viernes, 13 de enero de 2017

WATCHING THE ENGLISH

El carácter nacional de los ingleses está impregnado tanto por la superpoblación de la isla (65 millones) como por estar expuesta a todas horas a un clima desapacible y cambiante.
Kate Fox, en su libro "Watching the English", se pregunta por qué los británicos son "tan suyos"; ¿los escoces o galeses son más europeos? ¡en absoluto!
Sólo el 15 % del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte se sienten europeos y el 64 %  estrictamente británicos. Siempre se han considerado "otra cosa" y la grieta se ha ido ensanchando en los últimos años.
A Europa la ven como vecina y ellos, como vecinos, mantienen distancias. Sólo uno de cada cinco ingleses conoce por su nombre a los vecinos y tres de cada cinco no se presentan a nadie cuando cambian de barrio.
"Eludir la intrusión y la imposición" es parte del carácter inglés.

¿Los ingleses son humanos? El humor es uno de los tres reflejos básicos, junto a la moderación y la hipocresía, con el que combaten su "enfermedad social congénita", que se trata de una combinación de autismo y agorafobia, un malestar y una incompetencia en las situaciones sociales, una vergüenza y una rareza, una escasez emocional y falta de habilidad (destreza) general para tener una relación directa y franca con otros seres humanos.
¿Contrapunto?: valores (juego limpio, cortesía, modestia) y actitudes (emprismo, pesimismo y conciencia de clase). Ellos intentan ser corteses (jamás antipáticos), pero han perfeccionado la cortesía negativa, pues juzgan a los demás desde su óptica, piensan que todo el mundo comparte su deseo patológico de privacidad, van a lo suyo y, cortésmente, ignoran a los demás.
"Vive y deja vivir" es la versión británcia de la tolerancia (tanto en el ámbito privado como en el internacional). Por eso les cuesta comprender la necesidad imperiosa que tenemos los latinos de estar con los nuestros, de ser espontáneos, gritones, poco corteses y un poco arrogantes...
Quizá sean esas marcadas diferencias las que nos hagan tan atractivo el intercambio cultural; no somos opuestos, somos complementarios y eso es muy bueno a la hora de relacionarnos.
La visión de la autora es muy subjetiva y habría mucho que matizar, pero como lectura "urgente y simpatica" no está mal. Todo a favor de la mixtura entre los pueblos...

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