jueves, 24 de diciembre de 2015

GEORGE MOORE

 Este cuadro se halla en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York y está pintado por Édouard Manet. El retratado es el escritor irlandés George Moore, uno de los introductores del Naturalismo francés en Inglaterra, aunque más tarde cultivó la estética simbolista  (visible en algunos de sus dramas más conocidos).

Pasó su infancia en la Hacienda de su padre en Irlanda y, según él, aprendió más de los mozos de cuadra que de los maestros de la escuela. Pronto fue enviado, junto a su hermano a Oscott (el Eton católico) cerca de Birmingham, del que fue expulsado por su tendencia a la pereza. No llegó a ingresar en la Universidad y cuando apenas fue mayor de edad se marchó a París a aprender pintura en la famosa Académie Julian; llegó a entender los misterios del color, pero no logró pintar bien.

Asitía a las tertulias de escritores y pintores impresionistas que se reunían en el Café Nouvelle Athènes (Montmartre). Conoció a Manet, Degas y Corot y le entusiasmaron; fueron sus ídolos en la pintura como Pater, Balzac y Turguenev en la literatura.


En el estudio de Manet conoció a Zola y a través de éste a Concourt, cuya obra le influyó poderosamente. Sin embargo, su primera influencia fue de Baudelaire y en 1877 publicó su colección de poesías "Flowers of Passion". Cuatro años más tarde se atrevió a escribir en francés sus Confesiones de un Joven (documento típico de decadentismo).

"Esther Waters" fue la novela en la que se podía ver que había encontrado su propio camino: un cuadro bien estructurado y poético de un sector popular de la vida inglesa.

En 1901 volvió a Irlanda y se asoció con Yeats, Lady Gregory, Edward Martyn y los demás escritores representativos del renacimiento celta. Entusiasta defensor del teatro irlandés.

Escribió una colección de cuentos de la vida de Irlanda, "The untilled field" (1903), pero empezó a chocar con el planteamiento del grupo de intelectuales y con la religión católica, que la encontraba coservadora y represiva. Regresó a Inglaterra y fue allí donde elevó a la perfección el método de la narración oral en su obra cumbre, "Heloïse and Abelard" (1921)

En realidad fue el gran novelista inglés moderno, que de pequeño leía novelas de Walter Scott y fue admirador y amigo de Oscar Wilde.

Me encanta esta caricatura que le hizo Walter Sickert para la revista Vanity pues su aspecto físico es un reflejo de su obra que, con sus experimentos y afirmaciones, resultó ser en definitiva una serie de contradicciones. Según sus propias palabras: "el genio fue para él el fruto de una gran impaciencia".

Al final de sus días pronunció una frase que quedó en la mente de todos: "vivimos de nuestros deseos más que de nuestras obras" y es que se pasó la vida probando, experimentando, viajando, investigando... no podía permanecer en lo viejo conocido, era de verdad moderno, el primero que se atrevíó a serlo con todas las consecuencias, y por eso le admiro.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

LADY GREGORY

Lady Augusta Gregory es considerada como la reina del renacimiento literario de Irlanda y, según Bernard Shaw, la mejor irlandesa jamás conocida.

Augusta Perse (1852-1932) nació cerca del condado de Galway y fue educada en una gran casa, pues provenía de una antigua familia de aristócratas protestantes. Su niñera, Mary Sheridan, le contó leyendas e historias celtas...

En 1880 se casó con Sir William Gregory, que fue Gobernador de Ceilán (actual Sri Lanka) y con el que viajó con frecuencia hasta que se instalaron definitivamente en Londres, donde frecuentaron el ambiente culto e intelectual de la época (entre sus amigos estaban Browning, James y Gladstone).

Al fallecer su esposo, en 1892, regresó a Irlanda y se fue a vivir al oeste, a una finca de su marido en "Coole Park", en cuya casa había una magnífica biblioteca de la que sacó incalculabe información. También pudo tener contacto directo con los aldeanos y campesinos y conocerles mejor.

Empezó a profundizar en la literatura irlandesa y más tarde se haría defensora de la causa independentista de su país. Admiraba la mitología celta y tradujo al gaélico (más bien lo reescribió) los cuentos y leyendas de la antigua "Eire" (Irlanda).

Cuchulain of Muirthemne (1902), héroe mítico de Ulster; Gods and Fighting men (1904) y A book of saints and wonders (1907), recopilación de episodios e historias del folklore y de la hagiografía (historia de la vida de los santos) irlandesa.

Contribuyó a una gran divulgación de la cultura celta con un estilo influído por el dialecto de la región occidental, "el kiltartan", que conservaba todo el encanto de la tradición oral. La mayoría eran obras cortas, con enredos, ironía y ternura. Amaba el paisaje, las lluvias y las nieblas, los pálidos cielos, las iglesias y los manuscritos; todo lo irlandés, para ella, tenía un magnetismo que no era ni humano ni divino... era, simplemente, mágico.

En 1897, cuando había alcanzado la suficiente madurez, decidió promover, junto a Yeats y Edward Martyn, un teatro típicamente irlandés, enraizado en las tradiciones culturales y étnicas del país. Nacía así el "Irish Literary Theatre" que más adelante llegaría a ser el "Abbey Theatre" (Dublín). Todas esas ideas salían de las reuniones que ella hacía en su casa...

Escribió varias obras de carácter diverso; empezó por comedias breves, farsas ambientadas en el campo o en las aldeas rurales irlandesas, con personajes convencionales y estereotipados, pero llenos de vitalidad. Luego, llevó a cabo otras más comprometidas, de tono sentimental y patriótico, como The Goal Gate (1906) y The Rising Moon (1907). Lo cierto es que sigue teniendo gran influencia en el teatro contemporáneo.

Su lema, según una máxima de Aristóteles, era: "pensar como un hombre sabio, pero expresarse como la gente corriente", por eso su estilo era versátil y dúctil (en el teatro, la literatura y el folklore) para poder recuperar y revalorizar el rico patrimonio cultural de su país y otorgarle una entidad étnica reconocible.

La actríz Florence Farr, en el Abbey, interpretó como nadie, con sus increíbles inflexiones de voz, la obra de Yeats en verso que se llamaba "La Condesa Catalina". Los éxitos eran clamorosos, pero los detractores no tardaron en buscar una leyenda negra para el edificio del teatro, pues se decía que anteriormente se habían enterrado cadáveres y sus fantasmas deambulaban por allí...

Lady Gregory falleció a los ochenta años en su casa (que ya no existe) y con la inmensa satisfacción de haber llevado a cabo una aportación única a su tierra. Lo que más admiro de esta gran mujer es la capacidad de aúnar lo teórico con lo práctico y de preocuparse por la cultura con el mismo entusiasmo que por las necesidades de los más desfavorecidos, llevando a cabo teorías muy progresistas desde el punto de vista político y social.

"Amó el paisaje y su antiquísima cultura, a la gente corriente en las cabañas y en los caminos".




martes, 22 de diciembre de 2015

EDITORIAL D´ÉPOCA

"Hay libros cuyo espíritu nunca muere" dice Susana González, que ha levantado en Oviedo una pequeña editorial artesanal, familiar e independiente. Todo empezó porque ella leía los clásicos en otros idiomas y quería publicarlos en español. Estudió Literatura Inglesa de los siglos XVIII y XIX y le apasionaba.

Trabajaba en una multinacional como economista y a los 28 años cayó muy enferma. Una vez recuperada, se prometió a sí misma que cumpliaría su sueño. Se puso en el camino correcto y cursó un Máster de Traducción Literaria y Literatura Comparada y otro de Edición en la Universidad de Salamanca.

Fundó la "Editorial d´Época" con su hermana Eva (traductora literaria y correctora) y su marido Bernardo; actualmente también colabora la traductora literaria Rosa Sahuquillo. Hacen un trabajo de selección continuo, estudian mucho y siguen descubriendo novelas y autores desconocidos. Los derechos de autor vencen al cabo de 70 años de la muerte del autor, por lo que pueden moverse con libertad.


Nacieron en 2012 y distribuyen sus libros por toda España y el extranjero. Consieran al "libro de papel" como un objeto mágico que perdurará en las siguientes generaciones. Prefieren insertar las ilustraciones originales, pero si no las encuentran ponen otras o se las encargan a ilustradores actuales, principalmente asturianos.

Las anotaciones, comentarios, introducción y postfacio completan la obra, pues piensan que es importante conocer el contexto en que fue escrita. Procuran una altísima calidad ya que sus libros transmiten valores de eternidad. El papel especial italiano tiene un color que resalta la letra grande y relaja la vista (procuran que la lectura sea lo más agradable posible). Por supuesto, desde el principio de su andadura, han sacrificado los beneficios a favor de la excelencia de su producto. Su mercado es poco numeroso, pero fiel. Arriesgan a diario, han pasado baches y han pedido ayuda, pero siguen adelante...

Una vez más admiro y alabo el coraje de las personas que se atreven a salir de la zona de confort y cumplen sus sueños. Lo que ofrecen es cierto y esa es la mejor señal para saber que progresarán e irán a más y a mejor. Su oferta sensibiliza al lector y sus presentaciones de libros son todo un acontecimiento...

sábado, 19 de diciembre de 2015

MARÍA EDGEWORTH

María era una niña tan pequeñita que en uno de los internados que estuvo durante su infancia le pusieron pesos en las piernas y los pies para que creciera. Le marcó de tal forma que se prometió a sí misma que la estatura física no le impediría llegar a ser una "gran mujer" y lo consiguió.

Nació en Oxfordshire (Inglaterra) y estudió en Derby y más tarde en Londres. Su padre creía que la educación era fundamental para la construcción del nuevo individuo del siglo XVIII, que debía ascender en la vida por méritos propios y no por su linaje.

Llegó a ser muy avanzada en lo social y conservadora en lo político, pero fue sin duda una de las escritoras más influyentes de su época. Aunque se la ha considerado "la Jane Austen irlandesa" y "la Walter Scott femenina", lo cierto es que fue ella quien influyó a ambos autores con sus bocetos de la vida irlandesa, la sátira sobre la sociedad inglesa y la instrucción moral para niños.


Se fue a vivir con su padre a Edgeworthstown, una hacienda en Irlanda de la que era propietario, para trabajar como administradora de la misma. Ella era la segunda de los 22 hermanos (de cuatro esposas) y la más capacitada para hacerlo. Fue allí donde recopiló el material para sus novelas sobre terratenientes y campesinos irlandeses, pero también se imbuyó de las ideas de su padre sobre las teorías de la educación, siendo uno de sus autores favoritos Rousseau.


 Lo primero que escibió fue: "Letters for literary ladies", una declaración acerca de que se reformase la educación de las mujeres, pues haciendo buen uso de la razón mejorarían considerablemente como seres humanos, como madres y como esposas... Más tarde, y evitando la intromisión de su padre, escribió de forma anónima "Castel Rackrent" (en 1800), del que fue apasionado lector el monarca Jorge III, pues era la primera vez que en una novela se desplegaba la historia de una familia durante un extenso período de tiempo.

Rechazó casarse con un conde vinculado a la Corona de Suecia, lo que le inspiró para escribir "Leonora". Más tarde, se centró en la realidad social de Irlanda y, tras la muerte de su padre, menguó el ritmo de producción e hizo viajes al extranjero; visitaba Londres con frecuencia. Sin embargo no descudió ni la hacienda, ni el cuidado de su familia, ni las hambrunas de Irlanda, hasta que falleció.

"Ennui" (hastío vital) era el segundo volumen de una recopilación de textos que fue muy bien recibido en Inglaterra y la convirtió en la novelista de mayor éxito comercial durante la primera década del siglo XIX. De este libro dijo Francis Jeffrey: "Es la mejor y más entretenida de sus obras. Los personajes irlandeses son inimitables; está escrito con espíritu, delicadeza y precisión".

Se trataba de diferentes historias bien delimitadas a través de las cuales el protagonista va madurando y se va despojando de esa sensación de hastío y aburrimiento que le impide hacer nada productivo (ennui). 


Tuvo una fluída y nutrida correspondencia con Walter Scott, que alababa su rebosante buen humor, su ternura poética y su admirable buen gusto así como el haber sido capaz de dar a conocer a los ingleses el carácter de sus alegres y cordiales vecinos de Irlanda. Ella le fue a visitar a su preciosa casa de Escocia, donde intuyo que se divertirían comentando los excesos de la vida lujosa y extravagante de la clase alta y alabarían los caracteres de los humildes y modestos aldeanos, llenos de corazón, confiados y dignos...

"Hablas del amor como si fuera algo terrible. Por mi parte, me da mucha más pena alguien que se cae por las escaleras que aquél que cae abatido por las flechas de Cupido. Porque, querida, ¿acaso está cayendo de muy alto la Señorita Tracy? No vive en las nubes, Clementina, como tú. Ahora ninguna dama vive allí y por el mejor de los motivos: porque allí no hay hombres".
 


martes, 8 de diciembre de 2015

LOS IDILIOS

La palabra "Idilio" es un diminutivo griego que significa "pequeña escena" y Plinio lo empleó por primera vez en latín para referirse a poemas de corta extensión. Yo voy a hablar de los Idilios de Teócrito, poeta que nació en Siracusa (Magna Grecia) en el siglo IV antes de Cristo. Su temperamento sensible, gran sencillez, delicadeza de sentimientos y vivacidad de estilo contribuyeron a hacer de él el poeta "idílico" más grande de su tiempo, sirviendo su obra de modelo para las Bucólicas de Virgilio.

"Una abeja maligna picó un día
a Eros que robaba una colmena,
Eros patea, grita, se lamenta,
se sopla las heridas y a Afrodita
mostrando su dolor, llora y se queja
de que por ser tan pequeño y diminuto
produzca unas heridas tan cruentas.
Y la madre, riendo, dice al hijo:
¿no eres tú semejante a las abejas?
Tú también, hijo mío, eres pequeño
¡pero qué heridas tan terribles dejas!
(Teócrito, Idilio XIX)
(cuadro de Lucas Cranach, 1529)

Los griegos en su Mitología divinizaban las pasiones humanas y las fuerzas naturales y dieron al amor el nombre de "Eros", representándole en forma de un niño ciego y alado que llevaba su carcaj lleno de flechas. Era hijo de Afrodita, la diosa de la hermosura.

En el Renacimiento, el autor volvió con mucha fuerza. Haciendo una lectura de "Cupido", con los conocimientos Humanistas de la época, se llegó a la conclusión de que la palabra "a-mor" es no-muerte y que las flechas que lanzaba eran para despertar a las mentes adormecidas y que fueran en busca de la diosa "Sabiduría". Así, el ser humano, al entregarse al conocimiento sería conducido a la verdadera vida, a esa "vida idílica" que todos anhelamos...

Como he dicho otras veces, no está nada mal volver a los clásicos, pues en realidad sus pensamientos están de rigurosa actualidad. El niño tuvo que aprender que el que comete un delito debe sufrir las penas y que hay que estar muy atento a guardar las leyes de la naturaleza... Es imposible actuar mal y que el hecho no reciba su merecido... Los Renacentistas, una vez más, pragmáticos y serenos, nos recuerdan que "las mentes deben estar despiertas"...


sábado, 5 de diciembre de 2015

LAS NEURONAS ESPEJO

Giacomo Rizzolatti descubrió que son una cierta clase de neuronas que se activan cuando un animal o persona desarrolla la misma actividad que está observando ejecutar por otro inidividuo congénere. Las neuronas imitan como "reflejando" la acción de otro; así, el observador está realizando la acción del observado, de ahí su nombre de "espejo".

Desempeñan un gran papel dentro de las capacidades cognitivas ligadas a la vida social, tales como la empatía (capacidad de ponerse en el lugar del otro) y la imitación

Desde cómo aprendemos a hablar o a escribir o a conducir, hasta por qué se remueve nuestro interior cuando vemos sufrimiento de otra persona o su felicidad, siempre están detrás las neuronas espejo.

Son como una red invisible que une a todos los seres humanos entre ellos, y con sus predecesores, al permitir la conexión entre las mentes y la transmisión de conocimiento y cultura mediante el aprendizaje.

Están situadas muy cerca a la zona del lenguaje, se activan desde el nacimiento y son la base de la capacidad innata de imitación sin la que sería imposible aprender...

Trato muy de cerca a niños y veo las enormes carencias que tienen en su educación, tanto en casa como en el colegio. Es el momento de pararse a reflexionar y reconducir una forma de llevar a cabo la educación que no da buenos resultados (ni internos ni externos). Los "educadores" deben sonreír y contagiar su sonrisa, pues ella es la precursora de la empatía. Además, deben mostrar entusiasmo por lo que enseñan para que su yo y el de los alumnos se fundan en uno solo. En un clima emocional seguro es fácil transmitir y aprender el optimismo. Hasta los 20 años se pueden desarrollar los lóbulos frontales, de forma que todo lo que se les active será muy beneficioso. Las explicaciones con gestos complementarios son más comprensibles. Hacerles sentirse importantes (porque lo son) afianza y potencia su autoestima. El formentarles el trabajo en colaboración favorece que se hagan seres sociales y no simplemente competitivos. Saberles escuchar y prestarles la máxima atención es el mejor regalo que pueden recibir.

Pero lo que considero fundamental a la hora de ser educador es "amar la profesión más bella del mundo, amar la vida, amar a sus alumnos y ser felíz" pues es lo primero que ellos van a "reflejar".