Su verdadero nombre era Lucila Godoy, pero su seudónimo iba más con su esencia ya que el "Mistral" es el viento que azota los campos y barre las nubes.
Unos escondidos versos de su padre sirvieron para despertar en ella su pasión poética.
Su origen humilde la impidió estudiar magisterio, algo que suplió con su trabajo y entrega tanto a la enseñanza (sin títulos oficiales) como a la escritura. Colaboró como articulista en diversos periódicos y se dedicó a su vocación auténtica: la escritura.
Fue en 1914, al acabar la Segunda Guerra Mundial, cuando ella adoptó su seudónimo.
dame la mano y me amarás.
Como una sola flor seremos,
como una flor y nada más.
El mismo verso canteremos,
al mismo paso bailarás.
Como una espiga ondularemos,
como una espiga y nada más.
Te llamas Rosa y yo Esperanza,
pero tu nombre olvidarás,
porque seremos una danza
en la colina y nada más..."
He querido hacer mi pequeño homenaje a esta excelente mujer que obtuvo El Premio Nobel de Literatura en una fecha señalada, pues terminaba un periódo de seis años de barbarie y se volvía a la paz y al sentido común, a lo que ella contribuyó con su pluma y su vocación docente...
Todo lo que había ganado lo legó para alfabetizar y educar a los más necesitados. Fue coherente hasta el final de sus días.
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