Marie Gouze nació en Montauban (Francia) el 7 de mayo de 1748. Su padre, el marqués Jean-Jacques Lefranc de Pompignan, magistrado y escritor, tuvo una hija natural con una joven del pueblo, Olympe Mouisset, y jamás reconoció la peternidad de Marie. Vivió una infancia pobre y sin instrucción y el occitano fue su lengua materna. Desde muy pequeña idolatró a su padre y pensó que había heredado de él el talento para escribir. Destinada a una vida gris, mediocre y provinciana, pronto escogió un camino fuera de lo común en aquella época.
Con 18 años, se quedó viuda y era madre de un niño, Pierre Aubry. No quiso llamarse viuda de Aubry y se creó su propia identidad cambiando su nombre por el de Olympe de Gouges. Más tarde, rechazó casarse con un rico comerciante que les hubiera solucionado el tema económico a su hijo y a ella para toda la vida, pero ella pensaba que el matrimonio era "la tumba de la confianza y del amor" y prefería la inclinación natural y un contrato social entre un hombre y una mujer.
Después de fallecer su marido, se instaló con su hijo en París y sufrió la exclusión social por ser considerada como una occitana inculta, rebelde e imprudente que hablaba un pésimo francés. Sin embargo, ella quería valerse de la pluma para denunciar las injusticias que se cometían con los más desprotegidos. Cuando comenzó su carrera literaria, fue ayudada por amigas que redactaban lo que les contaba (je dicte avec mon âme et mon esprit) y luego pasó a escribirlo ella misma. Las denuncias tomaron diversas formas como piezas de teatro, panfletos políticos, carteles con los que inundaba la ciudad...
Tenaz autodidacta, se fue introduciendo en los medios políticos y se empezó a codear con la gente del bon ton. Luchó contra la esclavitud y a favor de que la mujer fuese considerada como el hombre. En 1791, redactó "La Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana", copiada de la de los Derechos del Hombre y del Ciudadano.
Pero su mayor atrevimiento fue asegurar que el no contar con la mujer había sido la causa de la desgracia y corrupción de los gobiernos. En su texto "Trois Urnes", acusaba a Marat y Robespierre de ser los artífices del Terror, por lo que fue guillotinada en 1793. Antes de morir dijo: "Lego mi corazón a la Patria y mi dignidad a los hombres que la necesiten, pero mi alma... a las mujeres, que jamás me han sido indiferentes".
Me pregunto por qué se sabe tan poco de una mujer tan importante que fue pionera en la asistencia social creando asilos, horfanatos, talleres públicos para gente sin trabajo, jurados públicos... Pero, sobre todo, para la libertad de la mujer, la libertad auténtica basada en derechos y obligaciones. Reclamó para todos los seres humanos el derecho a desarrollar su inteligencia y a poder morir dignamente, sin vergüenza.
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