En 1585, Catalina Micaela (segunda hija de Felipe II) y su esposo el duque de Saboya llegaron a Italia y, en su paso hacia Turín, el nuevo matrimonio se detuvo en Génova, lugar en el que se produjo el encuentro con la pintora Sofonisba Anguissola. El duque le encargó un cuadro privado para regalar al rey español, su suegro, y ella se comprometió en el acto. Años más tarde (1591), Micaela fue a visitarla de nuevo y nada más verla, vestida de calle, quiso captar aquel momento.
Jamás había pintado un retrato como aquél, pues el afecto que le unía a la infanta (a la que había cuidado y educado en la corte española) facilitó que se liberase al máximo de protocolos estereotipados carentes de calor e intimidad. Dio al cuadro un aire veneciano (influenciada por Bárbara Longhi) con unos colores que le daban cierto exotismo, un poco oriental, del estilo de su admirado pintor cretense El Greco. Consiguió una composición en la que resaltaba una personalidad llena de vida, de mágica belleza, de dulzura y serenidad; de armonía y refinamiento...
Pero la fatalidad quiso que, a los pocos años, Catalina falleciera (en 1597). Sintió una tristeza tan enorme y el abatimiento de la noticia fue tan grande que, durante una larga temporada, le resultó imposible coger los pinceles.
A partir de los estudios de Carmen Bernis y María Kusche, cada vez son más quienes afirman que la autora de este cuadro es Sofonisba Anguissola. La retratada no era una desconocida, no vestía de armiño y su autor no era El Greco, sino que se trataba de la infanta Catalina Micaela con toga de mujer casada, prenda habitual entre las españolas de finales del siglo XVI. La capa se llama "bohemio" y está forrada de piel de lince, que apenas deja ver el traje del que sólo asoma un puño rizado.
En las cuentas reales consta que la infanta pedía a España (a su hermana Isabel Clara Eugenia) "ropas, vasquiñas y bohemios forrados en su parte delantera". El peinado se fue elevando hasta llegar a formar un copete, como el que luce la dama. Por otro lado, la obra se centra entre 1590 y 1597 y el Greco se fue de España en 1585; además, su pintura era mucho más suelta y pastosa que la que se aprecia en esta obra...
Actualmente forma parte de la Colección Stirling Maxwell de la Pollok House of Glasgow (Escocia).
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viernes, 22 de noviembre de 2019
jueves, 26 de junio de 2014
¡QUÉ TIEMPO TAN FELIZ!
Este es mi segundo libro de los 7 que compondrán la Colección EL ESCORIAL: LUZ Y ARTE. Se titula ¡Qué tiempo tan feliz! y en él me acerco, con respeto y admiración, a la figura de Felipe II y voy recorriendo, desde su concepción hasta que fue rey, las diferentes etapas de su vida. No lo hago de forma cronológica, sino que me voy centrando en los momentos que, según mi punto de vista, fueron gozosos para él y los que le rodeaban. Empiezo con su educación, sigo con su formación y concluyo cuando, alcanzada una enorme fortaleza de espíritu y no dejando de buscar el equilibrio entre la inteligencia y la sensibilidad, estaba preparado para llevar a cabo su obra magna: "El Monasterio de El Escorial".
A medida que profundizaba en su alma he averiguado que, como decía Boecio:"el que es virtuoso es sabio, el que es sabio es bueno y el que es bueno es feliz".
si lo queréis, os doy mi mail.
luzyarteamparo@gmail.com
A medida que profundizaba en su alma he averiguado que, como decía Boecio:"el que es virtuoso es sabio, el que es sabio es bueno y el que es bueno es feliz".
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