sábado, 30 de diciembre de 2017

EL LIBRO IDEAL

Está a punto de terminar el año y no puedo dejar de soñar que, entre todos, conseguiremos que el 2018 sea realmente interesante. Uno de mis más viejos anhelos es que la sociedad vaya humanizando el trabajo y lo convierta en goce, tanto para él mismo como para quienes contemplan la obra bien hecha, es decir que se pueda llegar a  fundir en un mismo concepto la ética y la estética.
William Morris defendía que el deseo de crear cosas bellas o la facultad de apreciarlas es algo consustancial a todos los seres humanos (no algo exclusivo de una minoría selecta) y, a la vez, un ingrediente necesario en la vida de cada uno de nosotros.
La importancia que tuvo su Movimiento Arts & Crafts para preservar el patrimonio arquitectónico y el paisaje rural de Inglaterra fue enorme. Una de las cosas que más me gusta de los ingleses es su respeto hacia el pasado y hacia el paisaje del Reino Unido, a diferencia de la ligereza con que otros países destruyen su patrimonio cultural o medio ambiental invocando una idea de progreso que apenas disimula la codicia y el mero afán de lucro.
En pintura, estaba estrechamente vinculado, desde sus orígenes, a los pintores prerrafaelistas. Fustigaba la fealdad de la producción industrial en las artes decorativas y la arquitectura y reivindicaba la obra bien hecha de los artesanos medievales que amaban su oficio y cuyas obras podían compararse, e incluso superar, a la de muchos de los artistas contemporáneos.

 Para Morris, "el libro ideal" no debe estar sujeto a las exigencias comerciales, sino que podemos hacer con él lo que queramos, sólo condicionados por lo que de su naturaleza como libro exige el Arte. Sea cual fuere el tema del libro, y por muy carente que esté de ornamentos, puede llamarse obra de arte si la tipografía es buena y se presta especial atención a la composición.
Un libro, impreso o escrito a mano, tiende a ser un objeto bello. No cuesta más elegir una plancha bonita que una fea, sólo es cuestión de buen gusto. La arquitectura de un buen libro requiere que sus páginas sean claras y fáciles de leer, que el tipo de letra esté bien diseñado y que los márgenes (grandes o pequeños) estén bien proporcionados con la página de la letra.
"Un libro ornado con dibujos que resultan apropiados para él, y sólo para él, puede convertirse en una obra de arte sin rival, si exceptuamos un edificio debidamente decorado, o una obra maestra de la literatura".

Quiero agradecer a mi gran amigo y excelente pintor, Borja Echevarría, cómo consiguió convertir, con sus ilustraciones, en una obra de arte el primer libro "A mi manera", de la colección El Escorial: luz y arte, que escribí gracias a su apoyo e impulso. Y es que yo pienso sinceramente que el libro bien decorado no es, quizá, absolutamente necesario para nuestra vida, pero lo cierto es que nos proporciona tan ilimitado placer que debemos guardarlo como una de las cosas más valiosas en cuya producción debería el hombre sensato poner todo su empeño.

Poner en valor el libro de papel es uno de mis proyectos para el año que estamos a punto de estrenar.
Un fuerte abrazo para todos mis lectores y ¡Feliz Año Nuevo!



jueves, 28 de diciembre de 2017

GEOFFREY CHAUCER

Geoffrey Chaucer (1340-1400) es considerado como el padre de la literatura inglesa, contemporáneo de Christine de Pisan y de Boccaccio e introductor de la cultura renacentista en Inglaterra. El inglés de Chaucer era el "standard" (medio) de Londres, Oxford y Cambridge.
Nació en los estamentos sociales más altos, sirvió de paje de una gran dama aristocráta, tomó parte en las campañas militares contra Francia y tras una de sus capturas fue el propio rey (Ricardo II) quien pagó la fianza para su liberación. Fue Escudero del rey Eduardo III y contrajo matrimonio con Philippa Roet, dama de la reina.
Trabajaba para el gobierno y para la Corona como diplomático y viajó a España, Francia e Italia, conociendo así la cultura europea muy de cerca. Experimentó el florecimiento de la música, las artes, la poesía... pero también era el momento de la pobreza y la miseria, de la violencia y las revueltas, de las plagas. Conoció los problemas de la sociedad en toda su amplitud.

Como poeta, era muy apreciado por su estilo elaborado y sofisticado, pero también por su erudición, pues leía en varios idiomas y tenía conocimientos de astronomía, medicina y física. Escribía y leía sus obras para un selecto público de cortesanos, oficiales y miembros de la realeza. Todos estaban muy sensibilizados con  el amor cortés de su cultura afrancesada. Estando en Italia conoció a Petrarca, Dante y Boccaccio quienes fueron decisivos en su producción.

 Nadie mejor que William Morris (fundador del Movimiento Arts & Crafts, a finales del XIX) para ofrecer la obra de Chaucer como una auténtica joya. Fundó, para recuperar la artesanía realizada en siglos anteriores, la "Kelmscott Press" y, en 1896, realizó su obra maestra, The Works of Geoffrey Chaucer, de 556 páginas, que tardó cuatro años en acabarse. Contiene 87 xilografías hechas a partir de dibujos del prerrafaelita Burne-Jones, 14 marcos decorativos y otros 18 más pequeños que rodean las ilustraciones talladas a partir de los diseños de Morris. Está impreso en dos columnas en papel hecho a mano, diseñado en letra gótica en rojo y negro y con 116 planchas a toda página. La apertura a doble página deslumbra a la vista con la riqueza misma de su aparición.
Los libros de Morris alcanzaron una totalidad armoniosa y sus páginas tipográficas se concibieron y ejecutaron para facilitar la lectura.
Geoffrey Chaucer fue el primer nombre inscrito en el "Poet´s Corner" de la Abadía de Westminster (hace 600 años), lugar dedicado a los más grandes escritores de la lengua inglesa, lo que demuestra el gran respeto y admiración que los ingleses sienten hacia el género literario.

En la actualidad, mucha gente está aprendiendo inglés, pero me temo que en España Chaucer no es demasiado conocido, por eso he querido hacerle mi pequeño homenaje.

lunes, 25 de diciembre de 2017

UNA TARDE DE INVIERNO

En esta tarde de invierno me doy cuenta de lo acelerada, estresada, angustiada, agobiada, exigida y desesperanzada que vive la gente. Me da la impresión de que la Navidad se está convirtiendo, para muchos, en una necesidad de ser feliz a toda costa,  pero mucho me temo que esa especie de felicidad "enlatada" no les brinda grandes satisfaciones. ¿Qué les pasa? Quizás, si se apearan de ese tren de alta velocidad en el que han decidido instalarse, si aprendieran a disfrutar de espacios de silencio y soledad, podrían vislumbrar lo que les ocurre a ellos y a quienes les rodean.
La soledad y el silencio no son una huída, una escapatoria, una evasión de la realidad. Aislarse no se debe a que los otros nos estorben o incomoden o a que no sepamos afrontar los problemas, sino a que sentimos la necesidad de hacer un alto en el camino, una parada obligatoria, para vivir de una forma más auténtica y plena. No se puede transitar siempre por la capa superficial de la vida, hay que darse tiempo para profundizar en el misterio de las cosas, de las personas y de nosotros mismos.
Las últimas tendencias en psiquiatría afirman que el ser humano necesita - al menos - tres horas de soledad al día para poder pensar, reflexionar, contemplar y admirar lo que le rodea. Hacer un vacío interior para dejar lugar a nuevos contenidos, nuevas vivencias. No perder la capacidad de "asombro" y darse cuenta de que cada día es nuevo y una aventura a descubrir.
Es bueno desmarcarse un poco de lo socialmente aplaudido y admirado e ir a la raíz de las cosas; hay que alejarse de tanta frivolidad, apariencias, falsedad e instalarse en la simplicidad, la verdad, la realidad, el ser.
Dice Julián Marías: "Desde una interioridad recuperada en las extensas llanuras de la soledad y el silencio, podremos tener una mirada más lúcida y penetrante sobre la realidad e incidir así más positivamente sobre ella".
Igual que en invierno las energías de los árboles se concentran en sus raíces, cuando pasamos nuestro propio invierno de dificultades y sufrimientos nuestras fuerzas parece que disminuyen, sin embargo se retiran al subconsciente y no permanecen inactivas. Hay que ser paciente y esperar sin quejarse, rebelarse ni desanimarse. Sólo hay que encender el fuego en nuestro corazón para calentarnos a nosotros y a los demás y esperar a que llegue la primavera cuando todo florecerá de nuevo.
¡Feliz Navidad!

jueves, 14 de diciembre de 2017

MI NUEVO LIBRO

Mi aprendizaje como escritora ha consistido en ver cómo la gente puede aceptar algo que yo amo. La relación entre el lector, el texto y el autor es - sobre todo - de amor. Para escribir un libro tienes que enamorarte de él y pensar en seducir al lector, sólo así lograrás que uno y otro no se distancien de tí.

La comunicación auténtica entre el lector y el autor es satisfacitoria para ambas partes. Con permiso de quien me lo ha escrito, voy a transcribir el primer comentario que he recibido hoy mismo de uno de mis lectores (que además es muy buen amigo):
...iba pasando las páginas sosegadamente, saboreando cada una de ellas e imaginando vivir en aquellos tiempos. Como siempre una delicia para añadir a la colección. Es un placer leer tus libros y se aprecia el cuidado, la pasión, el cariño y el esmero que pones en el empeño que queda patente en el primoroso resultado final. Sé el esfuerzo que ello representa y justo es reconocer y gustosamente poder expresarlo. "Las cosas bien hechas bien parecen". Besos. Pepe Armengol.

Es una placer para mí manifestar, una vez más, que el lector crea "arte" incitado por el autor. El texto del libro es un espacio que crea una relación única entre sujeto y espectador teniendo como elemento común el lenguaje. El libro sabe esperar hasta que alguien lo abre y - una vez producido ese milagro - jamás se perderá la magia que transmite la palabra escrita.

Decía Borges: " La gran diferencia entre escritor y lector es  que el escritor escribe lo que puede y el lector lee lo que quiere".


domingo, 3 de diciembre de 2017

LA CAJITA DE MÚSICA

"La cajita de música" es el quinto de los siete libros que compondrán la colección titulada El Escorial: luz y arte.
En el siglo XVIII, Las cartas de Madame de Sévigné (escritas en el siglo anterior) encajaban con los ideales de la Ilustración y, en España, Pérez Bayer, uno de los preceptores de los hijos del monarca Carlos III, las había adquirido como modelo.
El hijo favorito del rey, el infante don Gabriel de Borbón y Sajonia, fue un gran escritor de cartas que se pueden contemplar en el Archivo del Palacio Real (Madrid) y en el de Simancas (Valladolid). Son numerosas y variadas y están escritas con una cuidada caligrafía, de elegantes trazos altos y algo inclinados.
No muy consciente de ello, don Gabriel llegó a ser el protagonista del panorama cultural de la Ilustración española. Su vida se ofrecía como una obra de arte, ordenada, esforzada, cincelada y rebosante de las más variadas inquietudes. Se llevó a cabo una cuidadosa creación, con fines políticos y propagandísticos, de un infante humanista que encarnaba lo mejor de la educación carolina.
Pero ¿fue todo así de idílico? En este tomo he creado - como ya se hacía en el género epistolar de aquel momento - unas cartas imaginarias, basadas en hechos verídicos, que nos van mostrando una serie de matices de la verdadera personalidad del infante ya que, directa o indirectamente, aparece en todas ellas.

Es un verdadero placer para mí invitar a todos mis lectores a su Presentación el sábado 9 de diciembre, a las 12 de la mañana, en la Casa de Cultura de San Lorenzo de El Escorial (Madrid).

sábado, 2 de diciembre de 2017

MARY BARTON

Es una buena historia, bien contada y que te hace pensar. Los personajes se mueven dentro de la magnífica ambientación de la novela y me produce mucha ternura Alice, pues jamás se rinde en su entrega a los demás, recibiendo a cambio el cariño que tanto merece. El ritmo es muy bueno y consigue que el lector llegue hasta el final con verdadero interés.
La autora no utiliza artificios innecesarios para aumentar el drama (aunque la obra sí es dramática) y nos transmite una sensación de tristeza. Somete a sus personajes a muchas pruebas y hace que les cueste mucho subsanar sus errores. Sin embargo, les da todas las oportunidades que necesitan y se trasluce que - a pesar de las circunstancias adversas - se puede encontrar la felicidad.

Su protagonista, Mary Barton, vive en un Manchester industrializado y convulso. Tiene su propio dilema personal y sentimental entre dos pretendientes muy distintos entre sí. El devenir de Mary, sirve de excusa a la autora para mostrarnos las dificultades, los cambios, las injusticias de la época; el hambre y las pésimas condiciones de vida de las clases menos privilegiadas, la enfermedad... pero lo hace con una gran sensibilidad y comprensión con el sufrimiento que la rodeaba y una enorme capacidad para expresarlo. Describe la situación dolorosa con tal honestidad que logra que el lector la viva.

Elisabeth Gaskell era una escritora inglesa que nació en Chelsea (Londres) en 1810 y se fue a vivir a Manchester cuando se casó con un clérigo. "Mary Barton" fue su primera novela y fue publicada en 1848 de forma anónima. Muy amiga de Dickens, colaboró en su revista "Household Words" (palabras del hogar) en la que sus novelas Cranford y Norte y Sur fueron apareciendo por capítulos. En 1857, escribió la biografía de su gran amiga Charlotte Brontë y su obra póstuma fue "Wives and daughters" (esposas e hijas).

Su marido tenía grandes inquietudes culturales y su hogar era frecuentado por intelectuales de todos los campos, entre ellos escritores y reformadores sociales, como Dickens, Carlyle, Ruskin o Eliot.
Una vez más la vida hace que la vocación de una persona surja en el momento más inesperado. Al principio de su matrimonio, se dedicaba a sus niños y a su hogar, pero el fallecimiento de uno de sus hijos hizo que se refugiara en la literatura para intentar superar tanto dolor. No es extraño por tanto que supiera empatizar con lo que le rodeaba y desarrollara su compasión (sentir con), el más alto grado del amor.