Giacomo Rizzolatti descubrió que son una cierta clase de neuronas que se activan cuando un animal o persona desarrolla la misma actividad que está observando ejecutar por otro inidividuo congénere. Las neuronas imitan como "reflejando" la acción de otro; así, el observador está realizando la acción del observado, de ahí su nombre de "espejo".
Desempeñan un gran papel dentro de las capacidades cognitivas ligadas a la vida social, tales como la empatía (capacidad de ponerse en el lugar del otro) y la imitación
Desde cómo aprendemos a hablar o a escribir o a conducir, hasta por qué se remueve nuestro interior cuando vemos sufrimiento de otra persona o su felicidad, siempre están detrás las neuronas espejo.
Son como una red invisible que une a todos los seres humanos entre ellos, y con sus predecesores, al permitir la conexión entre las mentes y la transmisión de conocimiento y cultura mediante el aprendizaje.
Están situadas muy cerca a la zona del lenguaje, se activan desde el nacimiento y son la base de la capacidad innata de imitación sin la que sería imposible aprender...
Trato muy de cerca a niños y veo las enormes carencias que tienen en su educación, tanto en casa como en el colegio. Es el momento de pararse a reflexionar y reconducir una forma de llevar a cabo la educación que no da buenos resultados (ni internos ni externos). Los "educadores" deben sonreír y contagiar su sonrisa, pues ella es la precursora de la empatía. Además, deben mostrar entusiasmo por lo que enseñan para que su yo y el de los alumnos se fundan en uno solo. En un clima emocional seguro es fácil transmitir y aprender el optimismo. Hasta los 20 años se pueden desarrollar los lóbulos frontales, de forma que todo lo que se les active será muy beneficioso. Las explicaciones con gestos complementarios son más comprensibles. Hacerles sentirse importantes (porque lo son) afianza y potencia su autoestima. El formentarles el trabajo en colaboración favorece que se hagan seres sociales y no simplemente competitivos. Saberles escuchar y prestarles la máxima atención es el mejor regalo que pueden recibir.
Pero lo que considero fundamental a la hora de ser educador es "amar la profesión más bella del mundo, amar la vida, amar a sus alumnos y ser felíz" pues es lo primero que ellos van a "reflejar".
Eres el mejor ejemplo que conozco de lo que acabas de escribir. En los 25 años que llevamos compartiendo aulas, siempre has transmitido esa alegría de vivir. Gracias
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