En el 2007, se llevó a cabo una remodelación que costó 27 millones de libras, celebrando sus 300 años de existencia, pues los almacenes fueron fundados en 1707 por William Fortnum & Hugh Mason. William era un footman (lacayo) de la reina Ana y vendía las velas usadas en las cenas de Palacio; vivía en una pequeña habitación alquilada a Hugh, que poseía una tienda en el mercadillo de St. James.
Como en aquel momento el Imperio Británico extendía el comercio, surgía una nueva clase: la burguesía. Con la Compañía Británcia de las Indias Orientales se desarrolló el comercio del té y Londres se convirtió en la patria floreciente del comercio de especias de Oriente; por todo ello crearon un negocio de comestibles.
Actualmente, la cuarta generación de la familia Weston (la tercera más rica del Reino Unido) siguen cuidando hasta el menor detalle de todo lo que venden y tanto los proveedores como los clientes forman parte de su universo emocional (como los fundadores) para no perder jamás la excelencia.
En el "Jubilee Tea Salon", en la cuarta planta y al que se puede acceder en adorables ascensores de madera, se pueden degustar sus delicatessen, entre ellas la miel que (desde 2008) producen las cuatro colmenas que tienen en la azotea y cuyo sabor se debe a las flores de los parques cercanos.
Se enviaron hampers a Batallas (Crimea) y Expediciones (Everest); se ofreció una Oficina de Correos; se cuidaba a su personal; se ganó la Medalla de Oro en la Exposición Universal; se introdujo el mundo deportivo y la ropa del hogar; se cubrió el Jubileo del rey Jorge V (1935) atendiendo a Príncipes y potentados... Y todo ello se mantiene en pleno siglo XXI.
Forman parte de lo británico en estado puro y, sin embargo, son muy poco conocidos. Acabo de estar allí y os aseguro que merece la pena, es una buena forma de conocer más a fondo a la "Merry England".
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