miércoles, 1 de octubre de 2014

LA AUTOESTIMA

Empieza el curso, para niños y mayores, es como si iniciáramos una escalada hacia una nueva cima. Estoy muy en contacto con los niños, por los que siento auténtica debilidad, y me producen una ternura infinita. Me doy cuenta,estando junto a ellos, de la importancia de "la autoestima".

Qué importante es que les aceptemos como son, con sus peculiaridades, sin necesidad de someterles a esos "patrones de perfección" que la sociedad exige. Está más que demostrado que la verdadera "belleza", tanto física como mental, no se deja meter en un corsé pues su esencia misma la hace variable, extensa, diversa y manifestar el brillo interior. Lo bello de las personas es lo que son y no lo que parecen, hay que volver a la esencia.

La autoestima es un sentimiento de amor y aceptación hacia uno mismo que debe inculcarse desde la más tierna infancia. Es el motor de la persona pues genera en ella confianza y entusiasmo; contribuye a su autorrealización, su bienestar y su éxito. El niño (o persona mayor) que se siente aceptado y querido por sí mismo, sin necesidad de hacer un papel que no es el suyo, está libre de ataduras, nieblas y barreras que le impiden dar lo mejor que lleva dentro. Se quiere y se respeta y, como consecuencia, lo hace con los demás de forma natural y sencilla. Se libera de los penosos sentimientos de culpa por no llegar a lo que se espera de él y puede desarrollar "sus" capacidades (que nada ni nadie deben dictar).

Cuando alguien se siente a gusto consigo mismo se encuentra bien y eso activa sus células de defensa natural, produce nuevas células inmunes y reduce el cansancio, sintiéndose vital, sano y fuerte. El buen humor es contagioso y el estar rodeado de gente contenta estimula la actividad  del lado izquierdo del cerebro, asociado con el entusiasmo y las emociones positivas.

Sugiero que más que dedicarnos a ver un sinfín de "actividades extraescolares" para que nuestros hijos se conviertan en "super-men/women" , estemos con ellos a la hora de la merienda, les contemos cuentos, les estimulemos en sus quehaceres y les dejemos tranquilos. El mejor relago para ellos y para toda la colectividad es educar niños seguros, sanos y alegres.

¿Puede alguien comprender y compartir el desahogo de un niño que vuelve del cole sin que las cosas hayan salido bien del todo? Sí, "¡mamá!".








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