Hay otra autora inglesa que también está muy sensibilizada con la personalidad, vida y obra de Jane Austen y que se llama Jennifer Forest.
Ha escrito dos libros realmente deliciosos que tratan de añadir conocimientos importantes a la hora de profundizar más y más en esta emblemática mujer cuya fuerza sigue con más vigencia que nunca.
El primero es Behind Jane Austen´s door (Detrás de la puerta de Jane Austen) y en él nos describe con todo el rigor y la profesionalidad de una persona cuya vida se desenvuelve entre museos y minuciosas investigaciones, una casa de la Regencia con todas sus peculiaridades y características.
De esa forma, nos podemos imaginar la forma de vida de una familia de la época con sus muebles, estancias, detalles, ornamentos, tapices, cocinas, cuartos de plancha y de labor, biblioteca o cuarto de música...
El otro libro, Jane Austen´s sewing box (La caja de costura de Jane Austen) es otra preciosidad en la que nos brinda la oportunidad, no sólo de conocer la forma de coser y de diseñar en aquél momento, sino la posibilidad de hacerlo nosotros mismos.
La mezcla de divulgación, gusto, elegancia y utilidad es algo que bordan los británicos y que yo admiro mucho. La posibilidad de llevar a cabo labores con nuestras propias manos es uno de los alicientes de esta "caja".
Coser es una forma de educación, un ritual doméstico y una técnica que se puede utilizar (conceptualmente) en cualquier obra bien hecha en la que todo comienza a unirse y a dialogar.
Jane introdujo el tema de la costura como una expresión particular de la creatividad de la mujer y afirmaba que la puntada bien dada (como el arte) es a la vez mágica y curativa...
El manejo de la aguja representa el de la pluma en manos de la escritora. Ella realiza, en el espacio sagrado, su tarea y sus dedos saben lo que tienen que hacer sin ninguna orden de la mente. Siente la agudeza de la aguja, cómo, al atravesar y desaparecer va o viene, dentro y fuera, cómo el hilo es fuerte, flexible, une los bordes... y todo ello en el silencio, el silencio que puede ser como una gota de agua en una mañana de verano, cuando el mundo entero está dentro de la lente de una gota de rocío... ella respira, cose, escucha...
No puedo evitar recordar la escena, narrada con frecuencia en sus biografías, de Jane que, sentada ante su escritorio, al oír el ruido de la puerta al abrirse, escondía papel y pluma para cambiarla por la tela, el hilo y la aguja...
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