domingo, 22 de julio de 2018

SSIRIMIRI

Ssirimiri: "Fina cortina de lluvia que cala todos los rincones y almas de Donostia-San Sebastián propio de días grises y húmedos. Cubre la piel de una fina y fresca capa de su esencia: la alegría del sol, el estallido del mar y la tenacidad de la tierra".

En el año 2009 nacía, en la emblemática perfumería "Benegas", esta colonia compuesta por esencias cítricas (vitalidad y energía) con un pequeño toque de madera (clase y sencillez) que representaba la marca de la casa basada en la elegancia, el estilo y la sobriedad.

Francisco Benegas, podólogo, se fue a Londres a vivir durante algunos años. Al volver a San Sebastián, instaló una barbería de estilo inglés, que era frecuentada por la aristocracia y la alta burguesía. En el mismo local, destinaron un pequeño apartado de perfumería que era regentado por su mujer Justa Echevarría. Ella traía perfumes, que no se podían adquirir en España, directamente de París. Cincuenta años más tarde, les sucederían su hijo Luis M. Benegas y su esposa María Teresa Díaz de Guereñu, que aportó otra visión comercial a la perfumería. Sus hijas, Asunción y Charo, son las actuales propietarias. Obtenida la mejor formación profesional de estética, completaron sus conocimientos en Madrid y Barcelona, prescindieron ya de de la podología y barbería e instalaron cabinas de estética.

La Perfumería Benegas es el santuario olfativo de Donosti. Llevan cien años abiertos al público y es una de los dos perfumerías europeas que tiene a su servicio "Les Exclusives" de Chanel, creadas por Coco.También Guerlain, la casa madre de los perfumes, abierta en 1828, se encuentra allí. Pero el gran acierto fue recuperar su propia colonia, la colonia Benegas (tomillo, romero y lavanda con jazmín y azahar) que vendían a granel, de forma sutil y delicada. La típica fragancia aromática que nos recuerda a "la colonia de toda la vida"

Siempre han apostado por la calidad, la distinción y el exquisito trato al cliente. En plena Belle Époque, cuando San Sebastián era un balneario de gran fama, llegaron a ser proveedores de la Casa Real. Actualmente, se trata de un espacio moderno sin arriesgar su aura de tradición y manteniendo el cuidado impecable hasta en el menor detalle.

Y es que, el olfato es emocional. Todo lo que olemos se dirige finalmente a nuestro cerebro y allí va a una velocidad increíble; éste lo procesa y nos lo devuelve en forma de sensaciones que se transforman en emociones. Me encantan las personas que, fieles a una colonia, acaban consiguiendo su propia fragancia y dejan una suave estela por dónde pasan que nos revela su autenticidad...

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