domingo, 9 de abril de 2017

HYGGE

Según la ONU, Dinamarca es el país más feliz del mundo y el término "hygge" (pronunciado huu-gue) se podría traducir como una mezcla entre acogedor, bienestar, estar en una situación en la que te sientes cómodo, relajado y libre. Tiene que ver con lo social, como compartir momentos de disfrute con otras personas. Ese sosiego, esos momentos sin estrés, se pueden disfrutar solos o acompañados.
El año pasado se publicaron varios libros para explicar el concepto y se llegó a hacer habitual hablar del "momento hyggelig": en un ambiente acogedor, se toma consciencia de uno mismo y sintiéndose cómodo y seguro, se manifiesta gratitud hacia los demás, apendiendo a vivir en armonía con uno mismo, con los demás y con el entorno que nos rodea.
Kierkegaard, el filósofo danés, decía que perseguimos el placer con tanta velocidad que lo pasamos de largo y Cesare Pavese nos recordaba que lo que permanece en nosotros no son los días, sino los momentos y refugiarnos en los momentos es nuestro mejor refugio.

Lo realmente novedoso es que nos recuerden que celebrar lo cotidiano como un momento irrepetible es algo que no valoramos lo suficiente. Ser consciente del deleite del momento concreto que se está viviendo  es como vivir un mindfulness permanente y encaja perfectamente con el slowliving. En definitiva, estas palabras tan novedosas se pueden expresar como "sentido común".

Emplear el tiempo de forma eficaz en algo que nos gusta y que sea útil, crear un ambiente propicio para sentirse a gusto, disfrutar de los pequeños logros, evitar lo que rompa el estado de relax, tener una buena conversación en petit comité, preparar un rico menú, tener presentes a nuestros antepasados, estar cómodo... Todas esas pautas que nos dan en los libros, son tan nuestras que nos hace gracia verlas escritas por expertos a la hora de "tener felicidad".
Sin embargo, me temo que el término tiene que ver más con el ser que con el tener; se está a gusto o no se está.

Mirar hacia nuestro interior nos fortalece ante el cruel, imprevisible, frío e impersonal trato que actualmente tiene la gente entre sí. Nosotros debemos ser nuestros popios generadores de bienestar (personal y colectivo) haciendo conscientemente todo lo que nos sienta bien y desechando lo que nos perturba. No debemos dejar pasar momentos especiales por falta de atención en lo que nos rodea, pues son irrecuperables.
Pero, ¿cuál es la base de todo ello?: "la amabilidad" (am-able, am-or) sincera, la que nos sale del alma, la que va formando la malla resistente y flexible que hace que una sociedad se sienta bien.


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