Cuando un niño es concebido, sus ritmos empiezan a armonizarse con los de la naturaleza a través de la fisiología de la madre. A lo largo del embarazo, e incluso después de que el niño haya nacido, su ritmo cardíaco se sincroniza (armoniza) con el ritmo cardíaco de la madre y continuará haciéndolo mientras esté cerca de ella. Partiendo de la base de que el cuerpo del niño forma parte del universo, la principal misión de una madre es favorecer al máximo que los ritmos de la vida del niño coincidan con los de la naturaleza, pues así le facilitará - desde la cuna - una vida sana y fácil de vivir.
Por otra parte, también sabemos que cualquier estímulo sensorial cambia la química de nuestro cuerpo-mente en menos de una centésima de segundo y por eso la madre debe elegir los estímulos más adecuados para que influyan en su hijo de la forma más favorable. Las famosas "nanas" o "canciones de cuna", por ejemplo, son melodías que van directas al corazón e influyen en su ritmo, en las ondas cerebrales, en la tensión arterial, en las contracciones del estómago y en el sueño (porque adormecen).
Para el niño, la madre representa la naturaleza y si no la representa correctamente el pequeño ignorará que existen unos límites que no se deben sobrepasar y se perderá. Una buena mamá conserva toda su dulzura, pero cuando es necesario se muestra intransigente pues sabe que las leyes universales no se modifican para él (si pone su dedito en el fuego o el hielo tendrá que asumir las consecuencias de las leyes físicas del calor o el frío).
La palabra mamá viene de madre y madre de Deméter, la diosa de griega de las cosechas que adoptó el nombre de Ceres en la cultura romana. Se la representaba como una mujer guapa y serena, de cabellos dorados, vestida con túnica azul y sentada con postura maternal. Personificaba tanto el arquetipo de madre como el instinto materno y era proveedora no sólo de alimentos sino de sustento espiritual.
Mamá nos quiere como somos, nos hace ver con claridad que somos dignos de amor y que la existencia nos ama, pero que tenemos que guardar las reglas del juego limpio para crecer y evolucionar con normalidad. "La Declaración de Sentimientos" se presentó en la primera Convención sobre los Derechos de las Mujeres y, desde entonces, hemos adquirido derechos y también obligaciones; nuestro sentido maternal nos dice que muchos males de la comunidad se remontan a la falta de cariño y de control que se han transmitido en la infancia, por eso creo que es importante volver a poner en valor la maternidad en el más amplio sentido del término y dar más importancia a lo esencial que a lo superflúo a la hora de enfocar nuestro papel de madres con sabiduría ancestral (razón y corazón).
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