martes, 6 de febrero de 2018

LA NEOTENIA

Cuando nos divertimos, cuando lo pasamos realmente bien, nuestro subconsciente se ve afectado por lo que la biología del desarrollo llama "neotenia", que no es otra cosa que la retención de ciertas caracterísitcas infantiles en la edad adulta.
Decía Friedrich Schiller que "el humano es humano completo cuando juega" y Eugenio d´Ors que "el ser humano integral trabaja y juega". En su origen, el arte y la ciencia no son más que "juegos serios", "juegos de mayores", lúdicos ejercicios de la imaginación creadora.

La vida humana no es sólo un fenómeno de utilidad y adaptación de ciertas formas, sino una metamorfosis evolutiva. Puede que, como decía Ortega y Gasset, todos los actos utilitarios y adaptativos, todo lo que es reacción a las premiosas necesidades, son una vida secundaria; la actividad original y primera de la vida es siempre espontánea, lujosa, de intención superflúa, es libre expansión de una energía preexistente.

La neotenia es, en definitiva, la capacidad permanente de aprender y de ser educado que jamás acaba y está muy relacionada con otra hormona, la "oxitocina", conocida como la hormona del amor y de la felicidad porque nos conecta con los demás, nos inyecta con esa fuerza que da forma al afecto, al amor en todas sus formas y matices. La producimos nosotros mismos, en el hipotálamo.


"Los sentimientos se gestan en la química del cerebro, no en el palacio del corazón. Ahí es donde se esconde la máquina más misteriosa a la vez que fascinante". La oxitocina no sólo nos pone en contacto con los otros, sino que favorece nuestros mecanismos psicológicos y emocionales que nos ayudan a conectar mejor con nosotros mismos, en busca de nuestro equilibrio interno.

La oxitocina es el motor que enciende y da forma a la empatía, la confianza, la amistad, la generosidad o el altruísmo. La gente que juega, que se divierte, que se relaciona sanamente con los demás, posee unas condiciones psicológicas que favorecen su trabajo; tienen un aire más alegre, se concentran mejor y son mucho más productivos que aquellos que llevan una vida gris, mediocre y rutinaria.

No es que hagamos una regresión al infantilismo, sino que la neotenia favorece mucho nuestra salud mental y nuestra creatividad. Si no jugamos, si no nos divertimos, el espíritu se mecaniza, las emociones se secan. El placer hace fácil lo difícil y jugando nos olvidamos de nosotros mismos y nos dedicamos a vivir en plenitud.

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