La "bondad" es un valor humano que va más allá de una habilidad y está enriquecida por una decisión ética. El diccionario la define como la inclinación a hacer el bien y Platón afirmaba que buscando el bien de nuestros semejantes, encontramos el nuestro.
Además de que la bondad hace que nos sintamos mejor, es la actitud más económica y pragmática que existe, puesto que nos permite ahorrar mucha energía que desgastamos inútilmente en sospechas, preocupaciones, resentimientos, manipulación y reacciones a la defensiva.
En este momento - crucial para la humanidad - la bondad no es un lujo, es una necesidad; ser bondadoso con los demás es el mejor regalo que podemos hacernos a nosotros mismos. En el siglo XXI, una persona buena no es un mutante en un mundo violento, sino alguien que sabe sacar el mejor partido de facultades como la alegría, la lealtad, la gratitud, el respeto, la consideración...
Está científicamente demostrado que el amor que no se expresa se convierte en odio y que la alegría que no proporciona un gozo verdadero acaba en depresión. Y es que estamos hechos para la bondad, es nuestro estado natural. Buda decía que el bueno duerme y se despierta con facilidad, tiene sueños agradables y la gente le quiere. Los animales le amarán y los devas (seres celestiales) le protegerán. Los peligros externos no le lastimarán, lucirá un rostro radiante y su mente será serena. No morirá en un estado de confusión.
En estos días de vacaciones de Semana Santa, con más tiempo del habitual, me gusta profundizar en el contenido de palabras que fortalecen mi estructura interna y que me aportan mucha claridad en el comportamiento cotidiano: honestidad, calor humano, perdón, contacto, integración, humildad, paciencia, generosidad, respeto, flexibilidad, memoria, lealtad (estar con), compasión (sentir con), gratitud, servicio y alegría (la base de la bondad).
Los estudios neurocientíficos más avanzados se enfocan en la amabilidad, la ternura y la compasión y afirman categóricamente que una mente "en calma" produce un bienestar global y verdadero. No se es bueno, se llega a ser bueno después de hacer un paciente trabajo interior. No hay que claudicar, sino sembrar semillas de bondad en todos nuestros actos procurando tener la mente en sintonía con el corazón.
No nos vendrá mal, en estos tiempos convulsos que atravesamos, recapacitar acerca de las cosas que nos hacen más conscientes y responsables, que nos conducen a la verdadera libertad porque nos preparan para sacar nuestras propias conclusiones. Una persona que tiene un bienestar global es difícilmente manipulable.
martes, 27 de marzo de 2018
lunes, 26 de marzo de 2018
LA TERNURA
Decía Oscar Wilde que "en el arte como en el amor es la ternura lo que da fuerza" y Gandhi llamaba cobarde al que es incapaz de mostrar amor. Y es que la ternura, paradójicamente, no es blanda, sino fuerte, firme y audaz (se muestra sin barreras, sin miedo). No se trata sólo de un acto de coraje, sino de voluntad para mantener y reforzar el vínculo de una relación humana del tipo que sea. Ella hace fuerte al amor y enciende la chispa de la alegría en la adversidad. Gracias a ella las relaciones se vuelven más profundas y duraderas, pues expresa sutilmente el deseo de que el otro se sienta bien.
La ternura implica confianza y seguridad en uno mismo y sin ella no hay entrega. Lejos de ser ostentosa es elegante: escucha atenta, gesto amable, demostración de interés por el otro... sin contrapartidas. Además, cobra extraordinario valor en los momentos difíciles y es una clara manifestación de que en el amor nada es pequeño.
La ternura da belleza y sentido a la vida. Es la expresión más serena, bella y firme del amor. Es el respeto, el reconocimiento y el cariño expresado en la caricia, en el detalle sutil, en el regalo inesperado, en la mirada cómplice o en el abrazo entregado y sincero. Gracias a ella, las relaciones afectivas crean las raíces del vínculo, de la consideración y del verdadero amor y los niños obtienen de ella la fuerza emocional necesaria para su evolución. La ternura revela la excelencia del ser humano a través del cuidado y del respeto.
Es un verdadero drama que, en la sociedad actual, sea una palabra que ha perdido su auténtico significado y se la confunda con la sensiblería o la cursilería. A mucha gente le da miedo pronunciar esa palabra por temor a quedar como un blandito o un trasnochado y, sin embargo, yo pienso que hay que volverla a poner en valor y ejercitarla lo más posible; sólo así conseguiremos que las relaciones humanas se enriquezcan y se fortalezcan, que sean reales y duraderas gracias al cuidado, al tacto y a la delicadeza.
La ternura implica confianza y seguridad en uno mismo y sin ella no hay entrega. Lejos de ser ostentosa es elegante: escucha atenta, gesto amable, demostración de interés por el otro... sin contrapartidas. Además, cobra extraordinario valor en los momentos difíciles y es una clara manifestación de que en el amor nada es pequeño.
La ternura da belleza y sentido a la vida. Es la expresión más serena, bella y firme del amor. Es el respeto, el reconocimiento y el cariño expresado en la caricia, en el detalle sutil, en el regalo inesperado, en la mirada cómplice o en el abrazo entregado y sincero. Gracias a ella, las relaciones afectivas crean las raíces del vínculo, de la consideración y del verdadero amor y los niños obtienen de ella la fuerza emocional necesaria para su evolución. La ternura revela la excelencia del ser humano a través del cuidado y del respeto.
Es un verdadero drama que, en la sociedad actual, sea una palabra que ha perdido su auténtico significado y se la confunda con la sensiblería o la cursilería. A mucha gente le da miedo pronunciar esa palabra por temor a quedar como un blandito o un trasnochado y, sin embargo, yo pienso que hay que volverla a poner en valor y ejercitarla lo más posible; sólo así conseguiremos que las relaciones humanas se enriquezcan y se fortalezcan, que sean reales y duraderas gracias al cuidado, al tacto y a la delicadeza.
domingo, 25 de marzo de 2018
ENREDADO EN MIS CABELLOS
Eres como el viento...
que se enreda en mis cabellos,
agita mis pensamientos
se va lejos y retorna inesperado.
Como la nube que se desplaza
cargada de fina lluvia
que construye y se diluye
acompañando montañas
de difícil ascensión.
Que elige extraños senderos
bebiendo en arroyos claros
para poder caminar,
dejando correr su flujo
sin controlar su caudal.
Me hicieste sentir la importancia
de los momentos inútiles
y otras veces, cual campana
su badajo haces sonar.
Estás en tí, sin ser otro
del que tu eres,
acompañas cuando puedes
siempre desde tu propia verdad.
A velocidad del rayo
cuando injusto sientes algo
tu crispación aparece,
apaciguarte es difícil
pues eres un soñador
que trabaja por un mundo
más humano y con razón.
Poema de Esther de Andrés
" Arco Iris en los Canales" del pintor chileno Alfredo Helsby (1862-1933)
que se enreda en mis cabellos,
agita mis pensamientos
se va lejos y retorna inesperado.
Como la nube que se desplaza
cargada de fina lluvia
que construye y se diluye
acompañando montañas
de difícil ascensión.
Que elige extraños senderos
bebiendo en arroyos claros
para poder caminar,
dejando correr su flujo
sin controlar su caudal.
Me hicieste sentir la importancia
de los momentos inútiles
y otras veces, cual campana
su badajo haces sonar.
Estás en tí, sin ser otro
del que tu eres,
acompañas cuando puedes
siempre desde tu propia verdad.
A velocidad del rayo
cuando injusto sientes algo
tu crispación aparece,
apaciguarte es difícil
pues eres un soñador
que trabaja por un mundo
más humano y con razón.
Poema de Esther de Andrés
" Arco Iris en los Canales" del pintor chileno Alfredo Helsby (1862-1933)
miércoles, 7 de marzo de 2018
LA VILLA DE LAS REINAS
En el libro de Christine de Pizan "El Tesoro de la Ciudad de las Damas", escrito en 1405, la autora pretendía dar consejos a las mujeres para mejorar su vida cotidiana y decía: "Pensé que multiplicaría esta obra difundiendo copias en el mundo entero, ofreciéndola a reinas, princesas y nobles para que - gracias al esfuerzo de esas honorables damas - circulara entre mujeres de toda condición".
Femme de Lettres sostenía a su familia con su trabajo, ella era el patrono de la nave y fue la primera mujer en la Historia que recibió dinero por lo que escribía. Defendía los derechos de las mujeres ante un sistema misógino. Proponía crear una ciudad-fortaleza imaginaria en el terreno más propicio: el campo de las letras. El ejemplo de las mejores serían sus cimientos, la tinta su argamasa y la inteligencia la azada. La tarea sería de todas las mujeres, haciendo un trabajo colectivo nacido de un compromiso en el que la razón guiara la construcción.
En el año 1210, el rey de Portugal Alfonso II, ofrecía a su esposa la reina Urraca de Borgoña, como regalo de boda, una villa creando así una tradición que terminó en el siglo XIX, cuando dejó de pertenecer al patrimonio real. Se la conocía como "A Vila das Rainhas" y todas ellas dejaron su huella de bondad, indulgencia y generosidad. Potenciaron sus cuidados, su belleza, sus conocimientos y sus fiestas y lograron convertirla en una fortaleza que guardaba preciosos tesoros.
No es extraño pues que, el 11 de diciembre del 2015, la Directora General de la UNESCO la incluyera en la red de ciudades creativas en calidad de "Villa Literaria". Al formar parte de esta red, la villa se comprometió a colaborar y desarrollar alianzas para promover la creatividad y las industrias culturales, a compartir prácticas idóneas, a reforzar la participación en la vida cultural y a integrar la cultura en sus planes de desarrollo económico y social.
Esta villa se llama Óbidos y está a unos 75 kilómetros al norte de Lisboa. Es blanca, brillante, luminosa y acogedora, habitada por poetas, músicos, artistas y escritores. Invita a perderse por sus calles adoquinadas y a disfrutar de las buganvillas que trepan por sus pequeñas casas. Se puede saborear la ginja, un licor de guindas en vasito de chocolate, o deleitarse en las diez librerías que se hallan distribuídas en los lugares más insospechados.
Sobre la colina, en lo más alto del pueblo, el castillo, convertido en el Palacio Real desde el siglo XVI, con increíbles vistas de la Laguna y del Acueducto (que mandó construir la reina Catalina de Austria). Actualmente está considerado como una de las "Siete Maravillas de Portugal" y es un hotel, Pousada do Castelo.
Me imagino que las reinas propietarias de la villa habrían estado felices al saber que una escritora como Cristine de Pizan hablase de una ciudad ideal tan parecida a la suya. Las mujeres del siglo XXI, estamos orgullosas de esa gran labor y tomamos la antorcha de nuestras predecesoras.
Femme de Lettres sostenía a su familia con su trabajo, ella era el patrono de la nave y fue la primera mujer en la Historia que recibió dinero por lo que escribía. Defendía los derechos de las mujeres ante un sistema misógino. Proponía crear una ciudad-fortaleza imaginaria en el terreno más propicio: el campo de las letras. El ejemplo de las mejores serían sus cimientos, la tinta su argamasa y la inteligencia la azada. La tarea sería de todas las mujeres, haciendo un trabajo colectivo nacido de un compromiso en el que la razón guiara la construcción.
En el año 1210, el rey de Portugal Alfonso II, ofrecía a su esposa la reina Urraca de Borgoña, como regalo de boda, una villa creando así una tradición que terminó en el siglo XIX, cuando dejó de pertenecer al patrimonio real. Se la conocía como "A Vila das Rainhas" y todas ellas dejaron su huella de bondad, indulgencia y generosidad. Potenciaron sus cuidados, su belleza, sus conocimientos y sus fiestas y lograron convertirla en una fortaleza que guardaba preciosos tesoros.
No es extraño pues que, el 11 de diciembre del 2015, la Directora General de la UNESCO la incluyera en la red de ciudades creativas en calidad de "Villa Literaria". Al formar parte de esta red, la villa se comprometió a colaborar y desarrollar alianzas para promover la creatividad y las industrias culturales, a compartir prácticas idóneas, a reforzar la participación en la vida cultural y a integrar la cultura en sus planes de desarrollo económico y social.
Esta villa se llama Óbidos y está a unos 75 kilómetros al norte de Lisboa. Es blanca, brillante, luminosa y acogedora, habitada por poetas, músicos, artistas y escritores. Invita a perderse por sus calles adoquinadas y a disfrutar de las buganvillas que trepan por sus pequeñas casas. Se puede saborear la ginja, un licor de guindas en vasito de chocolate, o deleitarse en las diez librerías que se hallan distribuídas en los lugares más insospechados.
Sobre la colina, en lo más alto del pueblo, el castillo, convertido en el Palacio Real desde el siglo XVI, con increíbles vistas de la Laguna y del Acueducto (que mandó construir la reina Catalina de Austria). Actualmente está considerado como una de las "Siete Maravillas de Portugal" y es un hotel, Pousada do Castelo.
Me imagino que las reinas propietarias de la villa habrían estado felices al saber que una escritora como Cristine de Pizan hablase de una ciudad ideal tan parecida a la suya. Las mujeres del siglo XXI, estamos orgullosas de esa gran labor y tomamos la antorcha de nuestras predecesoras.
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