay pocos elementos que hayan marcado tanto la civilización. Además de la escritura, el comercio o la organización social de las ciudades, las puertas nos diferencian de nuestros antepasados prehistóricos, ya que están íntimamente unidas a uno de los grandes inventos de la humanidad: la arquitectura.

Sin embargo, pese a lo importantes que son para nuestra cultura, el ritmo de vida actual hace que en muchas ocasiones no seamos conscientes de su mera presencia. La rapidez que nos envuelve y nos condiciona y la necesidad imperiosa de alcanzar nuestros objetivos lo antes posible hacen que percibamos los umbrales y los lugares de tránsito como obstáculos entre nosotros y nuestros anhelos. Lo queremos todo y lo queremos ya, y, cuando trasladamos esta idea al turismo y a los viajes, las puertas quedan en segundo plano.

Pero toda puerta marca un tránsito. El umbral enmarcado por las jambas y los dinteles son un espacio entre dos realidades, la frontera entre dos mundos y dos estados. Las puertas no son solo elementos arquitectónicos que nos permiten trasladarnos entre los espacios interiores, o desde el exterior al interior de un edificio, y viceversa, sino que poseen también un importante significado simbólico.

Como lugares de paso, están relacionadas con conceptos tan importantes como los de cambio o evolución; pueden ser consideradas como el vínculo entre el sueño y la vigilia, entre la luz y las tinieblas, entre la ignorancia y la sabiduría, entre la vida y la muerte...

Por eso, al desempeñar un papel clave, necesitan protección. La puerta es un espacio frágil y siempre está decorada y ensalzada. Es el lugar más débil de la casa en caso de un hipotético peligro, por eso los romanos elegían como protector al dios Jano, quien con sus dos cabezas podía vigilar en ambas direcciones.

Pero la puerta que más debemos resguardar es la que protege nuestro interior. En permanente estado de alerta, intentaremos detectar peligros más sutiles e invisibles que siempre están al acecho para introducirse, sin que apenas nos demos cuenta, y que son los más dañinos: aquellos que nos provocan inquietud y confusión en la mente e intentan debilitar la pureza de nuestro corazón.



sábado, 30 de septiembre de 2023

HERMÉS

 

Todo lo que se relaciona con la Maison Hermés me atrae irresistiblemente y es que su lema "piel, deporte y tradición de elegancia refinada" sigue totalmente vigente generación tras generación. Desde 1837, que fue creada, su minucioso trabajo artesanal y el tener en cuenta hasta el menor detalle del estilo de vida de sus clientes, ponen constantemente de manifiesto que su espíritu de libertad y creación no dejan de estar atentos a la evolución de la sociedad.

Cuando la Maison Hermés ya contaba con cien años de historia, la firma decidió imprimir en un trozo de seda una imagen creada en madera por uno de los miembros de la familia, Robert Dumas. Se trataba del dibujo de la primera línea de autobús, inaugurada por aquel entonces en París, entre la plaza de la Bastille y la Madeleine.

Bajo el título Jeu des omnibus et dames blanches se convertiría en el primer pañuelo de seda de la Maison y en el principio de una tradición que ha acompañado a la marca hasta nuestros días.

Su emblemático logo tuvo su origen en un cuadro titulado "Le duc attelé, Groom à l´attente" (carruaje enganchado, mozo esperando) cuyo autor era Alfred de Dreux. En 1880 el taller de arneses, en el que se trabajaban con finura discreta materiales de la mejor calidad y con la mayor garantía de resistencia, se trasladó al Faubourg Saint-Honoré, ya que su nombre estaba suficientemente asentado entre la nobleza y la alta burguesía. No en vano, en la Exposición Universal del Arte y la Industria de París (1867), su proeza técnica fue recompensada y reconocida con un premio.

Para elaborar un carré se necesitan más de 300 capullos de seda, se emplean unas 400 horas en la creación de sus grabados y son necesarias cerca de 800 personas en todo el proceso de fabricación. Una creación que se inicia con la imaginación desbordante de unos dibujantes que plasman sus ideas en papel, para contar una historia, mostrar un lugar o exaltar la naturaleza. Sus diseños son muy variados y de temática muy diversa.

Finalizado el dibujo, entra en juego uno de los éxitos del pañuelo Hermés: el color. Expertos coloristas combinan diferentes tonalidades para crear una composición sorprendente. Después, los mejores artesanos realizan las planchas con las que se imprimirá el dibujo sobre la seda y serán las costureras las que - por último - lo rematarán cosiendo a mano sus bordes a modo de roulotte, es decir, enrollándose hacia el exterior. Cada año se diseñan dos nuevas colecciones y se relanzan cinco diseños antiguos en diferentes colores de edición limitada. Buena inversión para el fondo de armario, atemporal, colorista y versátil.

Esta Maison parisina, con una maravillosa herencia y un sentido único de la excelencia, sigue triunfando en una mundo sometido a la obsolescencia programada de la tendencia; ella se mantiene fuerte y fiel a sus valores, pues sabe que su marca es la mejor respresentante de la obra bien hecha, el sentido de la elegancia y la discreción.

Casualidades del destino, el prusiano Thierry Hermés, que abrió un taller de bridas y forjados para la industria del transporte en la rue Basse-du-Rempart en París, tuvo la virtud de adivinar lo que sus clientes esperaban y de llamarse como el dios Hermes, representante de la prosperidad y protector de los viajeros.

Famosos fueron en 1900 su Haut à courroies (HAC), primer bolso-alforja para las sillas de montar; su primera chaqueta de golf con cremallera en 1918; en 1935 su sac à dépéches y, cómo no, sus bolsos Birkin y Kelly.

jueves, 28 de septiembre de 2023

THE DOCTOR

 

A finales del siglo XIX, se desarrolló en pintura un subgénero del realismo social, llamado pintura hospitalaria, para atraer la atención sobre la enfermedad y miseria que sufría la clase trabajadora de la época industrial, sobre todo en la última etapa de la era victoriana (1880-1900).

En 1887, el adinerado benefactor y gran amante del arte, Henry Tate, mecenas de los prerrafaelitas y amigo personal del pintor Luke Fildes (los dos nacidos en Liverpool), le encargó un cuadro de tema libre para exponerlo en la Tate Britain de Londres, ofreciéndole tres mil libras.

Fildes aceptó e hizo un homenaje al Dr Murray, que había tratado a su hijo mayor cuando éste enfermó de tuberculosis. Tituló el cuadro The Doctor y jamás habría imaginado que su obra se llegaría a convertir en una de las mejores y más famosas representaciones de la relación entre el arte y la medicina.

La frase "curar a veces, aliviar a menudo, consolar siempre" es un antiguo aforismo, respecto a la actuación de un buen médico, que el pintor quiso reflejar plasmando el humanismo ideal de la relación médico-paciente: el interés y la atención del doctor, así como la confianza que los padres han depositado en él, son valores que transcienden a la pintura.

La luz del amanecer de la ventana, de acuerdo con el propio Fildes, anuncia el inicio de la recuperación de la niña. El rostro del doctor (autorretrato del artista) está pensativo, con su mirada atenta a la paciente, la mano sosteniendo su mentón y quizá dudando si se le habrá escapado algún detalle en el diagnóstico de la enfermedad...

La medicina es la más humana de las artes, la más artística de las ciencias, la más científica de las humanidades, sin embargo, a pesar de que se ha avanzado mucho en la ciencia, ha habido un detrimento en el arte de curar, debido a lo cual la opinión sobre los médicos y la medicina no es demasiado favorable en la actualidad.

Y esto se debe a que la vigilancia de los pacientes a través de sensores, monitores y equipos muy complejos no podrán suplir jamás la empatía, la comunicación y el interés genuino del doctor con su paciente. Sin desdeñar ninguno de los medios más avanzados que la ciencia le ofrezca, él jamás podrá prescindir de intentar sanar con inteligencia y sensibilidad, con sabiduría...




jueves, 21 de septiembre de 2023

CUIDAR EL LENGUAJE

 

El desorden y la desorganización de la conversación pública actual consiste básicamente en que ya no hay filtros de entrada ni una selección de temas cuidadosamente pensada, por lo que se ha convertido en un "no territorio" en el que, si nos metemos,  no podremos salir.

En este espacio público caótico, en el que cada vez hay menos tiempo para pensar, leer o escuchar, cunde el pánico entre los comunicadores: si no eres capaz de crear impacto, no existes; la  moderación es un lastre porque con ella se llega a un menor número de gente y  sin contundencia no te escucha nadie; todo vale con tal de conseguir mayores audiencias (principal objetivo).

Pero no estamos condenados a que esa mentalidad utilitaria se imponga sobre nuestra integridad. Podemos: usar palabras que no hieran o falten al respeto; tomarnos en serio los argumentos del rival; dedicar tiempo a investigar unos hechos para elegir el adjetivo más adecuado; renunciar a montar polémica... 

Es bueno perseguir y proponer un ideal que nos haga mejores. Para ello, no debemos abdicar de nuestras convicciones ni dejar de llevar a cabo una apasionada (y necesaria) confrontación de ideas, porque este ideal tiene que ver con el respto y con la determinación de que las palabras que dependen de cada cual no contribuyan a enrarecer el espacio público.

Cuidar el lenguaje y considerar al lector un ser inteligente, dando la misma importancia a la eficacia que a la integridad y el buen hacer, es lo que abunda entre los escritores que no se dejan arrastrar por la insensatez. Ellos no son ruidosos (el bien es silencioso) pero su forma de hacer es mucho más contagiosa de lo que imaginamos. 

Dice el historiador y filósofo Michel Foucault que "el lenguaje es el instrumento de la biopolítica". Si se cambia el significado de las palabras, se logra que las personas cambien, porque cambia su forma de pensar y de relacionarse con el mundo. Se trata de un colonialismo encubierto al que debemos resistirnos, pues cualquier persona que tenga un mínimo de sentido común y conciencia de lo que está sucediendo, tiene que esmerarse y no aceptar el retorcimiento del lenguaje o la perversa utilización ideológica de las palabras.

Ante esto, no hay más posibilidad que el testimonio, que nuestras palabras sean más atractivas y novedosas que las que utilizan los manipuladores y por ello es imprescindible estar presente en aquellos lugares en los que la palabra es el centro de la celebración. 

Sigamos lo que nos dicta nuestra naturaleza de seres humanos, pues cuando vamos contra ella generamos insatisfacción, trastornos y disfunciones. El progresivo deterioro espiritual, anímico y mental de nuestra sociedad produce hastío, por eso no podemos demorar más el demostrar un compromiso firme y una alternativa radicalmente novedosa a la hora de cuidar nuestro lenguaje.

Debemos recordar siempre que el lenguaje es la música que nos habita, el estribillo que pone ritmo a nuestra respiración, y que una vida con un lenguaje descuidado carece de música, es sorda y se siente cercenada.


martes, 19 de septiembre de 2023

CONFIANZA

 

La confianza es la esperanza firme que tenemos en que algo suceda, sea o funcione de una forma determinada o en que otra persona actúe como deseamos. También se refiere a la seguridad que tenemos al emprender una acción difícil o comprometida.

Tener un sentido interno y realista de nuestras capacidades es algo crucial para gestionar los retos emocionales y alcanzar nuestros objetivos, pero tanto para nuestra salud mental como para nuestra resiliencia es fundamental que seamos capaces de confiar.

Cuando confiamos, no sólo fortalecemos nuestras capacidades sino las de los demás, porque la confianza es un ingrediente mágico de las relaciones humanas. Es cierto que cada vez nos cuesta más ponernos en manos de otras personas, fiarnos de los expertos y asumir riesgos, pues actualemente la confianza es un valor que está en crisis, por eso, si realmente pretendemos revitalizar las relaciones personales y sociales, debemos reflexionar sobre este pegamento que une nuestra vida a la de los demás.

Sin confianza no podemos mantener relaciones en el tiempo y que éstas den frutos. Cuando los demás confían en nosotros, nos sentimos más valorados y aumentan nuestras ganas de colaborar, somos más creativos y capaces de aceptar riesgos.

La confianza está siempre presente en nuestra vida, hasta en las cosas más pequeñas de lo cotidiano, pues ata o une nuestra voluntad incierta a una certeza que aún no poseemos (cuando abrimos el grifo confiamos en que salga el agua...). En realidad es una relación esperanzadora con lo desconocido, un abandonarse.

Necesitamos la confianza como lubricante de la vida social, ya que agiliza las relaciones e impide que la valoración de los riesgos bloquee las decisiones. La vida sólo puede avanzar sin garantías. Hay que tener el coraje de confiar para poder crecer, evolucionar.

Para que los demás confíen en nosotros, nuestras obras deben preceder a nuestras palabras, dejando traslucir que deseamos el bien de la otra parte. Nada corroe más las relaciones que la mentira y nada las favorece más que la integridad, la coherencia y la fidelidad. Comunicar valores, talentos y deseo de servir es la mejor manera de establecer vínculos estables y beneficiosos.

Decía Aristóteles: "La belleza atrae, la inteligencia encanta y la bondad retiene".

sábado, 16 de septiembre de 2023

TRADICIÓN

 

Casi todo nuestro conocimiento está fundado en la confianza (con toda fe) que nos merecen quienes nos lo transmiten y a esta forma de confianza, que entreteje generaciones, la llamamos tradición. Como merecedora de nuestra admiración y gratitud, ella es la posesión más preciosa de la que disponemos, por eso tenemos el deber moral de ser conscientes de lo que recibimos y transmitirlo a quienes nos sucedan.

Es pues nuestra responsabilidad mantener la tradición viva y perpetuamente renovada porque cuidarla con esmero es una empresa admirable, quizá la más admirable de cuantas empresas podamos acometer. Velando por su crecimiento, regándola con nuestra curiosidad y podándola de adherencias que la puedan dañar, podremos entregarla a la generación venidera aún más cultivada de como la recibimos.

La palabra latina traditio significa entrega, transmisión, y eso es lo que hace la tradición: transmitir vida, afectos y valores. Todo ello lo recibimos de forma natural en la familia, donde empezamos a desarrollar nuestro cordial y sagrado anhelo de relacionarnos con los demás y de empezar a crear vínculos entre unos y otros. De esa forma es como se va creando una larga cadena viviente en la que cada generanción  absorbe el acervo moral y cultural de la anterior y lo transmite a la siguiente.

Desde que el mundo es mundo, en el arte y en la vida, la civilización humana ha crecido sobre el humus fecundo de los tesoros que las generaciones anteriores se encargaron de preservar, mejorar y ceder en herencia a quienes venían después, creándose así unos vínculos muy poderosos y resistentes que daban seguridad al hombre.

Sin embargo, en la actualidad, existe un afán desmedido de destruir la tradición, algo que no es en absoluto inocente. Está demostrado que una persona desvinculada (con su presente, pasado y porvenir) pierde poco a poco su esencia y se va convirtiendo en un ser alienado, fácil de manipular y susceptible de formar parte de la llamada "ingeniería social".

Y ese ser sin afectos, frágil y vulnerable, no puede mitigar su desamparo con los espejuelos que le ofrecen la modernidad y la sociedad de consumo. Su vida está basada en la desconfianza, se hace muy egoísta y no es capaz de entender lo que le rodea, por eso está lleno de miedos y paranoias, no tiene horizontes y es propicio a tener visiones conspiranoicas de la historia, a ser excesivamente individualista y a caer en supersticiones estrafalarias. 

Muchas personas de esas características son las que contribuyen a destrozar el tejido celular de la sociedad y a que la evolución humana se convierta en involución y retroceso, lo que nos demuestra que es fundamental que nuestros vínculos se hagan cada vez más fuertes y que no tengamos la menor neblina al sentirnos unidos a quienes fueron capaces de preparar lo que nos encontramos al nacer.

Como contrapunto, hay una mayoría silenciosa de individuos, familias, grupos, comunidades... que tienen ideales comunes, sueños compartidos y afectos heredados, que se sienten el eslabón único e irrepetible de la cadena viva que entre todos (presentes y ausentes) formamos y que tienen la esperanza firme de que lo que transmitan será beneficioso e imperecedero.

miércoles, 6 de septiembre de 2023

LILY MILLET

 

En este retrato pintado por Sargent, podemos contemplar a Lily Millet a la edad de treinta años en todo su esplendor. Una niña bien, segura de sí misma y sin prejuicios, que nació en Boston (1855) en plena Gilded Age de las finanzas en EEUU. Y es que, desde mediados del siglo XIX y comienzos del XX se produjo la mayor productividad de América del Norte, su población se triplicó y su riqueza global se multiplicó por trece gracias, fundamentalmente, a la exportación de productos metálicos de todo tipo. Llegó a haber unos cuarenta mil millonarios en un corto período de tiempo.

Elisabeth Merril (Lily), hermosa, resuelta y muy vital, se casó por lo civil con Francis Millet, amigo de su hermano en Harvard, que la fascinó nada más conocerle por su increíble don de gentes y por la contagiosa naturalidad con la que respiraba el aire de los dos hemisferios. La boda se celebró en Montmarte (París, 1879) y uno de los pocos testigos de la misma fue Mark Twain, que definía como "un Millet" a las personas extemadamente encantadoras y divertidas.

Lily se atrevió a aportar su atrevido punto de vista en una era de conformidad y - como su marido - pretendía transformar el panorama artístico, social y cultural del momento en que le tocó vivir. Ambos estaban de acuerdo en que era preciso incitar la imaginación para producir un cambio de actitud, en el que la transversalidad estuviera presente, tanto en la vida personal como colectiva.

Francis tenía amistad con muchos artistas europeos e impulsaba a los jóvenes americanos a viajar para ampliar sus horizontes y abrir nuevos mercados. A través de William Morris y otros prerrafaelitas conoció un pueblecito llamado Broadway (Worcestershire, Inglaterra) que le inspiró para crear aquel mismo verano la colonia de artistas que había proyectado.

Entusiasmada con la idea, Lily se implicó de lleno en dicho proyecto y el 23 de mayo de 1885 partía con sus dos niños y su cuñada Lucía Millet desde New York hacia la campiña inglesa. En junio ya se habían instalado en Farnham House, una antigua casa de piedra del siglo XVII, que alquilaron en el centro de Broadway. A finales del mes llegaron los primeros invitados desde Boston, entre ellos el ilustrador F. Barnard con toda su familia, y en agosto aparecía Francis procedente de Roma y Edwin Austen Abbey con un grupo de modelos.

Tanto Lily como Lucía estaban lejos de la mentalidad de las ricas herederas de su país, que desembarcaban en el viejo mundo para contraer matrimonio con aristócratas cuyas propiedades y estilo de vida estaban en serio peligro de extinción. Sin embargo, coincidían con ellas aportando dinamismo y modernidad (con su estilo de vida, decoración de interiores y diseño de jardines) en un lugar en el que parecía haberse detenido el tiempo...

Unas y otras fueron un auténtico soplo de aire fresco, pero al mismo tiempo gozaban de la cercanía de su modelo a seguir - en cuanto a distinción y buen gusto - para ir desarrollando su refinamiento estético y social. Se trataba de un inteligente intercambio entre ambos mundos que, a lo largo del tiempo, daría magníficos resultados.



viernes, 1 de septiembre de 2023

CARNATION, LILY, LILY, ROSE

 

Inspirado en una canción popular titulada "Ye, shepherds, tell me", orfeón pastoral de tres voces masculinas que menciona que la diosa Flora lleva una guirnalda (wreath) como corona en la que hay claveles, lirios y rosas (Carnation, lily, lily, rose), el pintor John Singer Sargent tituló así este cuadro que realizó en el otoño de 1885 y 1886 en Farnhouse, la casa de su gran amigo Francis Millet en Broadway (Inglaterra).

Sargent, el retratista de más éxito de su generación, pintaba con una habilidad técnica que se alejaba del clasicismo adentrándose en el impresionismo francés, que tan bien conocía y admiraba. Cosmopolita, documentaba sus estancias con dibujos y no sólo era experto en pintura, sino también en música y literatura. Muy solicitado en sociedad, era conocido como el soltero de oro.

Adquirió una gran fama en el ambiente artístico francés, pues fue alumno y ayudante en el taller del gran Carolus-Duran, que le supo transmitir su admiración por la pincelada del holandés Frans Halls y del español Velázquez. Viajó a España y en el Prado fue copista (una de sus copias fue Las Meninas).

Sin embargo, en 1884, su retrato de Madame Gautreau (New York, Metropolitan Museum) provocó un gran escándalo en París y huyó a Inglaterra, estableciéndose en Carlton House Terrace (Londres) y convirtiéndose en el pintor preferido de la realeza y la aristocracia. A principios del siglo XX era aclamado como el mejor retratista de su tiempo y se podía permitir viajar con frecuencia a EEUU, al pintoresco sur de Europa, a los Alpes.. comenzando a experimentar el plein air siguiendo a los pintores de la Escuela de Barbizon. 

Un día del verano de 1885, mientras navegaba por el río Támesis en Pangbourne con el pintor estadounidense Abbey, observó unos faroles de papel colgados en los árboles y supo que se llamaban japanese lanterns, lo que le motivó a pintar un cuadro: dos niñas vestidas de blanco encendiendo unas faroles de papel en la hora azul del atardecer; están en un jardín de rosas con algunos claveles amarillos y varios lirios blancos; la hierba está muy alta y ocupa todo el lienzo, por lo que no hay una línea de horizonte que de unas coordenadas y de esa forma se logra una sensación de profundidad que lo envuelve todo.

Trabajó en este cuadro durante meses, pero al final logró captar la magia de  la luz de ese momento entre el día y la noche que apenas dura unos minutos. Pidió al ilustrador F. Barnard que le consintiera tener como modelos a sus hijas, Dolly y Polly, pues tenían el color de pelo que él buscaba, y lo terminó en octubre de 1886.

Hijo de una adinerada familia norteamericana expatriada, que vivía en Europa, Sargent nació en Florencia en 1856 y falleció en Londres en 1925. Se definía a sí mismo como "un americano nacido en Italia, educado en Francia, que observa como un alemán, habla como  un inglés y pinta como un español". Se llegó a convertir en el status symbol del poder de la alta sociedad estadounidense.

Este cuadro fue el primero que vendía a un lugar público y lo compró la Tate Gallery de Londres, donde se encuentra actualmente.



JAPANESE LANTERNS

 

Luther Von Gorder, en su cuadro Japanese Lanterns, hace una cálida evocación de la niñez con grandes empastes impresionistas de color brillante, una luz cálida y la inocencia, diversión y maravilla de la infancia. Lo pintó en 1895, tomando como modelo un cuadro de Sargent (expuesto diez años antes), inspirado en los faroles japoneses por sus luces y sombras.

Llamados chochin forman parte de la vida cotidiana y se cuelgan o se colocan en el suelo; también flotan por ciertos lagos y ríos en homenaje a antepasados fallecidos. Iluminan poco, pues la percepción de la luz del País del Sol Naciente es mucho más sutil que en Occidente.

Son, más bien, una metáfora de la luz que la incandescencia en sí, ya que este farol es una pequeña maravilla de simbolismo. Se hace sentir no sólo en los templos, sino también en las casas de té y los jardines, recordando al ser humano su conexión con la naturaleza a la que pertenece.

La luz sutil, esencial y vibrante está presente en estos faroles de papel, que nos recuerdan que la energía (qi), uno de los fundamentos de la medicina china, recorre nuestro ser. Son como pequeñas guías espirituales que salpican delicadamente el paisaje, enlaces entre el cielo y la tierra. No buscan iluminar, sino realzar la oscuridad que revelan, creando así un cuadro de claroscuro tan mágico como irreal.

Son una fuente de luz, filtrada y tenue, que pretenden magnificar la sombra, ese mundo de incertidumbres y desconocimientos, esa sombra tan querida por los japoneses donde nace lo indecible y la belleza. 

Y es que la sombra es una riqueza estética llena de elegancia e insinuación, una fuente de duda e inspiración, de enigma y revelación. Como un gesto suspendido, la sombra llama hacia otras orillas que nuestro espíritu puede sublimar a placer. La luz incierta de los faroles necesita la oscuridad, que no puede atravesar, porque juntos reflejan la poesía de la vida y de la muerte.

Como la caligrafía, cuyo simple trazo negro despierta la blancura del papel, el halo de los faroles da vida a la sombra que tanto tiene que ofrecer. En la ambigüedad de los medios tonos, las formas se vuelven más sugerentes, los contornos más conmovedores y la belleza más exquisita. Todo lo que no vemos, pero adivinamos, queda entonces impreso en la retina de nuestra imaginación, esa imaginación que la japanese lantern solicita con tanto encanto.

Una vez más, podemos apreciar la influencia del arte japonés en los impresionistas y la riqueza de matices que se produce cuando las influencias entre diferentes formas de ver la vida se entrelazan sin dificultad, fluyendo sin resistencia y aceptando que existe un intercambio mutuo.



jueves, 31 de agosto de 2023

VIVIR Y MORIR

 

Es imprescindible vivir con sentido, pues si miramos a nuestro alrededor nos damos cuenta de que todo en la naturaleza lo tiene y nosotros no debemos ser una excepción. Descubrir nuestra vocación, nuestra misión en el mundo, nos lleva a encontrar ese espacio único e irrepetible que sólo se podrá llenar con nuestra presencia.

Tenemos muchas facetas y dimensiones que vamos descubriendo a largo de nuestra vida y el sentido de la misma será como una brújula que nos guiará hacia la plenitud; habrá también momentos de oscuridad y tormenta que tendremos que aprender a transitar, pero si sabemos hacia dónde vamos las desviaciones temporales no nos impedirán encontrar de nuevo nuestro camino.

El sufrimiento forma parte de nuestras vidas, por ello debemos saber vivenciarlo y aceptarlo como nuestra realidad, pues nuestro cuerpo es materia y como tal está sometido a sus leyes. Sabemos que hay un Orden que rige la realidad y da sentido a todo lo que tiene vida, por lo que nosotros no podemos estar excluidos del mismo.

Los grandes (y no tan grandes) acontecimientos de nuestras vidas no son en absoluto fruto de la casualidad, sino que están dentro del sentido, por eso debemos estar preparados para afrontarlos adecuadamente ya que todos ellos (buenos y malos) llegarán en el momento oportuno trayéndonos enseñanzas y mostrándonos aspectos de la vida que todavía no habíamos descubierto.

La aceptación de lo que nos llega no significa resignación ni pasividad, sino reconocer nuestras limitaciones: si creemos que hay un sentido para la vida, también debe haberlo para la muerte. Somos una realidad que va más allá de lo corporal, de forma que nuestras dimensiones superiores no pueden perderse ni verse afectadas por las leyes materiales. Es muy posible que nuestra vida no tenga un punto final, sino un cambio de sustancia. Lo que ocurra después de morir estará relacionado con nuestra forma de existencia, por lo que el conocimiento y la sabiduría que hayamos adquirido será el único equipaje que nos llevaremos a la hora de continuar en otras esferas nuestra trayectoria vital.

Si vivimos con esta perspectiva, el deseo de evolucionar crece en nuestro interior. El miedo a la muerte se aleja al darnos cuenta de que hay un sentido para nuestra llegada y también para nuestra partida, ya que la vida se nos da y de igual forma la podemos entregar. A la luz de esta vida transformada, nuestra vida puede resultar mucho más interesante de lo que jamás habríamos imaginado.

No somos dueños de ninguna vida, cada cual tiene su biografía única y su propio destino. Sólo cuando sabemos integrar la muerte de un ser querido en el Orden, nos sentimos más ligeros y libres, pues el verdadero amor se produce cuando ayudamos a otro a realizar su destino.

La muerte nos habla también de la experiencia del misterio, una parte fundamental de la existencia humana. Nuestra civilización ha pretendido derribar esta dimensión para dar cabida exclusivamente a la ciencia como instrumento único de interpretación de la realidad. Más la ciencia, con todo su poder, no alcanza a explicar enteramente ni a la naturaleza ni a la persona.

No podemos olvidar que la plenitud humana tiene diversas vías de aproximación y que siempre permanecerá un interrogante que, lejos de asustarnos, nos traerá nuevos aires, apenas atisbados en nuestra experiencia terrenal.

Cuadro de Luther Emerson Van Gorder, titulado "Japanese Lanterns", fue pintado en 1895 siguiendo el modelo del óleo Carnation, Lily, Lily, Rose (de Sargent), que salió a la luz diez años antes.


domingo, 20 de agosto de 2023

BARBIZON

Al borde del bosque de Fontainebleau se halla Barbizon, uno de los pueblecitos pintorescos de Seine-en-Marne, al sur de París, que pertenece a la región parisina de l´Île-de-France. Lo que en su momento no era más que una aldea de leñadores, entre 1830 y 1875 se llegó a convertir en el escenario de una revolución que cambiaría el curso de la pintura moderna, ya que llegaron a ella paisajistas de la fama de Théodore Rousseau, Corot, Millet, Daubigny... que, pintando al aire libre y lejos del rigor academicista, fueron unos de los precursores del Impresionismo.

Unos se instalaron por su cuenta en sus casas-taller y otros se empezaron a hospedar en el Albergue Ganne, propiedad de un matrimonio que convirtió su tienda de ultramarinos en un auténtico hogar para aquellos valientes pioneros que se atrevieron a romper con lo establecido. En muchas ocasiones pagaban su alojamiento pintando muebles, murales o cuadros y madame Ganne les preparaba su bouchon (almuerzo) antes de salir a pintar. Actualmente se ha convertido en Museo Departamental y podemos contemplar en directo tanto la obras como el estilo de vida de aquellos singulares huéspedes.

En realidad el primero que pintó al aire libre fue, un siglo antes, Pierre-Henri de Valenciennes y en Inglaterra, a comienzos del XIX, Constable se hizo paisajista profesional. En el atelier de Millet, el más emblemático del grupo de Barbizon, sigue su obra y la irrepetible atmósfera que supo crear.

En la calle central del pueblo hay casas maravillosas, galerías de arte, tiendecitas, algún salón de té y mucha calma. Es de esos lugares en los que te gustaría permanecer sin tiempo para poderte empapar de todo lo que en él se ha vivido durante tantos años.

Ya a las afueras, al comenzar el bosque, un circuito nos señala los lugares transitados por los pintores en los que se sentaban ante sus caballetes, con su sombrilla y sus modernos tubos de óleo, a intentar captar de la naturaleza todo lo que ésta les ofrecía, fuera de su estudio y sin más normas que las suyas propias.

Como ellos, podemos contemplar serenamente el juego de luces y la oscuridad de las sombras, las albercas; sentir el aire que mece las hojas o el cambio de color en unas nubes que amenazan tormenta. Es sumergirse con ellos en su nueva forma de hacer y de estar en el mundo, algo que no ha cambiado a través de los años.

Recordar, cuidar y potenciar el arte es una cualidad de los franceses que siempre he admirado. Su savoir faire y su joie de vivre en gran parte viene del reconocimiento de la huella que han dejado sus antecesores y de saberlo transmitir - siempre mejorado - a sus sucesores.
  



 




jueves, 17 de agosto de 2023

PLEIN AIR

 

La mayor parte de la pintura se desarrollaba en estudios, entre cuatro paredes, pero hubo un momento en que los artistas tuvieron la idea de pintar al natural para captar los efectos de la luz y la atmósfera que rodeaba a las cosas y así representar la naturaleza de un modo realista.

"Plein Air" o pintar al aire libre constituyó en la historia un hito tan importante como escandaloso, pues significaba que el pintor rechazaba los patrones convencionales e ideales de la belleza bastante artificiosa que se enseñaba en Academias.

El artista dejaba de estar encerrado en su estudio para buscar la experiencia directa con el mundo. En un primer momento, el pintor tomaba apuntes del natural y luego los plasmaba en el lienzo en su estudio, pero más tarde se lanzó a pintar directamente bajo el cielo llevando caballetes portátiles.

Fue crucial una cuestión técnica: en la segunda mital del siglo XIX también se podían transportar con facilidad los óleos, ya que empezaron a venderse en tubos y el artista no tenía que preparar los colores uno por uno. Renoir dijo: "Sin los tubos de pintura no existirían los impresionistas".

 Si bien hubo algunos artistas que en siglos anteriores estudiaban la naturaleza al aire libre, esta revolución se dio en el XIX con Constable y Turner en Inglaterra; con la Escuela de Barbizón y los impresionistas en Francia y con los Macchiaioli en Italia.

Fue una idea realmente perturbadora para le época, pues el arte dejaba definitivamente de perseguir la Belleza por ir en busca de la Verdad. Se trataba de una primera etapa en la que se intentaba descubrir cómo es la realidad, cómo se percibe y cómos se siente.

martes, 15 de agosto de 2023

EN EL CAFÉ

 

Decía Paul Valéry que "observar es en gran medida imaginar lo que se espera ver" y este cuadro de Dégas nos muestra el pasado, el presente y el futuro en un único instante, dejando que nuestra imaginación vuele... La joven actriz y el aburrido y desencantado pintor nos pueden sugerir infinidad de historias y reflejan muy bien el ambiente de los Cafés bohemios del París de finales del siglo XIX.

Siempre me ha fascinado la bohemia parisina, la rebeldía de unos artistas que transgredían las normas de la burguesía dominante en pro de su pasión, viviendo de lo poco que ganaban y pasando su tiempo libre en Cafés donde entablaban conversaciones con otros artistas e intelectuales ahogando su melancolía y desarrollando sinérgicamente su talento.

A partir del imperio de Napoleón III los Cafés empezaron a proliferar convirtiéndose en lugares de encuentro para todas las clases sociales. Dentro de una gran variedad, cada uno tenía su personalidad: los típicos de diferentes regiones a los que iban los inmigrantes para encontrarse como en casa; otros más refinados, como el Café de Bade, y los que seguían las modas difundidas por la Exposiciones Universales como el japonismo, orientalismo y chinerías. Al finales de siglo había unos veinticuatro mil sólo en París...

Muchos de los artistas se reunían en estos locales, además de en algunos estudios de pintores. Desde 1866, Édouard Manet comenzó a ir asiduamente al Café Guerbois, en el número 11 de la Grande Rue des Batignolles, principal punto de encuentro de los impresionistas. Pintores, músicos y literatos interrelacionaban todas las artes como en la Grecia Antigua en jugosas y enardecidas discusiones intelectuales en las que se entretejían nuevos horizontes artísticos.

Y es que, buscar la esencia común de todas las artes, hacer del arte una cuestión vital para cada uno de nosotros, es algo muy aconsejable en esos momentos en los que el individuo conecta tan difícilmente con lo que es más esencial para él.

En su famosa frase "La belleza salvará al mundo", Fiodor Dostoievski nos quería transmitir que la belleza no se agota con la admiración hedonista o superficial de las cosas o las personas, sino que representa una de las aspiraciones más íntimas del ser humano, pues ella es la llamada a un mundo ajeno al nuestro que nos atrae irremisiblemente. 

La ética supone la búsqueda del bien, lo que implica un esfuerzo que apunta hacia la belleza, ya que el bien es bello porque complace tanto los sentidos como el espíritu humano.

lunes, 14 de agosto de 2023

MANET Y MORISOT

 

La pintora impresionista Berthe Morisot hizo de modelo para los cuadros de Édouard Manet en múltiples ocasiones. Se conocieron en el Louvre (1868) mientras ella trabajaba como copista y pronto surgió entre ellos una magnífica amistad. Ambos pertenecían a familias cultivadas de la alta burguesía francesa y tenían muchos intereses en común. 

Berthe nació en Bourges (1841) y, junto a su hermana Edma, recibió clases privadas de los más prestigiosos profesores de dibujo y pintura, que las fueron introduciendo en los círculos artísticos más interesantes. Cuando ella tenía veinte años fueron discípulas de Camille Corot, el paisajista más famoso de Francia, que las introdujo en la pintura plein air (al aire libre) y les supo transmitir la fidelidad a la sensación óptica obtenida ante la naturaleza en determinadas condiciones de atmósfera y luz (precursor del Impresionismo).

En 1864 expusieron por primera vez en el Salón de París y, después de conocer a Manet, al no poder asistir a las tertulias bohemias del Café Guerbois por ser mujer, Berthe empezó a organizar los martes por la tarde, en la casa de sus padres, veladas con artistas, intelectuales y hombres de letras. Por su parte, Manet hacía lo mismo los jueves, de tal forma que el círculo se fue ampliando considerablemente. 

Cuando se produjo la Guerra Franco-Prusiana (1870) se fue a vivir con su hermana (que dejó la pintura al casarse) y aprovechó para pulir sus técnicas, temáticas, la expresión psicológica de sus personajes y el manejo único del blanco. Sólo dos años más tarde, vendía 22 cuadros y exponía por primera vez con los impresionistas.

Y fue en aquel mismo año (1872), cuando estaba en lo más alto de su carrera, cuando Édouard Manet le pidió que fuera su modelo para el cuadro "La Dama del Sombrero Negro", el cual tuvo un éxito sin precedentes.

Se casó cuando tenía 33 años con Eugène (hermano pequeño de Édouard). Aficionado a la pintura y con grandes influencias en el mundo político y literario, apoyó la carrera de Berthe de forma incondicional e incansable. Tuvieron una hija, Julie, y pasaron unos meses en la isla de Wight (Inglaterra) donde Berthe desarrolló una especie de taquigrafía visual, de pinceladas cortas y rápidas, que dio a su pintura un toque muy personal. Pronto sería invitada a muestras en Londres y Nueva York, pues la frescura luminosa de su paleta, su forma llibre y vigorosa de utilizar el pincel y la atmósfera poética de sus lienzos lograron que se convirtiera en la primera mujer pintora impresionista de todos los tiempos y como tal reconocida y admirada dentro y fuera de Francia.

Falleció con 54 años y según Paul Valéry: "Su pintura podría considerarse el diario de una mujer expresado a través del color y el dibujo".


domingo, 13 de agosto de 2023

CASSATT Y VELÁZQUEZ

 

"Niña con sombrero de paja" (1886) es un óleo sobre lienzo de Mary Cassatt expuesto en la National Gallery of Art de Washington, que me ha llamado poderosamente la atención por su parecido con la Princesa Margarita de Austria, protagonista de la obra cumbre de Velázquez: Las Meninas.

Investigando sobre la pintora, una de las pocas mujeres americanas impresionistas del último cuarto del siglo XIX, he podido averiguar que el 1 de octubre de 1872 se inscribió en el Hotel París (Puerta del Sol, Madrid) como copista del Museo del Prado, donde permaneció tres semanas, antes de viajar a Sevilla.

Mary Stevenson Cassat (1844-1926), nacida en Pensilvania, pasaba largas temporadas de su vida en Francia, pues su educación (basada en los idiomas, el dibujo y la música) y el pertenecer a una familia acomodada, le permitían viajar por Europa y ampliar sus horizontes. En 1855 visitó la Exposición Universal de París, donde pudo ver en directo a los impresionistas. Poco a poco se fue introduciendo en su círculo hasta lograr que Dégas y Pissarro llegaran a ser sus colegas y mentores. 

Cuando copiaba la pintura de Velázquez, se admiraba de su simple y hermosa manera de manejar el pincel y su influencia fue vital, ya que el estilo directo y apasionado del pintor español le ayudó a replantearse su propio manejo de la pintura. Gracias a ella, muchos impresionistas franceses le recocieron como precursor del Impresionismo y le pusieron en valor en los círculos más expertos.

Cassatt, a pesar de que expuso en El Salón de París y vendió muchos cuadros a exposiciones privadas y galeristas, no era nada academicista. Soltera y sin hijos, decidió dedicar su vida a la pintura para - a través de ella - reflejar a las mujeres tal y como eran y no de la forma, demasiado idealizada, que hacían los pintores masculinos.

Quiso mostrar a la mujer y a los niños en sus ratos libres, de forma natural y desenfadada, y, en muchas ocasiones, se servía de espejos para dar mayor perspectiva a la escena y ampliar así los límites de lo doméstico. 

A través de sus propios cuadros y de los de sus amigos contribuyó a popularizar el Impresionismo en los EEUU y consiguió hacerlos atractivos a los ricos americanos para que los compraran y crearan importantes colecciones públicas y privadas. 

Ya al final de su vida, casi ciega y muy enferma, afirmaba con rotundidad no arrepentirse de haber sido un poco transgresora y bohemia y le decía a una periodista: "He intentado emocionar a la gente con mi arte, con mis cuadros he intentado mostrar el amor y la vida. No hay nada que pueda compararse a la alegría de un artista al pintar".

No me equivocaba al pensar que la pincelada de Velázquez tenía una clara influencia en la niña del sombrero de paja, lo cual demuestra una vez más la magia y universalidad del verdadero arte.