"La niñera voladora" que caía del cielo, volando con su paraguas, traída por el viento del Este y anunciando que se iría cuando el viento cambiase de dirección.
Tomaba sus decisiones y asumía sus responsabilidades, conduciendo siempre su vida como ella consdierase más adecuado.
Trataba todo lo que tuviese vida (personas, animales o cosas) con idéntica "politness" (amor, consideración y respeto) y su firmeza de carácter no estaba exenta de ternura; todo lo que ocurría a su alrededor desafiaba la lógica, por lo que se fue ganando, poco a poco, el afecto de todos.
La familia Banks necesitaba una niñera y la madre, siguiendo su magnífica intuición, elegió a Mary Poppins.
Lejos del personaje (un poco cursi y edulcorado) que ofrece Walt Disney en su película del mismo nombre, ella era presumida, contestona y bastante ególatra, pues su autora se escapaba de los tópicos de la literatura infantil y no pretendía ni concienciar ni dar lecciones, simplemente hacer buena literatura...
Pretendía crear un "mito" y lo consiguió.
Pero, ¿quién fue la creadora de Mary Poppins? Helen Lyndon Goff (1899) nació en Australia y empezó muy joven a escribir en la prensa local. Viajó, como actriz, con una Compañía Teatral por Australia y Nueva Zelanda y adoptó el nombre artístico de P.L.Travers. En 1924 llegó a la vieja Europa y fue a Irlanda (país en el que había nacido su padre); allí se codeó con los intelectuales de la época y se sensibilizó mucho con la mitología y el misticismo.
Bastante desencantada, decidió volver a Inglaterra en 1933 y al año siguiente (1934) publicó en Londres el primer libro de la serie titulado "Mary Poppins".
Mary Shepard fue la elegida por la autora para ilustrar sus doce episodios, escritos con palabras rimbombantes y sin narración lineal.
Cada uno de ellos contaba con diferentes protagonistas (a cual más extraños y divertidos) que acompañaban a los personajes centrales.
Con dominio del lenguaje, educaba al lector con gran habilidad, a través de un vocabulario limpio, cuidado, bien elegido (elegante), sin desdeñar el humor y haciendo guiños al folklore. Utilizaba multitud de modismos británicos y, sobre todo, el "metalenguaje" (hablaba con la misma naturalidad de lo que no se ve (lo intangible) como de lo que se ve (lo tangible)), algo frecuentemente utilizado en la literatura sajona.
"Practically perfect in every way" era su lema, es decir, había que tender a la perfección en todos los sentidos (en todos los aspectos de la vida).
Ella creó el personaje para que cada uno de nosotros encontrásemos nuestro propio significado en las fantásticas cosas que acontecían a su alrededor. Su mensaje es mucho más profundo de lo que puede parecer a simple vista.
Es posible que te inviten a tomar el té y, sin perder las buenas maneras, hacerlo volando unos metros por encima del suelo. La disciplina educa el conocimiento y la voluntad, lo cual nos protege a la hora de ir en la dirección correcta; el amor, nos llena de alegría, riqueza de experiencias y belleza y el conjunto de todo ello nos lleva a conocer la verdad y a ser libres.
¿No sería estupendo sacar la esencia de esta magnífica autora y ponerla en práctica? I think so!!
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domingo, 9 de octubre de 2016
MARY POPPINS
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sábado, 12 de marzo de 2016
EL ALCIÓN
Según el mito clásico (capitulo XI de Matamorfosis de Ovidio) "los días alciónicos" eran los siete días anteriores y los siete días posteriores al solsticio de invierno en los que Zeus ordenaba a los vientos que cesaran de soplar para que los alciones pudieran hacer sus nidos sin que la tempestad los arrastrara. En medio del invierno, tiempo de tormentas y tempestades, los vientos, durante unos días, se muestran clementes, dejan de soplar, y se hace la calma. Cuando las olas se serenan, permanecen quietas y sosegadas, el alción alza su vuelo y, aprovechando esa quietud, construye diestramente su nido, pone los huevos, y se prepara para hacer frente de nuevo a todas las tormentas.
El mito del alción, animal totémico de nuestro mundo, se muestra como la culminación de la interpretación activa, lúcida y humana del sosiego, y su vuelo como gesto que dibuja de forma poética el género literario en que el filosofo ensayista expresará su pensamiento. María Zambrano en su "Confesión" declaraba que lo que lo que diferencia a los géneros literarios unos de otros es la necesidad de la vida que les ha dado su origen. No se escribe por necesidades literarias sino por la necesidad que la vida tiene de expresarse.
Julián Marías eligió "el ensayo" por su serenidad, ajena a tormentas y modas, como el género literario más idóneo para expresar el pensamiento y, de suyo, contarse a sí mismo.
En 1956 el vuelo del alción logró plasmar de forma estética, casi poética, las bases de su labor filosófica, fruto del sosiego y la reflexión pausada, "alciónica".
Estimó lo estimable y digno de estima y desdeñó todo aquello que, por muy elogiado que fuese, era inoportuno. Su signo de identidad: vocación más compromiso.
A finales de los ochenta, el animal elegido como su signo de identidad en sus libros (logotipo) no podía ser el gusano de seda que saca el hilo de sí mismo; ni el avestruz que esconde su cabeza en la arena; ni el toro que sigue el trapo rojo y va donde el torero quiere que vaya... sino "el alción".
En los días alciónicos el filósofo debe ser el que hace la calma, se sosiega a sí mismo y procede serenamente en medio de la tormenta. En el fragor de cualquier hora busca su minuto alciónico. Quietud y sosiego como la estructura empírica imprescindible en la circunstancialidad del ensayista en acción. Montaigne decía: "yo mismo soy mis libros".
Una vez más mis maestros, las personas que están en mi vida guiándome y a los que acudo cuando hay momentos de cierto desaliento, sacan lo mejor de mí misma y me impulsan a seguir adelante. Son ejemplo de filosofía práctica, vital y gozosa que han llegado a dominar la "serenidad activa", motor de mi existencia...
El mito del alción, animal totémico de nuestro mundo, se muestra como la culminación de la interpretación activa, lúcida y humana del sosiego, y su vuelo como gesto que dibuja de forma poética el género literario en que el filosofo ensayista expresará su pensamiento. María Zambrano en su "Confesión" declaraba que lo que lo que diferencia a los géneros literarios unos de otros es la necesidad de la vida que les ha dado su origen. No se escribe por necesidades literarias sino por la necesidad que la vida tiene de expresarse.
Julián Marías eligió "el ensayo" por su serenidad, ajena a tormentas y modas, como el género literario más idóneo para expresar el pensamiento y, de suyo, contarse a sí mismo.
En 1956 el vuelo del alción logró plasmar de forma estética, casi poética, las bases de su labor filosófica, fruto del sosiego y la reflexión pausada, "alciónica".
Estimó lo estimable y digno de estima y desdeñó todo aquello que, por muy elogiado que fuese, era inoportuno. Su signo de identidad: vocación más compromiso.
A finales de los ochenta, el animal elegido como su signo de identidad en sus libros (logotipo) no podía ser el gusano de seda que saca el hilo de sí mismo; ni el avestruz que esconde su cabeza en la arena; ni el toro que sigue el trapo rojo y va donde el torero quiere que vaya... sino "el alción".
En los días alciónicos el filósofo debe ser el que hace la calma, se sosiega a sí mismo y procede serenamente en medio de la tormenta. En el fragor de cualquier hora busca su minuto alciónico. Quietud y sosiego como la estructura empírica imprescindible en la circunstancialidad del ensayista en acción. Montaigne decía: "yo mismo soy mis libros".
Una vez más mis maestros, las personas que están en mi vida guiándome y a los que acudo cuando hay momentos de cierto desaliento, sacan lo mejor de mí misma y me impulsan a seguir adelante. Son ejemplo de filosofía práctica, vital y gozosa que han llegado a dominar la "serenidad activa", motor de mi existencia...
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