sábado, 31 de octubre de 2015

ORPEN Y LAVERY

William Orpen (1878-1931) es un pintor irlandés que reflejó como nadie la esencia de la mujer irlandesa en sus magníficos retratos. He elegido éste, que se llama "The Angler" (La Pescadora) por su postura natural, firme, desenvuelta y con una mirada un poco irónica.

Su postura me transmite una paciencia expectante ante el proceso de autodefinición que su nación está tratando de conseguir. La caña de pescar es un símbolo pacífico, pero que se podría convertir en arma si fuera necesario. No va a dar ni un paso atrás en los logros que ha conseguido a base de siglos de esfuerzo, tesón, voluntad de hierro y humor. Porque lo mejor del carácter irlandés es su tono vital, lejos del melodrama y muy próximo a la alegría de vivir.

John Lavery (1856-1941) es otro pintor que tambíén conoce muy bien a las irlandesas y que refleja en ésta amazona el dominio y la habilidad de la mujer para mantener las riendas sin perder un átomo de feminidad.

Creo que en ambos cuadros podemos ver, con serenidad, que ya a mediados del XIX  y primera mitad del XX, la mujer irlandesa había llegado a un estado evolutivo que se había ganado a pulso. Muchas mujeres antes que ellas habían luchado sin descanso para superar el rol pasivo de subordinación que se las había asignado a través de los siglos.

Habían renunciado al silenciamiento verbal y corporal al que dieron lugar las políticas canónicas de represión nacional y habían formado parte activa en pos de la consecución de una Nación Irlandensa en la que se encontrasen incluídas y pudieran realizarse como ciudadanas.

El poder de sus voces ha ido transformando la realidad social, política y cultural y sus reivindicaciones se han ido incluyendo en el proceso de definición y redefinición en el que Irlanda continúa aún sumida.

Dark Rosaleen, Cathleen Ni Houlihan y Mother Ireland (los tres símbolos que la han representado) se han logrado fundir en uno solo logrando a la mujer total del siglo XXI: "doncella, madre y sabia". Por mucho que se haya intentado sofocar, su auténtica naturaleza ha salido a la luz, lo que nos demuestra que si se quiere, se puede...

miércoles, 28 de octubre de 2015

WILLIAM TREVOR

Nació en 1928 en el Condado de Cork (Irlanda) y estudió Historia. Fue escultor, profesor y un gran creador en la concepción y redacción de eslógans publicitarios; ya en 1965 se dedicó a escribir a tiempo completo.

La elegancia y el estilo se dan la mano en el irlandés más inglés de la historia. Su elegancia radica en que su estilo no es "bonito" pero vacío, sino que aúna el fondo y la forma de un modo natural y misterioso provocando en el lector una sensación de deleite total.

Domina el lenguaje como la jardinería (a la que se dedica en su preciosa casa de campo). No hace alarde de él y desdeña la ampulosidad tanto en el retrato exterior como en el interior; jamás utiliza cuatro palabras cuando puede utilizar una sola que defina la situación narrada. Le interesa la verdad desnuda de las cosas, una verdad habitualmente terrible de la que sabe extraer una melancólica y extraña poesía...

Me atrevo a asegurar que su novela "Verano y amor" (Salamandra) es una de las mejores del inicio del siglo XXI. Se trata de una historia de los años 50 o 60 del pasado siglo XX
que surge entre una joven huérfana casada con un granjero viudo y callado y un joven de clase media alta cuya familia está al borde de la ruina. Hay una sensación de pérdida en toda la novela, de un tiempo que pudo ser y no fue, de un amor que pudo haber tenido una oportunidad y no la tiene.

A pesar de la tristeza de muchos de sus personajes y la sensación de pérdida, no cae en el sentimentalismo ni en la tragedia, sino que es una novela luminosa repleta de momentos enternecedores, vibrantes, profundamente humanos y dignos. El autor eleva a sus personajes y nos hace enamorarnos de ellos, a pesar de sus renuncias, frustraciones y carencias.

Para mi gusto le sobran adjetivos (algo muy sajón) pero consigue en su conjunto una gran belleza literaria. En su obra se destila su talento y estilo y logra lo que pocos consiguen de verdad: "conmover al lector". Quizá se desprenda ese "agua hechizada" que dicen que sólo mana la literatura irlandesa...


miércoles, 21 de octubre de 2015

LA NIEBLA

Abandonas el lecho en el que transcurrieron tus últimas horas
enfundada en cálidos ropajes, sales al exterior.
Apenas si distingues un atisbo de luz, que va desmembrando un nuevo día.

Te envuelve una húmeda niebla, que te impide ver el horizonte.
Las farolas crean una atomósfera meláncolica de desdibujados perfiles.

El silencio embarga la quietud del momento
en la noche atormentada que lloró sus penas.

El sonido de tus pasos te sorprende
y sobresalta por igual.

El color gris se sumerge, ataviado de elegancia
en los infinitos rincones conocidos.

De las hojas se suspenden gotas
que poco a poco
van cayendo adormiladas.

Perezoso, todo pasa ante tus ojos
vivido en íntima y preciosa soledad.

No es la que nos duele, es un néctar dulce y desbordado
sereno en el proceso de mirar.

Esther de Andrés García

jueves, 1 de octubre de 2015

¡EN MARCHA!

Hoy, mi primer día del Curso 2015-2016, me pongo mis zapatitos rojos y ¡en marcha! Ha llegado el momento, después de las largas vacaciones, de empezar a llevar a cabo todos los planes y proyectos que tengo in mente pues mi estado anímico me predispone a "estar lista para actuar". Sé que me van a salir al paso un montón de retos y dificultades, pero también sé que cuento con la fe, la esperanza, la fortaleza y la compasión necesarias para vivir con coraje y determinación.


Mi terminología será constructiva y vitalista y procuraré no dejarme torpedear por palabras como aburrimiento, pasividad, insensibilidad, angustia, depresión, indiferencia, despersonalización... ¡no!, ya es hora de cambiar el chip y aportar ideas nuevas que lleguen al corazón, pues son las que de verdad nos despiertan.

Procuraré ser coherente entre lo que pienso, siento y hago pues sé que la incoherencia individual produce un estado de caos, confusión y conflicto. El mundo actual ha permitido que la incoherencia se propague como una pandemia y yo quiero probar si la coherencia produce el efecto contrario.

Dependemos unos de otros para nuestro bienestar emocional y físico. Un comentario negativo puede provocar un caos físico en nuestro cuerpo, mientas que uno positivo puede convertir el caos en armonía. Emociones como el amor, la compasión, la empatía y la alegría devuelven al cuerpo un estado de equilibrio conocido como "homeostasis" en el que se activan los mecanismos de autorreparación dando como resultado la sanación biológica. Está demostrado que, cuando una persona se siente bien, los que están alrededor también lo hacen pues ambas fisiologías se reflejan una en la otra. Es decir, mi felicidad puede sanar a otra persona igual que me sana a mí.

 Igual que un pensamiento viaja por internet y llega a millones de personas en cuestión de horas, la felicidad de una persona no tiene límites. Se multiplica exponencialmente como una infección benigna, creando orden en vez de desorden, unidad en vez de separación. No me veo como un individuo separado de los demás, sino formando parte de un todo y así mi visión de la vida es más completa.

Estoy absolutamente convencida de que lo que tememos y deseamos cambiar puede transformarse mediante la felicidad (el bienestar), desde los anhelos más simples a los más profundos... de forma que ¡allá vamos!