sábado, 28 de abril de 2018

EL CORAJE DE VIVIR

El ser humano no puede permancer siempre en la orilla de la seguridad, de lo conocido, pues de esa forma pierde su capacidad de aventura, de aceptar el desafío. Aceptando riesgos, se vuelve más fuerte, íntegro e inteligente y siente que vive de verdad. Contemplando la naturaleza, se da cuenta de que, cuando hay tormenta, la hierba es más fuerte que el árbol porque cae, cede, se acomoda fácilmente a lo que ocurre en ese momento, no se resiste... y cuando todo ha pasado se siente más limpia, más fresca. Sin embargo, el árbol, con toda su majestuosidad, su fortaleza y sus inmensas raíces, le planta cara, se resiste, y está mucho más expuesto a que sus ramas se quiebren.

La palabra coraje tiene una raíz latina "cor" (corazón) y los valientes viven con el corazón. No se rodean de la falsa seguridad de la razón ni cierran puertas y ventanas a la vida porque no tienen ningún interés en controlar la situación. Saben que el camino del corazón es el camino del coraje, es decir, vivir en la inseguridad con amor, con confianza, adentrarse en lo desconocido, renunciar al pasado y permitir el futuro. La persona vital se arriesga.

El que es valiente, por lo general, es también auténtico porque es lo que le proporciona bienestar. ¿Por qué va a ser falso? Los rígidos esquemas del pasado están alterados, perturbados. Ahora sabemos que si nos abrimos a la vida crecemos, evolucionamos, nos caemos, nos levantamos, tenemos derecho a equivocarnos. El mundo está lleno de cobardes que rechazan lo que no conocen, son como piedras cerradas o muertas.

Estoy convencida de que la unión de un gran número de personas conscientes y valientes crean una sociedad y una cultura vital y responsable, una nueva forma de estar en la vida que nos ayude a dar el paso cualitativo (personal y colectivo) que el momento actual nos exige.

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