miércoles, 7 de marzo de 2018

LA VILLA DE LAS REINAS

En el libro de Christine de Pizan "El Tesoro de la Ciudad de las Damas", escrito en 1405, la autora pretendía dar consejos a las mujeres para mejorar su vida cotidiana y decía: "Pensé que multiplicaría esta obra difundiendo copias en el mundo entero, ofreciéndola a reinas, princesas y nobles para que - gracias al esfuerzo de esas honorables damas - circulara entre mujeres de toda condición".
Femme de Lettres sostenía a su familia con su trabajo, ella era el patrono de la nave y fue la primera mujer en la Historia que recibió dinero por lo que escribía. Defendía los derechos de las mujeres ante un sistema misógino. Proponía crear una ciudad-fortaleza imaginaria en el terreno más propicio: el campo de las letras. El ejemplo de las mejores serían sus cimientos, la tinta su argamasa y la inteligencia la azada. La tarea sería de todas las mujeres, haciendo un trabajo colectivo nacido de un compromiso en el que la razón guiara la construcción.

En el año 1210, el rey de Portugal Alfonso II, ofrecía a su esposa la reina Urraca de Borgoña, como regalo de boda, una villa creando así una tradición que terminó en el siglo XIX, cuando dejó de pertenecer al patrimonio real. Se la conocía como "A Vila das Rainhas" y todas ellas dejaron su huella de bondad, indulgencia y generosidad. Potenciaron sus cuidados, su belleza, sus conocimientos y sus fiestas y lograron convertirla en una fortaleza que guardaba preciosos tesoros.

No es extraño pues que, el 11 de diciembre del 2015, la Directora General de la UNESCO la incluyera en la red de ciudades creativas en calidad de "Villa Literaria". Al formar parte de esta red, la villa se comprometió a colaborar y desarrollar alianzas para promover la creatividad y las industrias culturales, a compartir prácticas idóneas, a reforzar la participación en la vida cultural y a integrar la cultura en sus planes de desarrollo económico y social.


Esta villa se llama Óbidos y está a unos 75 kilómetros al norte de Lisboa. Es blanca, brillante, luminosa y acogedora, habitada por poetas, músicos, artistas y escritores. Invita a perderse por sus calles adoquinadas y a disfrutar de las buganvillas que trepan por sus pequeñas casas. Se puede saborear la ginja, un licor de guindas en vasito de chocolate, o deleitarse en las diez librerías que se hallan distribuídas en los lugares más insospechados.
Sobre la colina, en lo más alto del pueblo, el castillo, convertido en el Palacio Real desde el siglo XVI, con increíbles vistas de la Laguna y del Acueducto (que mandó construir la reina Catalina de Austria). Actualmente está considerado como una de las "Siete Maravillas de Portugal" y es un hotel, Pousada do Castelo.

Me imagino que las reinas propietarias de la villa habrían estado felices al saber que una escritora como Cristine de Pizan hablase de una ciudad ideal tan parecida a la suya. Las mujeres del siglo XXI, estamos orgullosas de esa gran labor y tomamos la antorcha de nuestras predecesoras.

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