domingo, 29 de abril de 2018

LOS CAFÉS VIENESES

Uno de los primeros Cafés de Viena fue creado por un armenio, J.Théodat y los griegos, más tarde, se hicieron con el monopolio del servicio y la comercialización del café. La nueva bebida fue muy bien recibida por la población y el número de establecimientos creció rápidamente. En 1819, la ciudad contaba con 150 de los cuales unos 25 estaban en el centro. En 1900, había 600 y los clientes eran casi exclusivamente hombres, pues eran lugares de encuentro en los que, además, se jugaba y se fumaba.

 Llegaron a su apogeo a finales del siglo XIX y principios del XX. Se convirtieron en los lugares elegidos por los escritores, politicos, diplomáticos y artistas para vivir y trabajar en ellos y se les llamaba kaffeehauslitteraten. La kaffeehaus era algo típicamente vienés que no se encontraba en ningún otro lugar del mundo, una especie de club democrático accesible a todos por el módico precio de una taza de café; en él, uno podía sentarse durante horas, dicutir, escribir, jugar a las cartas, ocuparse de su correo y, sobre todo, consultar un número ilimitado de periódicos y de revistas.

Para los vieneses, el Café es como un segundo salón, van allí todos los días para leer los periódicos, trabajar, encontrarse con amigos, hacer una pausa en una mañana de compras... para ver y ser visto. Por las tardes, van a tomar el aperitivo a partir de las cinco y, si tienen suerte, pueden encontrar a un pianista con smoking interpretando música vienesa.



Tomar un café con una deliciosa tarta, rodeados de un ambiente íntimo y señorial es un verdadero placer. Madera, grandes murales serigráficos, mesas de mármol, bancos redondeados y tapizados con cálido terciopelo, enormes arañas de cristal y carritos con pasteles forman parte de un decorado lleno de refinamiento y exquisitez. En la actualidad, se puede pedir un "melange" fórmula 1, 2, 3 y 4: un café, dos vasos de agua, tres periódicos y cuatro horas para leerlos, porque esa es la esencia del Café Vienés.
El Sperl es el único que, desde su fundación en 1880, conserva su interior original, de estilo jugendstil, estilo modernista vienés que, superando el historicismo, buscaba la modernidad.

No me extraña lo más mínimo que, en el año 2011, la tradicional cultura de los Cafés Vieneses fuera declarada práctica social en la Lista Nacional del Patrimonio Cultural Intangible de la Unesco. Son lugares que favorecen y enriquecen las relaciones humanas de calidad; estando a gusto, relajados, tranquilos, se saborea no sólo lo material sino lo espiritual. Además entramos en la dimensión del sentir y el sentimiento es una comprensión de orden superior al de la mente.

¿Lo mejor, desde mi punto de vista? Pues que crean el clima adecuado para que se produzca la comprensión, el regalo más valioso que un ser humano puede brindar a otro. No se puede vivir sin comprender y ser comprendido...

 


sábado, 28 de abril de 2018

EL CORAJE DE VIVIR

El ser humano no puede permancer siempre en la orilla de la seguridad, de lo conocido, pues de esa forma pierde su capacidad de aventura, de aceptar el desafío. Aceptando riesgos, se vuelve más fuerte, íntegro e inteligente y siente que vive de verdad. Contemplando la naturaleza, se da cuenta de que, cuando hay tormenta, la hierba es más fuerte que el árbol porque cae, cede, se acomoda fácilmente a lo que ocurre en ese momento, no se resiste... y cuando todo ha pasado se siente más limpia, más fresca. Sin embargo, el árbol, con toda su majestuosidad, su fortaleza y sus inmensas raíces, le planta cara, se resiste, y está mucho más expuesto a que sus ramas se quiebren.

La palabra coraje tiene una raíz latina "cor" (corazón) y los valientes viven con el corazón. No se rodean de la falsa seguridad de la razón ni cierran puertas y ventanas a la vida porque no tienen ningún interés en controlar la situación. Saben que el camino del corazón es el camino del coraje, es decir, vivir en la inseguridad con amor, con confianza, adentrarse en lo desconocido, renunciar al pasado y permitir el futuro. La persona vital se arriesga.

El que es valiente, por lo general, es también auténtico porque es lo que le proporciona bienestar. ¿Por qué va a ser falso? Los rígidos esquemas del pasado están alterados, perturbados. Ahora sabemos que si nos abrimos a la vida crecemos, evolucionamos, nos caemos, nos levantamos, tenemos derecho a equivocarnos. El mundo está lleno de cobardes que rechazan lo que no conocen, son como piedras cerradas o muertas.

Estoy convencida de que la unión de un gran número de personas conscientes y valientes crean una sociedad y una cultura vital y responsable, una nueva forma de estar en la vida que nos ayude a dar el paso cualitativo (personal y colectivo) que el momento actual nos exige.

lunes, 23 de abril de 2018

SAN JORGE

En el siglo XIII, Jacobo de la Vorágine (arzobispo de Génova) recopiló en su "Leyenda Dorada" una colección de vidas de santos y, entre ellas, La Leyenda de San Jorge. Siendo soldado romano, llegó a Silca (ciudad libia), cuyos habitantes vivían atemorizados por un dragón que vivía en un lago cercano. Comía dos ovejas al día y cuando se acercaba a la ciudad contaminaba el aire provocando la muerte de muchas personas...

Se empezaron a sacrificar doncellas para que se calmara y un día fue la misma hija del rey la que, a punto de ser devorada, fue salvada por el soldado llamado Jorge, que se había convertido al cristianismo. Hirió a la fiera con su lanza y la llevaron atada hasta que todos fueron bautizados. Ya muerta, en el charco de sangre de la horrible criatura, creció un rosal y el caballero obsequió a la doncella con la rosa más hermosa. Más tarde, fue decapitado por no querer renunciar al cristianismo.

 La fábula de Vorágine posee un gran valor literario y tuvo mucha influencia en Occidente, tanto en pintura como en literatura. A finales de la Edad Media, San Jorge fue hecho patrón de ciudades, burgos y casas nobles. Representaba la fuerza de superación y la rebelión contra la tiranía. Era la máxima representación del triunfo del bien sobre el mal y de la luz sobre las tinieblas. Héroe sin tacha, patrón de los Caballeros, de los Cruzados en la conquista de Jerusalén, de los Templarios, de la Hidalguía y de los Boy Scouts.

Me ha parecido oportuno recordarlo hoy, en el Día del Libro, pues estamos muy necesitados de ejemplos que nos vivifiquen y nos recuerden valores imperecederos. Cervantes decía que "un caballero se avergüenza de que sus palabras sean mejores que sus hechos" y, refiriéndose a la espada, que "las armas requieren espíritu, como las letras".

Héroe, doncella, rosa, palabra, son términos llenos de significado que nos gusta recordar en un día tan especial como hoy.


domingo, 15 de abril de 2018

EL OFICIO DE LIBRERO

Pienso que el comercio de libros es una actividad que va más allá de lo mercantil y que exige habilidades específicas. Para vender "almas", el librero ha de ser, no sólo un voraz lector de libros sino que también ha de saber leer a sus clientes, pues sólo así podrá recomendar tal o cual título, entender la necesidad de quien le pregunta por una obra desconocida para él y seleccionar el acervo que responda a la vez a su apetito personal y a las características de su clientela. Pero, además, ha de administrar, emplear recursos humanos, materiales y pecuniarios, comunicarse con toda la gente que llega a su librería...Todo esto sintetiza el reto y la belleza del oficio de librero, que es una "hermosa vocación".

Oficio complejo y bello ya que los libros son una materia viva y hay que tener la destreza de despertar, en el posible lector, la necesidad de comprarlos. Él sabe muy bien que el amor por el libro nace del tacto físico, sensual (no sólo de la vista) y que tiene que ser exquisito, con un trato cortés, flexible y unas gotas de entusiasmo (durante todos los minutos del día y durante todos los días del año).

Intenta ofrecer una librería cálida, serena y acogedora; un lugar de encuentro social y de intercambio cultural, pues no se puede prescindir de la cultura, vivimos en ella, es un valor en permanente desarrollo, en proceso de enriquecimiento y en una diversificación constante ya que todos participamos en ella.

 
Pero llega un día en el que el libro, que ha estado guardando, protegiendo y cuidando, se va de la librería y pasa a manos de su nuevo propietario, lo que no deja de producir en el librero un cierto desgarro, aunque sabe muy bien que un buen lector lo incorporará a su vida cotidiana y lo tratará con esmero. Los dos están unidos por un lazo muy resistente: la idea de que la palabra escrita en el papel especifica lo diverso y así se puede interpretar datos, ubicarlos, valorarlos, penetrar en su realidad y superar la apariencia.


En la era digital, se necesita más que nunca el contacto directo con el profesional del libro por su función de recomendar y seleccionar en medio de la jungla de la producción editorial. "Lo de fuera es importante y ha de ser siempre elegante; lo de adentro, si es conveniente, satisface al más exigente". Sabe, mejor que nadie, transmitir a los niños el valor de la lectura (un desafío a la imaginación, una apertura a un mundo de posibilidades donde desarrollar sus áreas intelectuales y afectivas). Su larga experiencia le dice que, leyendo, el lector inocente puede reír, soñar, jugar con la realidad, aumentar su curiosidad y compartir muchas más cosas con quienes le rodean.

Un buen librero, además de saborear la frase de Borges que dice "Que otros se jacten de las páginas que han escrito, a mí me enorgullecen las que he leído", sabe que es el eslabón esencial entre el autor y el lector y que - los tres - hacen posible que la literatura siga viva y permanezca en el mundo.

Ilustraciones de Iban Barrenetxea