domingo, 15 de noviembre de 2015

EL TRÉBOL DE CUATRO HOJAS

"Four leaf clover" o "El trébol de las cuatro hojas" es uno de los símbolos de Irlanda por la facilidad con la que crece allí y porque evoca la riqueza y la prosperidad. Ya en Roma, la estación de las cosechas (el verano) se representaba con un trébol de cuatro hojas y, en las diferentes culturas, se ha utilizado para explicar cosas muy variadas. Por ejemplo: el nombre de Dios, tiene cuatro letras; cuatro son los puntos cardinales; cuatro, las estaciones del año; cuatro, los elementos de la naturaleza; cuatro son las fases de la luna...

Es de la familia de los "berros" y al ingerirlo produce grandes beneficios pues ayuda a hacer bien la digestión, evita el estreñimiento, ayuda a recuperar el apetito, limpia las toxinas, evita los resfriados...  Desde un punto de vista más profundo hay dos explicaciones: una de ellas dice que las hojas representan los cuatro componentes básicos de la felicidad: riqueza, fama, amor y salud, pero a mí me resulta más convincente aquélla que dice que lo que en realidad representa es: la esperanza, la fe, el amor y la suerte.

Basándose en que sus hojas se yerguen para anunciar tormentas, los celtas lo interpretaban como que te previene de las fuerzas hostiles y así puedes escapar de ellas...


Los que más abundaban en la isla eran los "shamrocks" (del gaélico: planta joven de tres hojas) y fue uno de ellos lo que sirvió a San Patricio para explicar el Misterio de la Santísima Trinidad : un solo Dios con tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

San Patricio era romano nacido en Escocia y fue capturado por los piratas irlandeses. Se convirtió en predicador del Cristianismo en una tierra de "druidas" . La misión no era fácil pues las creencias celtas estaban muy arraigadas. Él tuvo la habilidad de integrarse en las costumbres locales (con una fuerte vinculación con la naturaleza) y contar las cosas de forma que fuesen comprensibles para ellos. "Dios es uno y a la vez tres, como el trébol".

Llegó a la isla en el siglo V y supo preservar los patrones tribales y sociales de los nativos, codificando sus leyes y cambiando sólo las que entraban en conflicto con las prácticas cristianas. Introdujo el alfabeto romano, lo que permitió a los monjes irlandeses preservar partes de la extensa cultura oral celta.

Falleció en Saúl, donde había edificado su primera iglesia, lugar propicio para recordar sus palabras: "Hoy bendigo el poder del Cielo: la luz del sol, el esplendor del fuego, la rapidez del rayo, la ligereza del viento, la profundidad de los mares, la estabilidad en la tierra y la firmeza en la roca".

Lo más admirable, desde mi punto de vista, es la fuerza con la que se unió lo que la isla tenía con la riqueza espiritual que le fue aportada. Es un caso claro de que cuando el espíritu ilumina la tierra se hace doblemente fértil y los lazos se vuelven inquebrantables...

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