domingo, 20 de enero de 2019

LA BÚSQUEDA DEL ÉXITO

A lo largo de mi vida he podido aprender que el "éxito" no es, ni más ni menos, que poder ser libre. Es verdad que el valor y las expectativas de logro influyen en nuestra vida: la alegría por conseguir un éxito es un placer que se disfruta de forma anticipada, pero también la emoción del apuro o el miedo al fracaso se sufren antes de tiempo. Las dos cosas nos motivan para esforzarnos y dirigir bien nuestra conducta, pero ¿cuál es el problema del éxito?

No sabemos qué es y sin embargo lo buscamos desesperadamente. He aprendido que si lo asocio al reconocimiento social puedo ser manipulada, chantajeada o coaccionada por cualquiera a cambio de ese "reconocimiento". También he descubierto que no debo asociar el éxito a hacer algo perfecto, pues la perfección es un concepto poco definido; es preferible que - haciendo las cosas cada vez mejor - tienda a la excelencia.

No persigo un éxito objetivo, sino lo que yo considero que es el éxito: procuro responderme con sinceridad y me lanzo hacia mi objetivo sin dejarme llevar por convicciones sociales que no me representan y con las que no me siento identificada en absoluto.

No pretendo ser perfecta, pero sí quiero ser cada vez mejor. Para ello, administro mi tiempo y utilizo todo mi potencial humano para gestionar la mediocridad y eliminarla de mi entorno con decisiones valientes. Como tengo mis propias motivaciones (jamás las de otros) no dejo de perseguir mis metas, sabiendo que la vida es un proceso y que no siempre son las mismas (dejo ir lo que no es para que pueda llegar lo que ahora es...).

Me defino lo que quiero, lo tengo claro, y hago lo posible por irme acercando cada vez más a ello sintiéndome competente y capaz de lograrlo. Cuando flaqueo, voy encontrando en el camino otras motivaciones temporales, con las que no contaba, que me permiten avanzar en la misma dirección.

Lo más importante es irme labrando una estructura firme de elementos que me permitan recalibrarme cuando las fuerzas disminuyan. Confirmo que lo que hago está bien, me recalibro y me tranquilizo dentro del contexto concreto del momento.

Conclusión: "todo en esta vida requiere un proceso y el verdadero éxito estriba en seguirlo sin desfallecer en busca de altos ideales".

No hay comentarios:

Publicar un comentario