"Nada te turbe, nada te espante, todo se pasa. Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza. Quien a Dios tiene nada le falta, sólo Dios basta".
Quiero recordar, en el quinto centenario de su nacimiento, a esta gran mujer que logró hacerse oír desde un convento de clausura y que llegó a ser la primera doctora de la Iglesia Católica.
Emprendedora, con un plan de empesa que consiguió llevar a cabo gracias a su valentía y determinación. Buscadora de conocimiento, buena oradora, sincera consigo misma y gran defensora de su autenticidad.
Está en plena actualidad y sus palabras nos llegan como un soplo de aire fresco. Fue la primera que se atrevió a crear un espacio físico real para la mujer y que basaba su vida en algo muy sencillo:
"Si deseas algo y no existe crealó".
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